
Variaciones del Enano Feroz
Por Roberto Ponce
C on el libro María Magdalena, la diosa prohibida del cristianismo (Ed. Océano, 284 páginas más un cuadernillo a color; traducción de Enrique Mercado), la revista Proceso (edición 1481) ilustró su portada el 20 de marzo de 2005. Obra de la autora inglesa Lynn Picknett, ella afirmaba entonces que sus tesis sobre la sacerdotisa, a quien Jesucristo resucitado se reveló primero, “no ofenden a la comunidad católica y ayudan a entender la verdad histórica”.
Picknett conoció en 1989 a Clive Prince y con él redactó El enigma de la Sábana Santa y La revelación templaria: Guardianes secretos del linaje de Cristo (Martínez Roca, 1997), éste reconocido como fuente principal por Dan Brown para su best-seller El código Da Vinci. Desde Inglaterra, ella repuso:
“No debemos perder de vista que el cañonazo de Dan Brown es una obra de ficción… él sacó información a yeguas de nuestro libro La revelación templaria, sobre todo en cuanto al tema del uso de los códigos simbólicos por Leonardo…
«Por supuesto, la cosa se torna más que embarazosa cuando vemos que Brown es multimillonario y hay ocasiones en que nosotros enfrentamos problemas para que nos pague facturas que nos debe… pero también resulta irritante que haya gente quien cite partes que él inventó, así como así, o que exageró, cuales si fueran verídicas. En general, Brown ha servido de maravilla para alertar a millones de personas en cuanto al hecho de que la Iglesia conspiró para ocultar la verdad acerca de Jesús y María Magdalena, mintiendo deliberadamente a todo el mundo”.

La diosa María Magdalena
A todos los que han sufrido por causa de la Iglesia
Así reza la dedicatoria del libro de Picknett, estudiosa tenaz de la historia del cristianismo e interesada en teosofía, espiritismo y brujería. Dice:
Magdalena es el icono perfecto para el siglo XXI de mujer emprendedora, entusiasta y agresiva. Contiene en sí misma el grandioso poderío de una diosa antigua, y poseyó todo el apoyo y el amor del verdadero Mesías. De hecho, ella fue elegida como sucesora por el propio Jesús y cuando una reflexión en esto concluye: ¡Magdalena debió haber sido la primera Papisa! Claro, habría detestado la rigidez dogmática y la intolerancia masculina, así como la misoginia interminable que destruye las almas.
Aparte de las citas bíblicas, Picknett fundamenta sus aseveraciones por los llamados Evangelios Gnósticos, papiros descubiertos en Nag Hammadi hacia 1945 en el Alto Egipto, así como el texto copto gnóstico Pistis Sophia o “Fe-Sabiduría” del siglo II (?) que adquirió el Museo Británico en 1787.
«Debido a que los jefes de la Iglesia transformaron a María Magdalena en una gimiente exbuscona, en lugar de la real magnífica Magdalena que fue, tratando de evitar que otras mujeres lideresas cristianas ocuparan puestos de prominencia como ella, a la larga sólo lograrán convertirla en la mujer más importante de la historia. Es por ella que durante dos milenios las mujeres han sido reprimidas y esto afecta a cualquiera, ya que si usted lastima a las mujeres usted también hiere a la generación posterior y así sucesivamente.»

Insulto a Cristo
Después de La revelación templaria, cuyos dos hilos conductores son Juan Bautista y María Magdalena, a Picknett le resultó “razonable” escribir otro libro únicamente sobre ella:
Siempre me sentí atraído por su figura tan enigmática y poderosa, ella posee un cúmulo de cosas qué decirnos acerca del cristianismo y del mismo Jesucristo. Era el tema que yo había investigado durante toda mi vida y, por supuesto, el tiempo de escritura se intensificó cuando en la década de los noventa viajé con Clive Prince al sur de Francia, donde el culto hacia ella creció con la actual Iglesia de María Magdalena y algunas leyendas aseguran que fue el lugar donde vivió y murió después de la crucifixión de Jesús.
-El título de Océano es María Magdalena: La diosa prohibida del cristianismo, y en el original usted pone “oculta” (Mary Magdalene: Christianity’s Hidden Goddess ). ¿Por qué “prohibida”?
-Porque el cristianismo no reconoce a diosas, con excepción acaso de la muy vaga interpretación que concede a la Virgen María. También “prohibida”, pues la Iglesia borró la importancia de Magdalena de tajo, así como la de otras discípulas mujeres. Es interesante que el Nuevo Testamento describa a los devotos masculinos de Jesús como ‘discípulos‘. Pero las mujeres quedan derogadas a ‘seguidoras‘, a pesar de que la palabra primigenia era justamente la misma.
“Y muy claramente las mujeres fueron tan discípulas de Jesús, si no es que más que los hombres. La Biblia dice que fueron ellas quienes pagaron su sagrada misión y la de sus seguidores. Fueron las únicas que permanecieron fieles hasta el final. Todos los apóstoles huyeron al ser Jesús arrestado (sin contar al joven San Juan). Pero ellas, guiadas por Magdalena, resistieron para manifestarle soporte, apego y cariño en la medida de sus posibilidades. Como haya sido, en el caso de Magdalena había mucho más en juego y la Iglesia pretendió ocultarla, borrarla y prohibirla en la historia.”
Se sabe por los perdidos Evangelios Gnósticos que han salido a la luz a través de los años (como el de Tomás y el Evangelio de María Magdalena, descubierto en El Cairo en 1986), que San Pedro “para nada” fue a quien Jesús designó como sucesor, como estipula La Biblia, afirma. De hecho, el Nazareno encomendó las llaves del reino a dos personas: al joven San Juan y a María Magdalena. Según Picknett, Jesús “la nombraba como el todo, la totalidad y la que todo lo sabe”. Manifestaba que “ella estaría sentada junto a su mano derecha para toda la eternidad”.

