El número de personas en el mundo proyecta superar los 9 mil 700 millones de habitantes para el año 2050 y la consecuente demanda de alimentos que se estima crecerá un 60% para ese mismo año. Los insectos podrían ser una solución viable para su alimentación.
Celeste Ibarra-Herrera, investigadora que colabora con el proyecto insignia “Seguridad Alimentaria y Nutrición” que forma parte del núcleo de Investigación en Salud de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, lidera una propuesta innovadora.
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¿De qué se trata la propuesta?
Se trata del desarrollo de pan de caja fortificado con harina de insectos, principalmente de chapulín de milpa (Sphenarium purpurascens) y tenebrio molitor (escarabajo de harina).

Explicó que el proceso de fermentación de la harina de insectos, que se encuentra ya en vías de ser patentado, “es único en el mundo e incorpora el uso de un hongo comestible, el cual no sólo mejora la textura y sabor, sino que también aumenta el valor nutricional del producto final”.
¿Qué se busca con este pan?
La investigación se centra en el uso de los insectos que ya son aceptados por la población mexicana, además de ser fuentes alternativas de proteína.
Con la creación de estas nuevas recetas de pan buscan ofrecer una solución:
- Nutritiva
- Sostenible
- Y sensorialmente atractiva para combatir la crisis alimentaria
Explicó que para su producción se requiere un menor consumo de agua, tierra y alimento, presentando una alta eficiencia de conversión alimenticia, donde 2 kg de alimento pueden producir 1 kg de insecto comestible.
Su producción genera una menor emisión de gases de efecto invernadero en comparación con la ganadería tradicional.
«Mientras que para producir 1 kg de carne de res se necesitan aproximadamente 8 kg de alimento, los insectos logran la misma producción con solo 2 kg, liberando recursos valiosos como tierra y agua», apuntó Ibarra-Herrera.
¿Se producen fácilmente los insectos?
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) indican que:
“La producción de insectos comestibles como los chapulines genera entre un 50% y un 90% menos emisiones de gases de efecto invernadero, requiere hasta un 80% menos de agua y un 90% menos de tierra por kilogramo de proteína en comparación con la ganadería tradicional”.
Asimismo, señala el extraordinario perfil nutricional de insectos como los chapulines, ricos en:
- Proteínas de alta calidad
- Ácidos grasos esenciales
- Minerales clave como hierro y zinc, fibra dietética y compuestos bioactivos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias
¿Es una oportunidad para mejorar la alimentación diaria?
La investigadora del Tecnológico de Monterrey destaca que es:
“Una oportunidad concreta para que las personas mejoren su alimentación diaria de manera simple y accesible.
”Estamos trabajando para que, con el consumo de este pan, las personas tengan una fuente de proteína de alta calidad en comparación con un pan tradicional”.
La experta añade que además se incrementa significativamente la ingesta de:
- Hierro
- Zinc
- Fibra dietética
- Nutrientes críticos cuya deficiencia sigue afectando a millones de personas en México y en el mundo
¿Cuántas especies tiene México de insectos comestibles?
Celeste Ibarra-Herrera dijo que en México donde se consumen tradicionalmente insectos su consumo es limitado en ciertas áreas, entre éstos destacan:
- Chapulines
- Gusanos de maguey
- Jumiles
- Escamoles
Resalta que México alberga a más de 500 de las más de mil 600 especies de insectos comestibles reportadas a nivel mundial.
¿Qué resultados positivos se tienen de consumo de insectos?
La investigadora revela que, en pruebas sensoriales llevadas a cabo en el estado de Puebla, donde el consumo de chapulines tiene una tradición cultural arraigada, arrojaron resultados positivos.
El pan de caja fortificado con harina de chapulín demostró una alta aceptación en sabor, textura y apariencia entre los participantes.