Si hay algo que nunca pasa de moda, son sin duda las gorras. Pero no hablamos de cualquier gorra, sino de esas piezas que llevan historia y estilo en cada costura.
Una gorra no es sólo algo que usas cuando no te peinas o cuando el sol está muy intenso. Sabemos que es un símbolo, una parte de la identidad que lo dice todo sin hablar.
Mitchell & Ness lo sabe mejor que nadie: sus gorras no son solo tela y bordados, son piezas llenas de cultura, memoria y mucho estilo.
Cuatro razones por las que una buena gorra trasciende las barreras de ser un accesorio:
Son un puente entre generaciones
Una gorra clásica como la de los Chicago Bulls no es solo moda, es un recuerdo que trae consigo nostalgia. Los padres que crecieron viendo a Jordan se la ponen, y sus hijos la adoptan porque «está cool». Es una gorra que, sin duda, genera conexión. Además, la puedes combinar con unos jeans rotos, al igual que con un oversize de lujo.

Son arte puro
El diseño de una gorra no es casualidad: los colores, los logos, incluso la forma de las letras están pensados para algo. La gorra púrpura de los Charlotte Hornets, por ejemplo, es puro pop art de los 90. Su morado eléctrico, verde menta y el logo de la abeja representa la explosión de color de los 90, bastante atrevido para una época de puros tonos neutros.
Definen tu personalidad
Desde los skaters hasta los sneakerheads, las gorras siempre han sido un código. En los 90, si usabas una de los Raiders, eras parte de los que les gustaba el hip-hop. Hoy, siguen funcionando como un símbolo entre quienes conocen del tema.
Guardan historias
Cada gorra viene con un pasado, ya sea un campeonato, una ciudad o una leyenda deportiva, pero también se adapta a tu propia historia. La misma gorra que usó un fan en los 80 puede ser hoy el estilo de alguien en México o en cualquier parte del mundo.
En resumen, la gorra no sirve para cubrirte la cabeza, sino que se trata de expresar algo sin decir una palabra y de conectar con otros a través de un diseño.