María Magdalena, morena de Egipto o Etiopía
Lynn Picknett aborda una de las cuestiones destacables sobre su personaje en varios de los once capítulos del libro, como en “Negra, pero bonita”:
Las mujeres de las primitivas iglesias africanas y egipcia escandalizaron al Vaticano por predicar, bautizar y oficiar los sacramentos; pero parece que ellas lo hacían por imitación de Magdalena. Sin embargo, ella a su vez llevó a cabo un rito altamente significativo con Jesucristo que la Iglesia jamás reconoce: lo ungió. Este ritual es tremendamente importante, porque el nombre Cristo, o Christos en griego, equivale a ‘el ungido, y hay una sola unción en el Nuevo Testamento ejecutada por una mujer: María Magdalena.
El ungimiento era bastante similar a los vetustos ritos paganos donde las sacerdotisas que representaban a la Deidad Suprema (como en Egipto lo fue la diosa Isis) ungían al rey elegido para trazar su destino. Al hacerlo con Jesús, María Magdalena estaba fungiendo su papel de diosa. Dicho ceremonial no era costumbre judía, sino pagana, conocida como hieros gamos («matrimonio sagrado”). Dice Picknett que se practicaba “por el cuerpo entero del ungido, así como en sus genitales, y era preludio a la penetración”.
-Para usted, ¿quién es la real María Magdalena?
-Existen evidencias convincentes de que fue una sacerdotisa pagana, posiblemente egipcia o etiope, de piel negra y, con certeza, una diosa grandemente influida por su religión.
«Los Evangelios gnósticos nos explican cuánta importancia tuvo para Jesús, tanto como lideresa entre los apóstoles, así como mujer. A los cristianos tradicionales les resulta harto impactante cuando emerge la evidencia de que ella y Jesús fueron amantes, y que se involucraron en ritos de ceremonias sexuales. Luego de la crucifixión, ella fue al sepulcro para lavar su cadáver con perfumes sagrados; pero halló la tumba vacía y se encontró con Cristo resucitado… algo excepcionalmente significativo, ya que el Vaticano establece que la autoridad absoluta de la Iglesia católica se basa en el ‘hecho’ de que Simón Pedro, su fundador, fue el primero en ver al Cristo resucitado.
«Cuestionados, los jerarcas se ven obligados a recaer en la despreciable justificación de que una mujer, María Magdalena, ¡no era importante! Y si leemos cuidadosamente los evangelios del Nuevo Testamento, hay testimonios de que el propósito de Jesús era que ella y su nombre debían ser reverenciados a lo largo de la historia. Tras el ungimiento, él expresa su deseo de que el nombre de ella se alabe doquiera que el Evangelio sea predicado. ¡Lástima que no ocurra así! Al marginar a María Magdalena de esta forma tan flagrante y escandalosa, la Iglesia ha contravenido los mismos anhelos de Jesucristo.

Amor eterno
Fue el papa Gregorio I Magno (ca. 540-604), en su Homilía 33 del año 591, quien primero la estigmatizó como puta, expresa Picknett, cuando Cristo le perdonó sus muchos pecados por “tanto haber amado” (Lucas 7:36-50).
«Paulo VI rechazó aquel pronunciamiento de Gregorio I en 1969, pero nadie parece haber tomado nota y la mayoría de los cristianos siguen pensando que fue una pecadora arrepentida. Es vista, irónicamente, como una suerte de ‘marca registrada’ de la deshonra femenina, ¡a pesar de que ella es una de las mujeres con mayor honra en la historia! María Magdalena fue, antes que nada, una disidente, alguien que no armonizó con la gente ni la cultura de su tiempo. (…) Los Evangelios Gnósticos afirman que Jesús estaba completamente infatuado por ella y que a menudo ‘la besaba en la boca’, al grado de enfurecer de sobremanera a los hombres e incluso Simón Pedro amenazó con asesinarla.
“Si se comportaban así en público, tal liberalidad incomodaba las costumbres recatadas de los apóstoles masculinos, y detestaban que su bienamado dirigente se entregara por completo a una mujer que no era su esposa y que ella llevara las riendas…”
La verdad, concluyó en aquella entrevista por correo electrónico con quien esto escribe, “es todavía más impresionante que la que sale en El código Da Vinci”.

Lynn Picknett, nació en Folkestone, Kent, Inglaterra en abril de 1947. Como ella misma recuerda, creció en una casa embrujada del condado de York, para después graduarse con honores en Literatura Inglesa. Otras obras suyas: La historia secreta de Lucifer, El gran secreto de Leonardo da Vinci, Las máscaras de Jesucristo, La revelación de Sión
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