Cartas de un migrante
Desde los espacios virtuales entre California y México
Por Fernando Morán
Parte 2
A ntes de continuar con la historia, quiero hacer una pausa para hablar de lo que ocurre con los discos y las grabaciones. Han sido, durante décadas, el vehículo por el cual viaja la música, además de registrar la obra artística.
Antes del internet y las redes sociales, la circulación musical ocurría de forma casi artesanal. Desde distintos lugares del mundo se intercambiaban discos: algunos los transportaban personalmente; otros llegaban como productos importados en tiendas especializadas. También eran frecuentes las reediciones extranjeras de álbumes originalmente publicados en México u otras partes.
Algo similar ocurrió con el disco de Armando Rosas y la Camerata Rupestre: alguien me lo trajo desde México hasta California. Y, claro, lo compartí con un grupo de amigos que ya conocían varias de sus canciones. Fue igual con otros discos, pero éste, sin duda, fue el más popular.
Aclaro que todavía no se podían “quemar” discos, como se dice en lenguaje digital. Eran los días en que ya reinaba el compact disc, desplazando a los vinilos y a los casetes.
Curiosamente, a Armando Rosas le ocurrió algo muy parecido. Alguien le comentó que en Chile circulaban grabaciones piratas de su música. Rosas lo cuenta así:
“Me dijeron que habían encontrado mi música en formato pirata en Chile. Entonces, la idea original era ir a Chile, y le comenté a Modesto López.
–Oye –le dije–, fíjate que me dicen que están compartiendo en formato de casete canciones mías. Quiero darme una vuelta. No para demandarlos ni nada de eso. Al contrario, si tu música está rolando, es que hay interés. Puede haber un pequeño público que quiera ir a un concierto.Modesto me respondió:
–Déjamelo, yo lo investigo y lo organizo.Ya sabes que Modesto conoce gente en todo el mundo, sobre todo en Latinoamérica. A los pocos días me dijo:
–Mira, en Chile no hay mucho qué hacer. No encontré ningún lugar dispuesto a recibirnos ni pruebas de que tu música se esté rolando allá. Pero te propongo otra cosa: hagamos una gira por las ciudades más importantes de Argentina y Uruguay.

Así fue como surgieron esas giras. Fueron alrededor de ocho conciertos. Originalmente iba solo con mi guitarra, pero Modesto me dijo:
–Si tienes las partituras, podemos conseguir músicos allá en Argentina.
Y así fue. Consiguió grandes músicos. Uno de ellos –si no me equivoco– fue Patricio Villarejo, quien después se convirtió en director artístico de Charly García. También me presenté con el violinista Damián Bolotin. Sensacionales músicos, ambos. Me sorprendió mucho el nivel de ejecución y disfruté enormemente tocar con ellos.
“Modesto es muy astuto. Pasados unos meses de la gira, me dijo:
–Oye, Armando, ven a la oficina, quiero que escuches algo.Yo pensé: ‘¿Qué querrá ahora Modesto?’.
Cuando llegué, me puso una grabación. Le dije:
–Oye, ¡está bien grabado! ¿Cómo lo hicieron? Pensé que alguien lo había grabado con una grabadorcita.Me respondió:
–No, lo grabamos profesionalmente. No te dije nada para que no te pusieras nervioso ni sintieras presión. Quería que dieras una presentación natural, como cualquier otra.Así fue como editamos el disco Armando Rosas en vivo en Argentina, que salió muy padre. Aquí en México, en ese tiempo, yo no pagaba publicidad. Incluso hoy, sólo en conciertos importantes pago algo en radio. Pero en aquel entonces, ni soñarlo.
Y aún más sorprendente fue descubrir que el disco incluye el spot radial que anunciaba su presentación:
“¡Armando Rosas, por primera vez en Argentina!”
Fue mi primer spot de radio en la vida, y no fue en México, sino allá.

Este disco tiene además un valor especial porque en su segundo track incluye la canción inédita en ese tiempo: Goodbye Chicago, también de Armando Rosas, quien nos cuenta cómo surgió:
“La primera vez que fui a tocar a Estados Unidos fue en Chicago, al festival de Pilsen, que seguro tú conoces. Se llamaba entonces la Fiesta del Sol de Pilsen.
Me invitaron a presentarme ahí. El ingeniero de sonido, que también era músico, me propuso un viaje. Tenía un pequeño bote y recorrimos el río que atraviesa todo Chicago. Yo siempre he asumido que es el río Chicago, aunque no lo he constatado.
No pudimos salir a los Grandes Lagos por el mal clima, pero hicimos el recorrido nocturno. Ver el Opera House iluminado, todos esos edificios… Fue un viaje espectacular.
Me llenó de energía. Sentía que mi música me estaba llevando a otros lugares. Fue un momento muy inspirador.
Ahí nacieron las primeras líneas de Goodbye Chicago. Y si los amigos de Chicago están leyendo esto, que sepan que siempre pienso en ellos cuando canto esa canción.”
Esos dos viajes –al sur y al norte del continente– le dejaron a Armando Rosas experiencias que trascienden las giras y los discos. Son vivencias que nutren su obra y su voz como artista. Nos las ha compartido generosamente, y no son las únicas. En la siguiente entrega seguiremos relatando esta travesía musical.
Por ahora, los dejamos con el disco Armando Rosas en vivo en Argentina. Si lo escuchan por primera vez, les dejará un grato sabor musical. Y si ya lo conocen, vale la pena volver a él… como dicen los doctores: para tener una segunda opinión.
🎧 Escúchalo en las siguientes plataformas digitales:
-
YouTube: