Crisis de imagen: ¿cómo se limpia un uniforme manchado?
La detención de Hernán Bermúdez Requena, presunto líder de La Barredora, y quien fuera secretario de Seguridad en Tabasco, es un respiro para la Secretaría de Marina, por el escándalo del huachicol fiscal, y la atención se centrará, de nuevo, en Adán Augusto López Hernández, coordinador de Morena en el Senado de la República.
Al quedar en un segundo plano, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum tiene un margen de maniobra para restructura la estrategia de comunicación social, con el propósito de gestionar bien los daños y lograr que el impacto del huachicol fiscal no sea tan profundo en la confianza ciudadana en la Secretaría de Marina.
Hasta el momento, no hay encuestas públicas que muestren cuánto ha bajado la imagen de la Marina tras el escándalo, ni cómo ha variado en términos concretos de aprobación. Sin embargo, sí hay indicios en medios, análisis de expertos, y reacciones ciudadanas que permiten una lectura de cómo podría estar afectándose su reputación.
La institución goza de una reserva de confianza importante de la ciudadanía. En la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) que corresponden al segundo trimestre de 2025, realizada por el INEGI, en cuanto a la percepción de desempeño, el 87.5 % de la población considera “efectivo o muy efectivo” el desempeño de la Marina en la prevención y combate a la delincuencia. En ese mismo rubro, la Fuerza Aérea está en 84.0 %, el Ejército en 83.1 %.
Pero, como no hay datos comparativos específicos, no se puede concluir que no haya caída de confianza: podría estar ocurriendo de forma moderada, gradual, o en determinados sectores/geografías, sin que los datos globales la capten todavía.
En el ecosistema mediático, la imagen de la Marina ha sufrido un golpe en su reputación, especialmente en lo que tiene que ver con la percepción de transparencia e integridad.
Varias notas periodísticas señalan que la Marina era considerada casi sin tacha (“institución incorruptible”), y que este caso ha alterado esa percepción. Expertos en seguridad dicen que el caso podría ser la “punta del iceberg” de posibles corrupciones internas.
Destacan las críticas al nepotismo y conexiones familiares, por el hecho de que entre los presuntos responsables del huachicol fiscal se encuentren los sobrinos políticos del almirante Rafael Ojeda, titular de Marina en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lo que genera críticas fuertes, y eso tiende a generar percepción de favoritismo institucional.
Hay quienes afirman que este escándalo pone en evidencia que la institución no está exenta de corrupción como muchos creían.
Desde que surgió el tema, la presidenta Sheinbaum tiene el compromiso de limpiar la imagen pública de la Secretaría. Se ha esforzado en distanciar a la institución de los involucrados corruptos. Ha señalado que los involucrados son pocos (“uno, dos o tres elementos”) y que su existencia, lamentable como es, fortalece a la Marina porque evidencia que la institución misma colabora y que se sancionan casos aislados.
En su narrativa, la mandataria tiene como propósito mostrar transparencia. Al reconocer la existencia del caso, al permitir que se investigue y que se haga público el proceso, se busca contrarrestar la percepción de encubrimiento. Sheinbaum ha dicho que la Secretaría de Marina está colaborando con la Fiscalía General de la República en las indagatorias del huachicol fiscal. Ha destacado que el almirante Rafael Ojeda presentó denuncias ante la FGR sobre irregularidades.
También busca fortalecer la institucionalidad. Al subrayar que la Marina ha actuado, ha denunciado, ha colaborado, se refuerza la idea de que es una institución seria que respeta el Estado de derecho, lo que puede amortiguar el impacto en su reputación. .
Finalmente, Claudia Sheinbaum ha insistido en su compromiso con la rendición de cuentas: El discurso de “cero impunidad” apunta a que nadie está por encima de la ley, lo que puede generar confianza pública de que los responsables serán sancionados, sin importar su cercanía con altos mandos.
Era de esperarse la detención de Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad de Tabasco y presunto líder de La Barredora. Ahora se verá si la presidenta Sheinbaum ya tenía una estrategia de comunicación para hacer frente a este caso o, como suele suceder, va a recurrir a la improvisación y las ocurrencias.