Enclavado en el corazón de Roma, con apenas 44 hectáreas de superficie, el Vaticano es el Estado independiente más pequeño del mundo en extensión y población.
Pero su peso político, histórico y espiritual trasciende fronteras: es la sede de la Iglesia Católica y el centro del poder del Papa, el obispo de Roma, pero ¿a quién le pertenece?
¿Cómo se constituyó este peculiar Estado? ¿A quién pertenece? ¿Qué representa su bandera y quién fue el primer Papa que lo habitó?
A continuación, un recorrido por los orígenes y la estructura de este enclave único en el mundo.
El nacimiento del Estado Vaticano
La existencia del Vaticano como Estado moderno se remonta al Tratado de Letrán, firmado el 11 de febrero de 1929 entre la Santa Sede y el Reino de Italia, bajo el gobierno de Benito Mussolini y el Papa Pío XI.
El acuerdo puso fin a la llamada “Cuestión Romana”, un conflicto que comenzó en 1870 cuando el Reino de Italia anexó los Estados Pontificios, que hasta entonces eran gobernados directamente por el Papa.
Con el tratado, Italia reconoció la soberanía plena del Papa sobre el territorio vaticano, creando un Estado independiente gobernado por el Pontífice y garantizando su neutralidad e independencia en asuntos internacionales.
A cambio, la Santa Sede reconocía el Estado italiano con Roma como su capital.
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Dimensiones y geografía
El Estado de la Ciudad del Vaticano tiene una extensión de 44 hectáreas (0.44 km²), lo que equivale aproximadamente a 60 campos de fútbol.
Está completamente rodeado por la ciudad de Roma, y su perímetro está delimitado por murallas históricas y puntos de control.
Su población fija ronda los 800 habitantes, aunque recibe a miles de visitantes cada día.
¿Quién fue el primer Papa que vivió en el Vaticano?
Aunque San Pedro —considerado el primer Papa— murió y fue enterrado en la colina vaticana en el siglo I, los Papas no vivieron allí durante muchos siglos.
El primer Papa que estableció su residencia oficial en el Vaticano fue Nicolás V en el siglo XV, durante la construcción del Palacio Apostólico.
Sin embargo, fue el Papa Sixto V (siglo XVI) quien consolidó el Vaticano como residencia permanente del pontífice, después de siglos de inestabilidad que incluyeron el traslado de la sede papal a Aviñón, Francia.
Desde entonces, el Vaticano ha sido la residencia papal, aunque el Papa también cuenta con una residencia de descanso en Castel Gandolfo, fuera de Roma.
¿Cómo está constituido el Vaticano?
El Vaticano tiene una estructura política y administrativa única:
- Jefe de Estado: El Papa, quien concentra los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
- Gobierno: El Estado es administrado por la Santa Sede, a través de la Curia Romana, que incluye varios dicasterios (ministerios vaticanos), congregaciones y tribunales.
- Gendarmería Vaticana: Encargada de la seguridad interna.
- Guardia Suiza Pontificia: Custodia personal del Papa.
- Ciudadanía: Solo la poseen quienes tienen un cargo en el Vaticano (cardenales, miembros de la Guardia Suiza, diplomáticos).Además del núcleo amurallado, el Vaticano goza de extraterritorialidad en varios edificios repartidos por Roma, como la residencia papal en Castel Gandolfo y varias basílicas mayores.
¿A quién le pertenece el Vaticano?
El Vaticano pertenece jurídicamente al Papa en funciones, quien ejerce su autoridad como Soberano del Estado Vaticano.
La propiedad es espiritual, no personal: cuando un Papa muere o renuncia, su sucesor asume automáticamente el cargo de jefe del Estado y soberano del Vaticano.
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La bandera del Vaticano: símbolos de poder espiritual y temporal
La bandera del Vaticano es una de las pocas en el mundo con forma cuadrada. Fue adoptada oficialmente en 1929, tras el Tratado de Letrán.
Está compuesta por dos franjas verticales:
- Amarilla (oro): Representa el poder espiritual.
- Blanca: Simboliza la pureza de la fe.
En el centro de la franja blanca se encuentran las llaves cruzadas de San Pedro, una de oro y otra de plata, unidas por un cordón rojo.
Estas llaves aluden al pasaje bíblico en el que Cristo otorga a Pedro “las llaves del Reino de los Cielos”.
Encima de las llaves aparece la tiara papal, símbolo de la autoridad del Papa como guía de la Iglesia universal.
Un símbolo de continuidad y fe
El Vaticano es mucho más que un Estado: es el símbolo de una continuidad apostólica de más de 2 mil años.
Desde la tumba de San Pedro hasta la cúpula de Miguel Ángel, desde los cónclaves hasta los encuentros multitudinarios en la Plaza de San Pedro, representa la fe católica en su máxima expresión institucional.
A pesar de su tamaño diminuto, el Vaticano proyecta una influencia global que trasciende lo geográfico, y que se renueva cada vez que una generación de católicos, obispos y pontífices se reúne en su seno para definir el rumbo espiritual de millones.