Ciudad de México, 29 ago. (AMEXI).- Los nuevos dueños del Senado llegaron a la sesión constitutiva con todo: invitados, amigos, compadres, fotógrafos particulares para el momento de rendir protesta, lo que les garantiza fuero, dieta millonaria por seis años y un escaño donde la aplanadora oficialista aprobará las reformas presidenciales y la oposición será un testigo, sin votos suficientes, para contenerla.
Desde temprana hora, un oficio con una orden de aprehensión de la Fiscalía de Chihuahua en contra del neo morenista Javier Corral atrajo los reflectores, pero no logró empañar la romería del resto de los nuevos senadores, sobre todo los que llegan por primera vez a la Cámara Alta.
Vestidos largos, como fiesta de quinceañera, estolas, ropa “totalmente Palacio”, a pesar de pertenecer a la 4T y la austeridad republicana, trajes nuevos y también la vestimenta típica, del pueblo chamula, como el caso de la nueva senadora chiapaneca Edith López Hernández, quien se hizo acompañar por familiares y paisanos.

Los rústicos abrigos de lana blanca contrastaron con los casimires de los senadores verdes, como el de Manuel Velasco, también chiapaneco; el del excanciller Marcelo Ebrard o el de “Alito” Moreno, quien fue acompañado por una veintena de seguidores que lo aplaudieron en su camino al recinto.

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Los rostros del Senado
Sesión histórica por lo que viene, por los nuevos rostros, por el recuerdo del PRI de los 70 que destinó en las últimas elecciones el cambio de piel al color guinda, pero que aglutinó en esta Legislatura a los Murat, Miguel Ángel Chico Herrera o Ignacio Mier, entre muchos otros.
Del lado de la oposición tampoco nada cambió. Los rostros de los liderazgos de los últimos años, además de Alejandro Moreno y su grupo compacto que alcanzaron escaño y dieta, incluido Manuel Añorve; pero también el despreciado, el que dice que su adn sigue siendo priista, el sonorense Manlio Fabio Beltrones.
El PAN estrenó pocos senadores, comandados de facto por su dirigente nacional, Marko Cortés, quien rindió protesta, acompañado por el exiliado y reaparecido Ricardo Anaya y la coordinadora, Guadalupe Murguía.
Lily Téllez, combativa, quien será la piedra en el zapato del oficialismo durante seis años, tuvo el primer escarceo cuando la morenista Lucía Trasviña le dio leve empujón, cuando la sonorense votaba para elegir la mesa directiva del Senado.
Al final, el Patio del Federalismo, ya convertido en una romería de fotos y felicitaciones, también se convirtió en una feria del empleo, cuando decenas de asesores, folder en mano, buscaban acomodo entre los nuevos dueños del Senado, la aplanadora guinda, para tener empleo los próximos seis años.