¿Sabías que la salud del intestino puede estar afectando todo tu cuerpo? La microbiota intestinal —ese conjunto de billones de bacterias que habitan en el sistema digestivo— es como un ecosistema: cuando está equilibrado, mejora tu energía, fortalece tu inmunidad y mantiene tu bienestar general. Pero cuando se altera, los efectos se sienten desde la digestión hasta el estado de ánimo.
Hoy, gracias a la nutrigenómica y la epigenética, sabemos que lo que comemos puede “encender” o “apagar” genes relacionados con la energía, la inflamación y la longevidad. Estas ciencias nos permiten ir más allá de tratar síntomas: nos invitan a renacer desde dentro, rejuveneciendo y previniendo enfermedades a través de una nutrición inteligente.
El enemigo silencioso: el azúcar
El azúcar no solo perjudica el peso o los dientes. También altera profundamente la microbiota. Este ingrediente alimenta a las bacterias dañinas, que desplazan a las saludables y generan inflamación, gases, digestiones pesadas y hasta bajones de energía. Un dato impactante: una dieta alta en azúcar puede desequilibrar tu microbiota en tan solo 24 horas. Tip práctico: reduce los azúcares añadidos y elige frutas frescas como fuente de dulzura natural.
Falta de fibra: el sabotaje invisible
La fibra es el alimento favorito de las bacterias buenas. Es esencial para que las bacterias probióticas se mantengan activas y cumplan su papel en la digestión y la defensa inmunológica. Sin embargo, la mayoría de las personas consume menos del 50% de la fibra diaria recomendada. Solución práctica:incluye en la dieta alimentos ricos en fibra como avena, legumbres, semillas de chía y vegetales en cada comida. Alimentar las bacterias buenas es fortalecer la salud desde adentro.
Antibióticos: solución momentánea, daño duradero
Aunque los antibióticos son una herramienta valiosa en la medicina moderna, su uso indebido puede pasar factura. Estos medicamentos eliminan tanto las bacterias malas como las buenas, dejando a tu microbiota debilitada. Después de un tratamiento con antibióticos, la microbiota puede tardar meses en recuperarse completamente. Recomendación: usa antibióticos solo cuando sea estrictamente necesario y, si los tomas, complementa con probióticos bajo supervisión profesional.
El intestino como clave de absorción
La buena absorción de nutrientes depende de una microbiota equilibrada. Si no está sana, los alimentos no se aprovechan correctamente y el organismo envejece más rápido. Señales como digestiones pesadas, restos de comida en las heces o sensibilidad a ciertos alimentos pueden ser indicadores de un intestino debilitado. Combinaciones inteligentes: espinaca con aceite de oliva mejora la absorción de vitaminas liposolubles, y cúrcuma con pimienta negra aumenta la biodisponibilidad de la curcumina.
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La buena noticia: puedes comenzar hoy mismo. Pequeños cambios en tu alimentación —como reducir el azúcar, aumentar la fibra y cuidar la microbiota tras los antibióticos— pueden transformar la digestión, la energía y la salud general. La nutrigenómica nos recuerda que no somos solo lo que comemos, sino lo que absorbemos. El cuerpo tiene la capacidad de renovarse; solo necesita que lo alimentes de la manera adecuada.
* Michelle Peiret es especialista en nutrigenómica y epigenética, formada en España y Harvard. Ha ayudado miles de personas a transformar su salud. @michellepeiret, www.michellepeiret.com







