Cartas de un Migrante
Desde el espacio aéreo entre Sacramento y Los Ángeles
Por Fernando Morán
E
l viaje de regreso, después de trabajar en Oroville y Chico, en el norte de California, se hizo por carretera hasta el aeropuerto de Sacramento. Ahí hubo que abordar un avión con destino a Burbank, ubicado en el área metropolitana de Los Ángeles.
Con la satisfacción de haber realizado un trabajo y conocer otros lugares, hice a un lado el cansancio. Decidí poner el ojo atento a las montañas que se veían desde el espacio aéreo. Aunque no traía un mapa a la mano ni el famoso GPS que me fuese dando una ubicación más precisa, buscaba encontrar el Cañón de los Gatos. ¿A qué se debía esta inquietud?
Sucede que el 28 de enero de 1948, en California, un avión proveniente de Oakland se estrelló en el condado de Fresno. El vuelo, con 32 pasajeros —de los cuales 28 eran mexicanos—, había sido contratado por la Migra (Immigration and Naturalization Service, actualmente conocida como el ICE) con el fin de deportarlos. El avión se dirigía a un centro de deportación en el condado de Imperial, al sur, cerca de Mexicali. El DC-3 cayó y se incendió en el Cañón Los Gatos.

Por ello, el compositor Woody Guthrie escribió un poema titulado “Plane Wreck at Los Gatos”. Años después, Martin Hoffman le puso la música y comenzó a popularizarse con el título “Deportees (Plane Wreck at Los Gatos)”, gracias a la interpretación de Pete Seeger. La canción fue grabada e interpretada por un gran número de artistas: Cisco Houston, Joan Baez, Bob Dylan, Willie Nelson, David Carradine, Bruce Springsteen, The Byrds, Johnny Cash, Dolly Parton, Los Super Seven y muchos más.
Esta es una canción en inglés con solo una frase en español: “Adiós mis amigos, Jesús y María”. En 2006, Roy Brown editó el disco “Que vaya bien”, en donde interpretó, junto a Tito Auger y Tao Rodríguez, esta canción en una versión en español. Años antes, El Teatro Campesino también interpretó esta canción en español con el nombre de El Deportado, incluida en el disco Huelga en General, editado en 1976. Esta canción es una adaptación de Daniel Valdez.
¿Pero qué fue lo que motivó a Woody Guthrie a escribir este poema? Creo que la razón fue que, cuando ocurrió este accidente, la prensa solo reportó el nombre de los integrantes de la tripulación que no eran mexicanos. Al no saber el nombre de los mexicanos, decidió nombrarlos como Juan, Rosalita, Jesús y María. Aquí está una traducción al español de la versión original.

Deportados
La cosecha ya está, se pudren los duraznos,
las naranjas en sus canastas están amontonadas.
Los regresan por avión a la frontera mexicana;
que paguen de nuevo si quieren cruzar.
El padre de mi padre vadeó ese río;
le quitaron todo el dinero que él trabajó.
Mis hermanos y hermanas trabajaron en los árboles frutales,
se montaron al camión hasta caer y morir.
Adiós a mi Juan, adiós, Rosalita,
adiós mis amigos, Jesús y María.
No tendrás tu nombre al viajar el aeroplano:
para ellos solo serás deportado.
Ilegales somos unos, y a otros no nos quieren.
Se acaba el contrato, hay que seguir:
son seiscientas millas a la frontera mexicana.
Nos persiguen cual ladrones que hay que acechar.
Morimos en sus montes, morimos en sus desiertos,
morimos sobre sus valles y sobre sus llanos,
morimos bajo sus árboles y matorrales;
en ambos lados del río, morimos igual.
El aeroplano prendió en fuego sobre el Cañón Los Gatos:
un bólido de luz conmovió nuestros montes.
¿Y estos amigos, cual hojas secas regados?
la radio comenta: “Solo son deportados”.
¿Es así que se labora en nuestros grandiosos huertos?
¿recoger de esta manera nuestro frutal
y caer como hojas secas, pudrirnos en la tierra?
y tu nombre será por siempre el deportado.

De los 28 pasajeros mexicanos que murieron en el accidente, todos eran jornaleros agrícolas. Algunos de ellos formaban parte del programa de braceros, mientras que otros eran inmigrantes indocumentados en proceso de deportación. Después de más de medio siglo desde que fueron enterrados en una fosa común en el cementerio de la Santa Cruz, en Fresno, algunas personas comenzaron con la búsqueda de los nombres. De igual manera, se celebró un Memorial el año pasado en el cual estuvieron familiares de 7 de las víctimas.
Al igual que el poema/canción, también se encuentra el libro titulado All They Will Call You (Camino del Sol), escrito por Tim Z. Hernández, en el que se relata el peor accidente aéreo que había ocurrido hasta ese tiempo en California. Tiene el propósito de reconstruir la historia y, a la vez, dignificar a los trabajadores mexicanos.

El camino del migrante es difícil desde que parte de su lugar de origen, cruzando montañas y desiertos, librando obstáculos de asaltos y secuestros. Espera el momento oportuno para cruzar y tener esa fortuna de llegar a un lugar donde espera trabajar y obtener un mejor nivel de vida. Los primeros meses y años son difíciles, en donde hay que pagar derecho de piso y donde también se les pasa factura dentro de sus mismos paisanos. Pero este sueño americano se puede derrumbar en un momento, como lo es ahora con las políticas migratorias, en donde incluso son separadas familias y no se les respetan sus derechos, amenazándolos y engañándolos en muchos casos. Al final de su deportación, están en la posibilidad de ser una víctima más, como lo fueron los trabajadores mexicanos hace ya 77 años.
Finalmente, no pude distinguir ni ubicar el lugar donde ocurrió este accidente. El tiempo transcurrió rápidamente y ya se anunciaba el aterrizaje. Espero algún día ir al lugar y ofrendar a los trabajadores mexicanos víctimas de quienes se creen dueños de territorios, y cuyos antepasados llegaron de lejanas tierras.
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