
¡Qué nervios!, eso es lo que ha de sentir la presidenta Claudia Sheinbaum por todo lo que se le viene este fin de semana. De entrada, en su gustadísima “Mañanera del Pueblo”, ya avisó que ayer viajó, en una aeronave de la Sedena, a Washington para estar presente en el Sorteo Final de la FIFA, de cara al Mundial de Futbol de 2026.
Pero en el fondo, más allá de lo que implica ese magno evento para el que quién sabe qué tan preparado esté México en cuanto a infraestructura, está que por fin se dará la reunión, -breve, eso sí-, entre la presidenta de México y el de Estados Unidos, Donald Trump, quien un día sí y al otro también lanza baldes de agua helada al mundo como una demostración de su poder.
Desde luego que Sheinbaum Pardo tiene previsto también un encuentro con el primer ministro de Canadá, Mark Karney, pero eso, de alguna manera, pasa a un segundo plano, aunque no hay que soslayar que el tema entre Estados Unidos, Canadá y México es el T-MEC, sí, ese que dice Trump que va a desecharlo para cambiarlo por otro muy a su conveniencia.
Aquí, el centro de atención es cómo va a tratar el inquilino de la Casa Blanca a su homóloga mexicana, porque no es lo mismo las llamadas telefónicas entre uno y otra que estar frente a frente. Y si cuando se han comunicado telefónicamente, Trump primero se deshace en halagos hacia Sheinbaum calificándola de “wonderfull woman”, para inmediatamente después, aventar la piedra y decir cosas como que el gobierno de México le tiene pánico a los narcotraficantes, ¿qué puede esperarse cuando la presidenta Sheinbaum y el poderoso inquilino de la Casa Blanca conversen de manera personal?
Tampoco hay que soslayar la manera que tiene el mandatario estadunidense de tratar a las mujeres, a las que desdeña y hace menos, entonces, ¿por unos breves minutos hará lo mismo con la jefa del Ejecutivo mexicano? A lo mejor Sheinbaum regresa con “la cola entre las patas”.
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Festejar lo infestejable
Lo más probable es que esa incómoda sensación se le quite a la presidenta porque tiene que estar de regreso en México lo más pronto posible para encabezar el magno festejo que tendrá el sábado en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, que se da como respuesta a la Marcha a la que convocó la Generación Z el 15 de noviembre pasado y para celebrar cosas que solo existen en la mente de la mandataria, de sus seguidores y, en general, de esta errada y llamada cuarta transformación, ahora en su segundo piso, porque el país se encuentra con un pie en el barranco.
Aun así, en lo que bien puede considerarse un ejercicio de soberbia, Claudia Sheinbaum convocó al señalar: “Estamos cerrando el 2025 con siete años de transformación, siete años de conquistas. El pueblo de México está más consciente que nunca”.
En base a lo anterior, puede concluirse que la reaparición, hace casi una semana, de Andrés Manuel López Obrador, no le cayó nada mal a la presidenta y de ninguna manera se trató de una casualidad.
No podía faltar además y muy al estilo del de Macuspana, que su pupila arremetiera en contra de los malosos de la oposición:
“Este último mes hemos vivido una andanada de campañas en contra de lo que representamos. Han inventado una cantidad de cosas tremendas, y todo porque somos un movimiento que hoy está en el poder y que no nos separamos del pueblo”.
Pues por los “logros” conseguidos por esta errada y llamada cuarta transformación ahora en su segundo piso, el festejo tendría que ser muy particular, muy en “petite” comité, porque con el madruguete de la designación de la flamante Ernestina Godoy Ramos como Fiscal (carnala) General de la República, el coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto López Hernández se siente mucho más aliviado en lo que se refiere a sus presuntos vínculos con la Barredora; lo que espera es que a su expediente se le dé el adecuado carpetazo y en eso, precisamente, consiste la mejor coordinación de la que tanto alardea Sheinbaum que habrá entre Palacio Nacional y la FGR, con la primera mujer al frente de esta dependencia.
No se debe soslayar que el oficialismo emprenderá una andanada, una “cacería de brujas” en contra de la oposición, valiéndose de la Fiscalía como instrumento de presión y persecución. ¿Qué pasará?






