Adán Augusto y el VAR de la política
Si alguna vez dudamos de que el Congreso es un espectáculo, Adán Augusto López vino a confirmarlo. Esta semana, mientras comparecía el titular de la Secretaría de Hacienda, Édgar Amador Zamora, —una sesión que suele pasar de noche entre bostezos y posicionamientos alineados—, el senador decidió que había algo más importante que legislar: el fútbol.
El coordinador de la fracción parlamentaria de Morena no perdió detalles del partido de Champions League entre Barcelona vs PSG. No podría decir lo mismo de la comparecencia de Amador Zamora. Lo cacharon en el VAR y la imagen trascendió, de inmediato, en redes sociales.
Ahí estaba, como buen aficionado, con la vista fija en su pantalla. Pero no en la del tablero legislativo, sino en la de una tableta. No seguía una votación, no revisaba un dictamen. Estaba viendo un partido. Y no precisamente de política, aunque en ambas canchas el espectáculo sea igual de predecible.
Dicen que el fútbol es el opio del pueblo. Pues parece que también es el tranquilizante de la clase política. Adán Augusto, quien alguna vez fue llamado “el operador estrella” del presidente, hoy opera… pero el marcador del segundo tiempo. Porque entre curules, debates huecos y escaños vacíos, él eligió hacer algo realmente significativo: ver si su equipo metía gol.
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Uno pensaría que un exfuncionario de su talla sabría que hay cámaras, que hay medios, que hay una cosa llamada decoro. Pero no. Lo atraparon como a un estudiante en clase de matemáticas: con la tableta escondida y la atención en otro lado. La diferencia es que el estudiante no gana más de 100 mil pesos al mes por estar ahí.
Pero seamos justos: no fue el único. En ese Congreso donde se debaten reformas entre bostezos y selfies, el multitasking ya es deporte nacional. Legisladores que comen, chatean, graban TikToks o duermen mientras se vota el destino del país. Adán solo elevó la vara… o mejor dicho, el VAR.
Eso sí, hay que reconocerle coherencia. Mientras el país vive al ritmo del “no pasa nada”, él encarna la filosofía a la perfección. ¡Que se discute el Presupuesto! Bien, pero primero el segundo tiempo. ¡Que hay crisis energética! Luego vemos, está cobrando un penal. ¡Que la democracia se tambalea! Pues que espere, que estamos en tiempos de compensación.
Y así, entre goles y curules vacíos, la política mexicana confirma su vocación de reality show. Hay quienes hacen campaña en TikTok, otros bailan en mítines, y algunos —como Adán Augusto— meten gol en su propia portería institucional.
Dicen que el Congreso es la casa del pueblo. Pero si seguimos así, será mejor cambiarle el nombre por «Palco VIP del Estadio Nacional». Total, ya nadie se toma en serio lo que pasa ahí adentro.
En la conferencia mañanera, la presidenta Claudia Sheinbaum, al preguntarle si el hecho afectaba la imagen de Adán Augusto, dijo: “Ya no me voy a meter en eso” y que no le correspondía opinar sobre lo que él hacía.
Mientras el pueblo sigue el marcador, los políticos cambian de canal. Y Adán Augusto, fiel a su estilo, sigue viendo el partido… aunque hace rato que dejó de jugar por México.