Ciudad de México, 10 de jun (AMEXI).- Este lunes se cumplen 53 años del crimen de Estado conocido como “Halconazo” o la “Matanza del Jueves de Corpus”, por lo que estudiantes de entonces y ahora, maestros y organizaciones sociales, marchan desde el Metro Normal hacia el Zócalo capitalino.
En punto de las 16:15 horas arrancó la manifestación, encabezada por el Comité del 68, con el propósito de exigir justicia sobre estos hechos de represión del Estado contra estudiantes.
En la marcha destaca la presencia de jóvenes estudiantes de la de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa.
¿Qué pasó hace 53 años?
Este día pero del año 1971, se celebraba el Jueves de Corpus, cuando estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) salieron a manifestarse a las calles en apoyo a la huelga que se había conjurado en la Universidad de Nuevo León, por la defensa de la autonomía universitaria y otras demandas democráticas.
El punto de reunión para marchar hacia el Zócalo capitalino de la Ciudad de México fue el Casco de Santo Tomás. Sin embargo, a la altura del metro Normal, un grupo paramilitar llamado los “Halcones”, organizado y financiado por el Estado, con la asesoría y auspicio de elementos del Ejército, policía y granaderos, agredió a cientos de asistentes y asesinó a 120 personas, describe un documento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Este hecho registró violaciones masivas y sistemáticas a los derechos fundamentales de los estudiantes y asistentes a dicho evento y constituyó un acontecimiento más de violencia en el contexto de represión sistemática y criminalización de la protesta, sobre todo contra los estudiantes, realizadas por el Estado.
Todo empezó en la Universidad de Nuevo León
Desde la organización estudiantil de 1968, los estudiantes lograron numerosas victorias, como la autonomía de varios centros de estudio, entre ellos, la de la Universidad de Nuevo León. Sin embargo, el Poder Ejecutivo y sus ramificaciones gubernamentales no permitieron que estos acontecimientos se llevaran a cabo sin obstáculos.
En este estado del norte de México en particular, se ordenó la cancelación de dichos resultados y se atentó contra la autonomía universitaria, además se ordenó la disminución del presupuesto destinado a los centros educativos y universitarios. Hechos por los cuales se gestó de nuevo una organización y protesta estudiantil, precisa el texto de la CNDH.
Con la meta de organizar las protestas contra dichas medidas arbitrarias se integró un comité de estudiantes en la Universidad de Nuevo León, quienes pidieron apoyo a las demás universidades del país. A este llamado respondieron la mayoría de las escuelas de la UNAM y el IPN, quienes concordaron realizar una manifestación masiva el 10 de junio de 1971.
La marcha inició en las inmediaciones del Casco de Santo Tomás, para después incorporarse hacia la Calzada México-Tacuba, con demandas en sus pancartas como “Libertad a los presos políticos”, “Educación popular”, “Democracia, sindical, democracia en la UNAM”, “El asesino está en el gobierno”, y “Repudio a la antidemocracia”, entre otros, precisa el documento de la CNDH.
Cuando el contingente avanzó por avenida de los Maestros, agentes infiltrados conocidos como “halcones”, abrieron fuego desde las alturas contra las personas asistentes. Debido a ello, este hecho es comúnmente conocido como “El halconazo” o “La matanza del jueves de Corpus».
¿Quiénes fueron “los halcones”?
“Los halcones” fue un grupo formado por militares y jóvenes reclutados en zonas con un alto índice de pobreza y violencia de la capital mexicana. Se tiene conocimiento que dicho grupo recibió entrenamiento por los gobiernos de México y Estados Unidos a finales de los años sesenta, y auspicio por el gobierno federal durante décadas, con el objetivo de usarlos como herramientas de represión indirecta contra las manifestaciones y organizaciones sociales.
Con balas calibre 45 y carabinas 30 M-2 «los halcones» abatieron a cientos de jóvenes manifestantes que corrían buscando escapar de la agresión, o se enfrentaban a ellos propinándoles golpizas brutales.
Existen testimonios que afirman que la agresión no fue fortuita y que los protestantes sufrieron persecución y violencia explicita dirigida, lo que demuestra que su objetivo no fue disolver la marcha sino criminalizar el movimiento y desorganizarlo, pues los halcones atacaron a los estudiantes y los persiguieron bajo la mirada pasiva de la policía que no intervino durante todo el encuentro.
El saldo de dicho acontecimiento fue, según se ha expuesto hasta el día de hoy en medios oficiales, alrededor de 120 fallecidos y cientos de heridos, entre ellos estudiantes, civiles y personas de la prensa nacional e internacional.