Ante un público que desde el primer minuto recibió entre aplausos a la big band que lo acompañó, el cantante mexicano Paco de María abrió el show ataviado con un elegante smoking de terciopelo negro, moño a juego, y un repertorio que transformó famosos boleros y canciones de rock al ritmo de las orquestas clásicas.
Originario de Ciudad Obregón, Sonora De María se ha posicionado como precursor del renacimiento del Big Band en México desde 2007. Con una fusión de jazz, swing, bolero, pop latino e incluso rock, su voz ha logrado mantener vivos géneros olvidados para las nuevas generaciones.
En esta ocasión, la velada se propuso rendir tributo a grandes bandas y cantantes que —según él— “han hecho un gran esfuerzo por 18 años para preservar estas canciones” entre el público mexicano.
Paco de María transforma el Lunario en un homenaje a las leyendas del jazz, rock y boleros
El concierto arrancó con una delicada «Muñequita linda», seguida de “¿Quién será la que me quiera?”, en donde Paco agradeció en voz pausada: “Valoro su paciencia… estamos aquí para conectar como seres humanos”. Y fue así que la atmósfera se cargó de nostalgia con el tema «Don’t Stop Me Now» (Queen)», y «Personal Jesus», guiando la transición entre jazz y rock.
La propuesta incluyó también una sección multimedia, en donde Paco hizo una invitación: “Hagamos de esto la sala de una casa, una bohemia, en donde no hay separación entre público, músico y cantantes, todos queremos ser felices”. Y así retomó sus raíces bolerísticas al evocar temas como “Preso”, “Piel canela” y “Enamórate” (cover de Isabel Pantoja), reforzando ese espíritu de homenaje.
Con un cambio de vestuario, la segunda mitad, de su concierto en Lunario, sorprendió con clásicos anglos: «Can’t Take My Eyes Off You», «Little Mistake», «For the First Time», «Frenesí«, “Una buena señal” (tema de su propio repertorio), y «Creep», que ganó relevancia por su transformación con arreglos de Big Band.
Brinda una velada inolvidable
La energía subió aún más con «Wake Me Up Before You Go-Go», antes de pasar a su tributo a Frank Sinatra con «My Way» y «New York».
El momento emotivo del final fue su agradecimiento a las madres presentes, acompañado de un llamado a la unidad: “La buena música y la actuación deben tener arte más allá del negocio”, comentario que le valió los aplausos y el reconocimiento del público, que en algunos momentos pudo tener de cerca al cantante, quien se acercó a las mesas del todo el recinto para tomarse fotos y saldar, incluso de mano a algunos de los asistentes.
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«Everything I Do» de Bryan Adams, fue el tema que remató una velada que se sintió tanto íntima como universal.
Con este espectáculo, Paco de María reafirmó su misión de ser un puente entre épocas: su vocación por rescatar y renovar el legado de legendarios cantantes, desde crooners hasta iconos del rock, no solo emociona sino que educa. Su vigésimo concierto en el Lunario se convirtió en una experiencia de comunión colectiva.