Por Luis Carlos Rodríguez
Este 2 de junio podrán votar más de 98 millones de mexicanos, por lo menos esos son los que están inscritos en la Lista Nominal del INE, entre ellos más de 70 mil personas detenidas o presas, pero hay una cifra negra, de casi 400 mil que no tendrán ese derecho por una sencilla razón. Están huyendo del crimen.
Son los desplazados por la violencia que ya dejaron sus casas, sus ranchos, pueblos, municipios, estados e incluso el país porque sus familiares, sus padres, sus hijos fueron asesinados por los cárteles, por los sicarios, por lo que ahora viven escondidos en otras entidades o en el extranjero.
De ellos nadie habla. El INE y el presidente presumen el voto para presidiarios. Para las víctimas no hay seguridad, justicia y mucho menos sufragio, no existen para el Estado mexicano, mucho menos para las autoridades electorales.
Ese éxodo de casi 400 mil es en las últimas dos décadas, pero en el sexenio de los abrazos a los delincuentes se incrementó la cifra de michoacanos, guerrerenses, guanajuatenses, chiapanecos, jaliscienses y de prácticamente toda la geografía nacional, que huyeron para preservar la vida.
Muchos albergues en Tijuana que hasta hace tres años eran refugio para migrantes centroamericanos, haitianos y sudamericanos, hoy son el escondite de miles de mexicanos víctimas de la violencia, de la impunidad, de los abrazos a los delincuentes.
De acuerdo con activistas en Baja California Norte, tan sólo en Tijuana hay 30 mil mexicanos que huyeron de sus comunidades. Están en espera de asilo en Estados Unidos y escondidos en casas de familiares, de amigos y en los propios albergues.
Asimismo, se calcula que la tercera parte de quienes buscan cruzar como migrantes a Estados Unidos en realidad son desplazados mexicanos. Es decir, no son personas que buscan empleo, mejorar su situación económica en aquel país, sino simplemente sobrevivir.
Incluso, un porcentaje importante huyó de sus pueblos por pretender ser candidatos, por buscar la reelección como alcaldes o simplemente por militar en un partido que no es el que apoyan los grupos delictivos del lugar. Ellos, esos cientos de miles, son los ciudadanos que no existen para el Estado, para el gobierno, ni para el INE. Más derechos tienen los presos. Tal Cual.