La UAS un año después del asesinato del cacique Héctor Melesio Cuén Ojeda
Asalto al Cielo
Por Norberto Soto Sánchez *
E l 25 de julio de 2024 Héctor Melesio Cuén Ojeda, el cacique que controló con puño de hierro a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) durante casi 20 años ─institución educativa de la que fue rector de 2005 a 2009─, fue asesinado en una reunión que sostuvo a las afueras de Culiacán con los capos del narcotráfico Ismael ‘El Mayo’ Zambada García y Joaquín Guzmán López. A un año de estos hechos, la estructura antidemocrática que construyó y lideró en la UAS continúa existiendo, en medio de pugnas internas entre personajes que buscan ocupar su lugar.
Los sucesos de hace un año ocurrieron en el mayor de los misterios. Tras la tertulia, ‘El Mayo’ y Joaquín Guzmán se trasladaron vía aérea a Estados Unidos, donde fueron aprehendidos. La versión oficial dice que el segundo secuestró al primero para entregarse, pero la manera en que se dieron los hechos ─montajes de por medio en los que está involucrada la Fiscalía de Sinaloa, bajo la dirección fáctica del gobernador morenista Rubén Rocha Moya─ y las enrarecidas declaraciones del entonces embajador estadounidense en México, Ken Salazar, así como la colaboración que hoy está teniendo Ovidio Guzmán López ─hermano de Joaquín─ con las autoridades norteamericanas, fundamentan las sospechas de que pudo haber sido una entrega pactada en una trama imperialista cuyos alcances son aún desconocidos, pero que implican la desestabilización de la región a través del establecimiento de un contexto de violencia extrema.
Reformas, pactos y continuidad caciquil
En octubre de 2024, algunas semanas después de que Claudia Sheinbaum asumió el cargo como presidenta de la República, la Secretaría de Gobernación recibió la indicación presidencial de negociar una salida política a los escándalos de corrupción multimillonaria en los que estaban involucrados la familia Cuén Díaz y altos funcionarios de la UAS, entre ellos Jesús Madueña Molina ─actual rector, reelecto este año─ y Robespierre Lizárraga Otero, quien ocupó puestos clave en la Rectoría: director de asuntos jurídicos y encargado del despacho de Rectoría.
De una desviación de más de 500 millones de pesos, este grupo solo tuvo que pagar 20 millones. Salieron ganando al menos 480 millones.
El 2 de octubre, el Congreso Local aprobó una reforma a la Ley Orgánica de la UAS que permite la elección de rector y directores a través del voto universal de la comunidad universitaria. El sector democrático de la UAS ─estudiantes, trabajadores y docentes activos y jubilados que lucharon durante dos décadas por recuperar dicho derecho─ tuvo la esperanza de que ello iniciara el fin del cacicazgo.
Sin embargo, la experiencia de la UAS nos muestra que, aunque reformas de este tipo tienen cierto carácter progresivo, sin un movimiento universitario políticamente independiente respecto a todos los partidos políticos del régimen, que impulse de manera constante acciones colectivas democráticas, dinámicas y radicales, no se logrará acabar con este tipo de estructuras.
La “elección” de Madueña
El 9 de abril se realizó la elección para rector en la UAS, tras una serie de comparecencias públicas marcadas por violencia y misoginia contra la candidata Denisse Díaz por la estructura antes cuenista y hoy madueñista.
Madueña implementó medidas clientelares: “préstamos” de 15 mil pesos a trabajadores, entrega de basificaciones y tiempos completos a incondicionales. Asimismo, asignación de espacios en la matrícula de facultades con alta demanda, como las de medicina en Mazatlán, Culiacán y Los Mochis; y la entrega de plazas de confianza a lo largo y ancho de Sinaloa.
Además, realizó una campaña fáctica durante meses, prohibida en la normativa establecida para las elecciones, con la permisividad de la Comisión de Elecciones y Consultas, y del titular jurídico Alfonso Carlos Ontiveros Salas, que meses antes él mismo ordenó nombrar para asegurarse de que podría dar rienda suelta a sus métodos antidemocráticos.
El 12 de abril se anunció su “elección”: de 130,688 votante, Madueña obtuvo 81% (105 mil 885 votos), Denisse Díaz, 14 mil 645; con 7 mil 478 abstenciones y 2 mil 688 votos nulos.
“Ganó la democracia” dijeron los madueñistas, antes cuenistas. Tras el asesinato de Cuén, cumplieron su amenaza: continuar con el legado del cacique.
UAS: crisis y complicidades políticas
Pocos meses después de su reelección, Madueña ya está cargando la crisis de la UAS sobre las espaldas de estudiantes, familias, trabajadores y docentes: impuso aumentos del 56% en las cuotas de inscripción (de mil 595 a dos mil 500 pesos) y recortó el pago de primas vacacionales al 40%.
