Desde temprana hora se fueron ocupando ayer las inmediaciones del Congreso de la Ciudad de México, porque desde la víspera del I Informe de la jefa de Gobierno capitalino, Clara Brugada Molina, se comentaba en los corrillos políticos que iría ni más ni menos que la presidenta Claudia Sheinbaum; pero no ocurrió así y en su lugar el que llegó fue el secretario del Trabajo, Marath Bolaños, quien por cierto se dice que pese a su bajo perfil, ya está con algo más que un pie en otro de los muchos huracanes que se ciernen en el partido Morena. ¿Será?
Haciendo un ejercicio de imaginación y en el remotísimo caso de que la jefa del Ejecutivo federal se hubiera presentado en el evento, ello hubiera representado un respaldo hacia Brugada Molina; y no sólo en los círculos políticos del partido Morena es bien sabido que la distancia entre la funcionaria capitalina y su jefa es cada vez más larga y abismal. Sabedorea de eso, la señora Brugada subrayó que, aunque quieran dividirlas a ella y a su jefa, “somos un solo proyecto”. Otra vez, ¿será?
Quizás dentro del propio círculo de la jefa del Gobierno capitalino se sembró la especie de que la presidenta estaría presente ayer en Donceles, pero hay que advertir que verlas juntas hubiera implicado enviar una señal al confrontado y cada vez más desgastado morenismo.
Aunque no por ello, la jefa de gobierno dejó de echarle su porra a la presidenta, al señalar que, de parte de su jefa, recibió “una ciudad en marcha y la esperanza viva que se desarrolló bajo el lliderazgo y la visión de la doctora Claudia Shienbaum”.
Así que Clara Brugada se tuvo que conformar con la presencia de un casi invisible secretario del Trabajo, pero en cambio tomó la tribuna para pronunciar un discurso de alrededor de una hora en el que pintó a la Ciudad de México como la maravilla de esta errada y llamada Cuarta Transformación, ahora en su segundo piso. Como acostumbran los del oficialismo, tapando sus muchos errores u omisiones con palabrería.
KILOMÉTRICO DISCURSO DE BRUGADA
En general, el kilométrico discurso de Brugada Molina fue un compendio de todo lo que va a hacer, o sea, a futuro, no ahorita que hay cosas que sin duda son muy urgentes para los capitalinos.
En una parte de su alocución, no pudo evitar “curarse en salud” y tratar de seguir la máxima de la austeridad en el gobierno que, por cierto, ya se olvidó. Con todo y ello, la jefa de Gobierno presumió que en su administración “no hay nepotismo y no se hacen negocios con el dinero de la gente”.
Aquí habría que recordarle que, si bien no omitió la tragedia del Puente de la Concordia por la explosión de una pipa, hecho que acaba de cumplir un mes, convenientemente omitió hablar sobre su grandiosa idea de “pasar la charola” entre la sociedad de la CDMX para recolectar fondos -según ella- para apoyar a los afectados y a sus familiares y como la tundieron por las redes sociales, optó por guardar silencio.
Tampoco se refirió a la verdadera causa de que la pipa de gas regara la muerte por el Puente de la Concordia. La conveniente muerte (para el gobierno capitalino) del chofer de la pipa vino “como anillo” al dedo a la Fiscalía de la CDMX, que encabeza Bertha Alcalde, para sostener la hipótesis de que el accidente no había sido producto de los baches que hay en la alcaldía que Brugada gobernó en el pasado, sino por un supuesto exceso de velocidad, cuando en los videos de lugares cercanos a donde se registró la tragedia no hay tal exceso de velocidad.
MUNICIONES
*** De los invitados al magno evento de Clara Brugada se apersonaron: el secretario de Educación Pública, Mario Martín Delgado, quien también tiene lo suyo como para estar en el alambre; la consejera Jurídica de la Presidencia, Ernestina Godoy; la presidenta del Senado de la República, Laura Itzel Castillo. No podía faltar la errática y mal llamada “ministra del pueblo”, Lenia Batres, así como Irving Espinoza y María Estela Ríos, así como la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez. Se presentó también la flamante dirigente de Morena, Luisa María Alcalde, sin decir nada de los baches y el exvocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas. Como puede apreciarse, pura finísima persona. Una pregunta que no dejaron de hacerse, incluso, muchos de los presentes, es como para qué Brugada Molina quiso imitar la ceremonia que se armó el flamante presidente de la Suprema Corte de Justicia del Acordeón (¡¡perdon!!) de la Nación, Hugo Aguilar, y recibió el bastón de mando de parte, supuestamente, de representantes de los pueblos originarios.
*** Por cierto, quien de muy fea forma enseñó el cobre fue Christian Daza, segundo de a bordo del área de Comunicación Social del Congreso capitalino, quien con tal de cubrir a la crema y nata de lo que se conoce también como chairismo, con la punta del pie trató a los reporteros que asistieron a cubrir el evento. En varias ocasiones gritó el señor Daza que se trataba de un acto reservado sólo para el oficialismo y de plano, como cadenero de antro, de manera hasta rabiosa impuso su filtro. Qué pronto se le olvidan las cosas.