Por Luis Carlos Rodríguez
El presidente Andrés Manuel López Obrador presume todas las mañanas de que se reúne con su gabinete de seguridad nacional para estar al tanto de todo lo que ocurre en el país, pero ni la Sedena ni la Marina ni la FGR ni la Guardia Nacional ni los órganos de inteligencia decían saben nada del traslado de Ismael “El Mayo” Zambada a Estados Unidos.
También ha dicho que en el antiguo régimen nada ocurría sin en el conocimiento de los entonces presidentes en turno, tanto del PRI como del PAN. ¿hora no ocurre así?
El tabasqueño a lo largo de casi seis años, todos los días hábiles de la semana, utiliza de dos o tres horas de las conferencias mañaneras para exponer la situación del país, hablar de los temas que le interesan, criticar a sus opositores y en las últimas dos semanas exigir, a veces suplicar a Estados Unidos, un informe sobre la captura de Ismael “El Mayo” Zambada.
Durante su última participación del viernes 9 de agosto, López Obrador habló de un avión clonado, cuestionó a Estados Unidos el destino e identidad del piloto que llevó a “El Mayo” a ese país y la posible intervención de elementos de la DEA o de otra agencia en el traslado del narcotraficante y del hijo de “El Chapo” Guzmán.
Fue tanta su insistencia, que el viernes el embajador estadunidense, Ken Salazar, horas después, en una versión muy diplomática de quién es quién en las mentiras, respondió una a una las preguntas del presidente.
Aclaró que no intervinieron agentes de ese país, que ni el piloto ni el avión son de esa nación, le dio la ruta del vuelo, que a “El Mayo” lo llevó el hijo de “El Chapo” contra su voluntad y le aclaró que toda esa información fue compartida con la FGR.
Y entonces, ¿cuál era el motivo de la insistencia desde Palacio Nacional? ¿Tendrá fines electorales extraterritoriales para hacer el trabajo sucio a la campaña de Donald Trump y golpetear a Joe Biden y, de paso, a la candidata demócrata Kamala Harris?
Lo cierto es que, como dicen los clásicos, al gobierno mexicano le salió el tiro por la culata con la carta que envió “El Mayo” Zambada, donde revela que el día de su captura y traslado a Estados Unidos se reuniría con el gobernador morenista por Sinaloa y uno de los políticos más cercanos a López Obrador, Rubén Rocha Moya.
Seguramente vendrán los deslindes, la defensa presidencial al amigo que lo llevó por lo menos cinco veces a conocer su tierra y la del Cártel de Sinaloa, Badiraguato. Ya la pregunta no debería ser ¿quién es el piloto?, sino ¿por qué un gobernador se reuniría o conoce personalmente al jefe del cártel de drogas más importante del mundo? o ¿por qué “El Mayo” habla con tanta familiaridad de este tipo de encuentros?
En Palacio Nacional le debió caer como agua fría la carta de “El Mayo” que salpicó de muchas sospechas lo que desde hace seis años se dice de las relaciones peligrosas de destacados morenistas y políticos de primer nivel de la 4T con el narcotráfico. Pedían, exigían el nombre de un piloto y les dieron a un gobernador. Tal Cual.