“No hay dinero”, dice Rectoría, pero en tan solo nueve meses de 2022, Madueña y su familia reportaron adquisiciones por 10 millones de pesos. De 2014 a 2024 la nómina de la UAS creció 82% mientras que su matrícula sólo 19% (https://acortar.link/PurMgj). En 2014, la nómina universitaria era de 4 mil 746 millones 623 mil 839 pesos, mientras que para 2024 aumentó a 8 mil 200 millones 061 mil 328 pesos, destinada mayoritariamente a aviadores vinculados al Partido Sinaloense (PAS), partido político derechista fundado por Cuén en 2012 mediante violencia extrema y clientelismo.
A pesar de esto, Madueña tiene el descaro de culpar a las y los jubilados de la crisis financiera de la universidad.
Cacicazgos universitarios: una forma de dominación neoliberal
En las disputas políticas por ocupar el lugar del cacique en la UAS, Jesús Madueña Molina parece estar afianzándose ─por encima de personajes como Víctor Antonio Corrales Burgueño (padre de Fausto Ernesto Corrales Rodríguez, testigo que acompañaba a Cuén cuando lo asesinaron) y Robespierre Lizárraga─ con la venia de la presidenta Claudia Sheinbaum ─quien, como hemos referido, le brindó una negociación muy ventajosa y con quien se fotografió en su visita a Sinaloa el pasado 11 de julio─ y del gobernador Rubén Rocha Moya, también señalado por vínculos con el narcoparamilitarismo.
Desde una perspectiva gramsciana, cacicazgos como el que encabezó Cuén en la UAS son estructuras que, en el plano de la lucha de clases, perteneciendo a la sociedad civil, realizan labores coercitivas en contra de sectores democráticos para garantizar el statu quo burgués en las universidades como centros de reproducción ideológica y de disputa por recursos públicos.
No es casual que entre las empresas que se apresuraron a felicitar a Madueña por su “victoria” se encontraran las transnacionales Mexinol y Gas y Petroquímica de Occidente, vinculadas a violencia paramilitar mediante la que indirectamente se impulsan megaproyectos ecocidas ─plantas de amoniaco, metanol y etanol─ en el puerto de Topolobampo, al norte de Sinaloa.
Este tipo de cacicazgos, aunque antiguos, cobraron fuerza desde los años ochenta, conforme se fue consolidando el neoliberalismo bajo el Consenso de Washington. Emblemas de ello: Raúl Padilla López en la Universidad de Guadalajara; José Doger en la Autónoma de Puebla; Gerardo Sosa Castelán en la Autónoma del Estado de Hidalgo; y Alfredo Femat en la Autónoma de Zacatecas. Estos últimos han tenido un acercamiento con los partidos de la llamada Cuarta Transformación, al igual que Melesio Cuén y el PAS en su momento.
Por cierto, más de 700 trabajadores y docentes de la UAS hemos sido despedidos injustificadamente por órdenes del cacicazgo. Seguimos sin reinstalación y sin justicia laboral.
Hace un año en esta columna (puede consultarse aquí: https://acortar.link/KcXQLF; la fecha de publicación fue el 27 de julio de 2024, por alguna razón que desconozco se la cambió al 10 de agosto) plantee que Melesio Cuén tenía relación con Zambada y que la muerte de aquel y la aprehensión de este tenían relación. Fue dos días antes de que Ioan Grillo y Juan Alberto Cedillo publicaran por primera vez que los hechos, efectivamente, estaban relacionados (https://acortar.link/pO9qbi véase su trabajo del 29 de julio).
Recibí amenazas de que iban a desaparecerme por aquellos días. No era la primera vez que me amenazaban por escribir sobre el tema. A pesar de que después de su asesinato quieren presentar a Cuén como un santo, la realidad es que el cacique y sus seguidores siempre fueron muy cínicos respecto a sus relaciones con la mafia; más cuando intentaban amedrentar a quienes defendimos nuestros derechos laborales en la UAS. Esa es la razón por la que no solo yo, sino cientos de trabajadores y docentes democráticos de la universidad, sabíamos que había relación entre un hecho y otro.
Hoy sostengo lo que dije hace un año: “Se fue Melesio Cuén, no se fue un luchador social, no se fue un mártir. Se fue un tirano, un cacique como muchos otros que hay en educación, en el sindicalismo y en tantos otros espacios sociales e instituciones. Un personaje que atormentó de muchas formas a sus adversarios y adversarias, así como a sus familias. Se fue y se fue impune, sin pagar por tanto mal que hizo a la educación, no solo en Sinaloa, sino en el país.
Lee: Héctor Melesio Cuén Ojeda; se va el tirano, el cacique
* Psicólogo y Mtro. en Educación por la UAS. Candidato a Dr. por la UPN Ajusco.