
En mi niñez, cuando seguía la Lucha Libre, había un famoso luchador llamado “Mil Máscaras”. Como hijo de un ministro evangélico, en casa había muchas Biblias y, como niñito asmático, me dijeron que “la palabra de Dios me sanaría”, me hice lector.
Leyendo la Biblia, entendí la omnipresencia de Dios; estaba en todas partes simultáneamente, pero invisible.
Como adulto interesado en la mitología, estudié el tratado de Joseph Campbell, “El héroe de las mil caras”, y aprendí a identificar la omnipresencia.
El domingo 14 de diciembre de 2025, en el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, durante una audiencia, el presidente Luis Abinader demostró tener omnipresencia divina.
El doctor Santiago Hazim, exdirector del Seguro Nacional de Salud (Senasa), acusado de un fraude gigantesco, es amigo de Abinader. El fiscal Wilson Camacho, lo designó Abinader. El abogado defensor de Hazim, Fernando Valerio, es abogado de Abinader.
El expediente no menciona a Abinader, pero el juez Rigoberto Sena dijo que Hazim “traicionó la confianza del presidente Luis Abinader”. A Sena lo designó el Consejo Nacional de la Magistratura, presidido por Abinader.
Fuera del Palacio de Justicia, dos grupos pedían prisión para Hazim. Uno era la “Antigua Orden Dominicana”, que hace coreografías bisagras, a favor y en contra de Abinader, fundada en 2014, cuando Abinader fundó el Partido Revolucionario Moderno (PRM). Y Santiago Matías (Alofoke), “amigo” de Abinader.
Afuera controlaba el director de la Policía Nacional, mayor general Ramón Antonio Guzmán Peralta, designado por Abinader.
Se asegura de controlar todo, pero la necesidad de tanta seguridad, demuestra que Abinader se siente bastante inseguro.
Abinader habita su cuerpo en la República Dominicana, mientras, en Nueva York, yo escribo sobre Abinader.
Como Dios, Abinader lo controla todo, sin ser responsable de nada, al contrario, es la gran víctima. La serpiente y Eva traicionaron la confianza de Dios, Hazim traicionó la de Abinader.
¿Entienden por qué afirmo que Abinader tiene omnipresencia divina? Meditando sobre todo esto, recuerdo a Silvio Rodríguez, “Ojalá que la Luna pueda salir sin ti”, Abinader.






