La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo admitió que el Gobierno federal no contaba con señales científicas, ni meteorológicas que permitieran anticipar la intensidad de las lluvias torrenciales que afectaron a cinco entidades del país la semana pasada.
Durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, la mandataria explicó que las autoridades habían emitido alertas por lluvias fuertes, pero no existían condiciones que hicieran prever el volumen extraordinario de precipitación que provocó desbordamientos, deslaves e inundaciones en Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí.
“En esta zona del país se alertó que iba a haber lluvias fuertes, pero fueron varios fenómenos los que se presentaron que generaron esta lluvia intensa que no se esperaba que fuera de esta magnitud. No había ninguna condición científica o meteorológica que pudiera indicarnos que iba a tener esta intensidad”, sostuvo.
Huracanes pueden predecirse
Sheinbaum comparó la situación con los huracanes y ciclones, cuya trayectoria puede seguirse con varios días de anticipación.
“Se hicieron alertamientos un día antes en distintos municipios, pero difícilmente se podía haber tenido conocimiento con mucho tiempo de anticipación, diferente a como ocurre con los ciclones o los huracanes”, explicó.
La presidenta indicó que su administración reforzará los sistemas de monitoreo y los protocolos de alerta temprana:
“Es muy importante que frente a esta situación tengamos todas las herramientas científicas necesarias para poder garantizar el alertamiento previo ahí en donde es posible”.
Coincidencia de cuatro sistemas meteorológicos
El secretario de Marina, almirante Raymundo Morales Ángeles, detalló que las lluvias se produjeron por la interacción simultánea de varios sistemas atmosféricos en el Pacífico, el Atlántico y el norte del país.
“El 8 de octubre (pasado) se identificó una situación muy compleja: del lado del Pacífico estaba la tormenta tropical Priscila, al suroeste de Los Cabos, y otra tormenta, Raymond, cerca del Golfo de Tehuantepec.
El fenómeno se agravó con un frente frío que descendía desde Texas, el cual se combinó con un frente cálido y formó una línea de vaguada que recorrió el centro y oriente del país.
“Eso provocó una gran cantidad de actividad atmosférica. Los ríos estaban ya en su nivel máximo de capacidad y los suelos saturados de humedad, lo que derivó en desbordamientos e inundaciones”, señaló Morales.
Aunque los sistemas pudieron identificarse, aclaró que no era posible calcular con precisión la cantidad de lluvia. “Identificar exactamente cuánta lluvia va a caer no es tan sencillo”, subrayó.
Refuerzo científico para el Pacífico y el Atlántico
Como parte de las acciones de prevención a futuro, la presidenta Sheinbaum anunció la creación de dos grupos de investigación científica —uno para el Pacífico y otro para el Atlántico— coordinados por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Secretaría de Marina.
“Estos grupos se encargarán de desarrollar nuevas herramientas de monitoreo y de instalar boyas en el Pacífico que permitan una detección más temprana de alteraciones meteorológicas”, adelantó.
Sheinbaum sostuvo que el objetivo de estas medidas es “fortalecer la capacidad de predicción del Estado mexicano y garantizar una reacción más oportuna frente a fenómenos extremos”.
“Queremos que México cuente con todas las condiciones científicas y tecnológicas para proteger la vida y el patrimonio de las familias ante el cambio climático y los eventos cada vez más intensos”, concluyó.
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