¿Quién habrá diseñado la estrategia para que la presidenta Claudia Sheinbaum se autovictimizara y hasta haya recibido el respaldo de la Organización de las Naciones Unidas, (ONU) por el supuesto acoso del que fue objeto cuando caminaba por las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México?
Lo más probable es que haya sido ni más ni menos que el asesor “estrella” de la jefa del Ejecutivo, Jesús Ramírez Cuevas, que, entre otras funciones, administra a los “boots” del oficialismo y con eso supone que salva a Sheinbaum Pardo, que se encontraba en el “ojo del huracán” por el tema del asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo.
Cuestión de revisar su lenguaje corporal en su gustadísima “Mañanera del Pueblo” del lunes pasado en la que hizo denodados esfuerzos por contener las lágrimas de puro coraje: el rostro duro, pálida y lanzando insultos a los medios.
En cambio, una vez “purificada” y respaldada hasta por organismos internacionales, Sheinbaum luce sonriente y relajada, creyendo que con eso ya pasó la tormenta, colocándose en el lugar de la víctima estelar.
El segundo acto de este montaje es que saliera a las redes sociales ni más ni menos que la esposa de Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez, con todo y su frustrado intento de ser ciudadana española, para manifestar que “el ultraje a su persona e investidura como mujer que representa con dignidad y decoro a nuestro pueblo, ocurrido ayer, es reprobable y muy vergonzoso”. Y así, como para envolver más a Sheinbaum en el manto de la victimización, la ex no primera dama reconoció que la presidenta enfrenta a “buitres y halcones”.
Ayer, senadoras de la República de las diferentes bancadas, encabezadas por la presidenta de la Mesa Directiva, Laura Itzel Castillo, hicieron un pronunciamiento para condenar y respaldar a la presidenta Sheinbaum Pardo, ante la presunta agresión que sufrió en la Ciudad de México.
Destacaron que no hay autoridad ni investidura que pueda blindar a una mujer frente a la violencia simbólica y física que implica la apropiación de su cuerpo y que en los próximos días se reunirán con las Comisiones de Igualdad en todo el país, a fin de revisar las agendas legislativas y avanzar significativamente en la prevención, atención y sanción de todas las violencias que se ejercen contra las mujeres.
Las legisladoras concluyeron que se trató de un delito, pero no deja de llamar poderosamente la atención, y hasta preocupación, que un ciudadano de a pie logró traspasar los anillos de seguridad que protegen a la presidenta. Entonces, ¿qué se pueden esperar las demás mujeres que están tan expuestas y muy lejos de tener alguna mínima seguridad a su alrededor? Esto no viene más que a reforzar la tesis de que pudo haber sido un montaje.
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A QUIENES NO PUDO ENGAÑAR SHEINBAUM
No obstante, a los únicos que no pudo engañar la presidenta con la sesuda estrategia diseñada por su flamantísimo asesor es a quienes no están de acuerdo con esta errada y llamada Cuarta Transformación, ahora en su segundo piso.
Ahora nada más falta que la jefa del Ejecutivo se vuelva a lanzar, hasta con insultos, en contra de quienes no se tragaron la mentira del presunto acoso de un hombre que, con la mayor facilidad, pudo pasar el círculo de seguridad que rodea a la mandataria y ella ni cuenta se dio que la estaban toqueteando. Por eso, no debe de olvidarse lo ocurrido en Michoacán con el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, y la consecuente toma de protesta en su relevo de Grecia Quiroz, su esposa, que llegó al Congreso local “con el corazón destrozado”, como ella misma lo confesó.
Y tan no logró engañar la presidenta Sheinbaum a tanto “ingenuo” que la tarde-noche de ayer, por las redes sociales circuló la versión de que quien violentó a la mandataria pertenece a su equipo de seguridad, identificado porque hace unos días agredió al periodista Sergio Ocampo. ¡Qué tal!
MUNICIONES
*** Horas y horas pasaron discutiendo los diputados en lo particular el Presupuesto de Egresos 2026, pero al final todo pasó “sin cambiarle ni una coma”, como decía un clásico. La confrontación vino desde dos vertientes: la educación pública y el asesinato de Carlos Manzo, sin faltar, desde luego, el tema de cómo la presidenta castiga a la salud.






