Zacatecas recibe a Sheinbaum con cifras de seguridad y frijol a 27 pesos
David Monreal presume logros en seguridad y campo, mientras la presidenta Claudia Sheinbaum reafirma el segundo piso de la 4T entre ovaciones y dudas no resueltas.
Entre vítores de “Presidenta” y promesas de amor eterno, el gobernador de Zacatecas, David Monreal Ávila, desplegó una coreografía política cuidadosamente ensayada para recibir a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en tierras coloradas y de cantera.
El escenario fue una plaza rebosante de símbolos, discursos cargados de historia y cifras que apelaban al corazón del pueblo. Ese pueblo que, según se repitió una y otra vez, “ya no se equivoca”.
La transformación avanza en Zacatecas https://t.co/OrAGTB16jM
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) September 6, 2025
Para Sheinbaum, un recibimiento de plaza llena en Zacatecas
Desde el primer minuto, Monreal se mostró como un devoto de la 4T y de su nueva encarnación: el segundo piso.
Con voz templada afirmó que, en 11 meses de Sheinbaum, Zacatecas goza de más seguridad, menos pobreza, mejor infraestructura y más apoyo al campo.
Lo dijo con solemnidad, aunque la narrativa parecía buscar sepultar la sombra reciente del estado: violencia criminal, desapariciones y la persistente migración de su gente.
En medio del ritual político, el gobernador presumió una reducción histórica del 70% en homicidios dolosos. La presidenta, sin titubeos, confirmó el dato y felicitó a Monreal.
“No ha sido fácil”, reconoció Sheinbaum, “pero es un trabajo diario”. Faltó mencionar que apenas un año atrás Zacatecas encabezaba las listas de los estados más violentos.
La estadística, en este caso, opera como bálsamo político: si los números bajan, las heridas ya no sangran.
Cifras, promesas y silencios
Claudia Sheinbaum utilizó el micrófono con el tono de quien se sabe heredera de un movimiento que ha marcado época.
Repasó los principios de la 4T como quien recita una Constitución alterna: Primero los pobres; No puede haber gobierno rico con pueblo pobre; Con el pueblo todo, sin el pueblo nada.
Fue más allá: celebró que ahora “el Poder Judicial es electo por el pueblo”, una frase que merecería pie de página constitucional, pues el debate sobre la legitimidad de dicha reforma aún arde en foros académicos y en la oposición.
En su intervención, Sheinbaum trajo cifras para los aplausos y los hashtags: 13.5 millones de personas salieron de la pobreza durante el sexenio anterior, el salario mínimo subió 135%, el frijol se paga a 27 pesos el kilo, y más de 195 mil adultos mayores en Zacatecas reciben pensión.
Lo dijo con firmeza, con cadencia pastoral. La política social convertida en acto de fe.
Monreal, por su parte, insistió en que Zacatecas superó “la etapa negra del neoliberalismo”. No hubo espacio para la autocrítica: ni una línea sobre ejecuciones en Fresnillo, precariedad hospitalaria o violencia de género.
En cambio, abundaron las loas, incluyendo una inusitada analogía agrícola: “En 2006 abrimos el surco, en 2012 abonamos la lucha, en 2018 cosechamos y en 2024 mejoramos el fruto”. Como buen hombre de campo, Monreal sembró esperanza, aunque los baches en las carreteras aún exijan otra semilla.
El frijol, la fe y la duda
No faltaron referencias a los migrantes, “la mitad del pueblo zacatecano”. Según el gobernador, se sienten orgullosos del temple y sabiduría de Sheinbaum para defender la soberanía nacional y negociar con Estados Unidos.
El aplauso fue inevitable. Lo que no se dijo es que muchos de esos migrantes no pueden regresar porque temen por su seguridad en sus propios pueblos.
Al final, Monreal cerró su discurso entre lágrimas retóricas: “La queremos, bien mucho”. Y sí, en Zacatecas hubo una ovación sostenida, una plaza pintada de esperanza y una narrativa triunfal.
Pero más allá del evento, del frijol a buen precio y de los discursos hilvanados, persiste la pregunta de fondo: ¿puede una transformación consolidarse solo con aplausos y estadísticas?
La historia ha demostrado que incluso los discursos más hermosos necesitan calles pavimentadas, hospitales sin desabasto, maestros bien pagados y seguridad real.
Aunque Monreal y Sheinbaum coincidieron en el diagnóstico y la receta, la salud del paciente —Zacatecas— aún está en observación.
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