El grito de justicia resonó en todo lo alto en la megamarcha del 2 de octubre para conmemorar el 57 aniversario del Movimiento Estudiantil de 1968 y demandar al gobierno de México acciones en pro de los derechos humanos, seguridad, entre otros temas, pero también a favor del pueblo palestino.
En la marcha participaron estudiantes de la UNAM, IPN, UAM, de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa; activistas pro-palestinos, madres buscadoras, colectivos sociales, organizaciones de derechos humanos, movimientos feministas; docentes de la CNTE, el Sindicato Mexicano de Electricistas e indígenas otomíes con representantes del EZLN.
Como cada año, los participantes marcharon de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco al Zócalo de la CDMX para conmemorar el 57 aniversario del Movimiento Estudiantil de 1968 y hacer sus demandas al gobierno de México.
En esta ocasión también destacó una fuerte actividad en redes sociales para promover los mensajes, con un fuerte contenido en favor del pueblo palestino y contra el Estado de Israel, demandando a la presidenta Claudia Sheinbaum el rompimiento de relaciones con el estado judío.
Durante la marcha, los contingentes intercalaron gritos, arengas y discursos relacionadas con el reclamo en contra de Israel y exigieron a la presidenta seguridad ante la crisis de violencia en el país y mejores condiciones para la educación.
Representantes de pueblos originarios otomíes, por su parte, demandando la salida del Ejército de sus comunidades, «mejor deberían estar enfrentando a la delincuencia en lugar de atacar a nuestros pueblos y quitándonos nuestras tierras», señalaban.
Marcharon unas 10 mil personas
La marcha, organizada principalmente por el Comité 68 Pro-Libertades Democráticas, reunió a unos 10 mil participantes, según reportes de organizaciones participantes.
Resaltaron los estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), denunciando una persecución incluso por las propias autoridades de la rectoría de la UNAM encabezada por Leonardo Lomelí Vanegas, «quien tiene a los asesinos dentro con una credencial y nómina o un puesto», expresaron.
Además, movimientos feministas, anticapitalistas y de apoyo a pueblos originarios se unieron a las demandas principales expresadas en un pronunciamiento del Comité 68, centradas en la memoria histórica y causas actuales:
- Justicia histórica ante la represión estatal. Este punto centrado en permitir el acceso pleno a la verdad y justicia por la matanza de Tlatelolco, el Halconazo del 10 de junio de 1971 y la Guerra Sucia con décadas de desapariciones y torturas.
- Esclarecimiento de casos recientes de violencia. Investigación y castigo por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y defensa de las normales rurales contra la criminalización.
- Protección de los derechos de pueblos originarios; fin a la impunidad en violaciones a los derechos humanos y derogación de leyes represivas como el artículo 145 del Código Penal.
- Cese del «genocidio» en Gaza por parte de Israel, cierre de relaciones diplomáticas México-Israel tras la detención de activistas mexicanos en la Flotilla Sumud Global.
- Apoyo a causas anticapitalistas y feministas.
El contingente del Conservatorio Nacional de Música y Brigada Silvestre Revueltas denunció represión e integraron sus demandas artísticas y culturales contra la violencia estatal.
El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) apoyó la marcha y realizó llamados a la participación juvenil y Defensa de derechos laborales y soberanía nacional, en línea con el legado del 68. La consigna común transversal fue «Ni perdón ni olvido» por Tlatelolco.
Algunos episodios de violencia aislados
La marcha se desarrolló en un escenario tranquilo con mantas con mensajes por Ayotzinapa y Palestina y un llamado a no caer en provocaciones para mantener la organización pacífica. Avanzó ocasionando afectaciones viales, aunque también hubo episodios de violencia aislados en algunos momentos.
Las autoridades capitalinas desplegaron más de 3 mil elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) para resguardar de los inmuebles históricos de la ciudad y la seguridad de los manifestantes.
El contingente principal, encabezado por el Comité 68 y sobrevivientes como Félix Hernández Gamundi, partió de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, pasó por Ricardo Flores Magón, Eje Central Lázaro Cárdenas, Avenida Juárez y 5 de Mayo, hasta el Zócalo.

A su recorrido se unieron contingentes del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) y otros grupos de normalista y defensores de derechos humanos en el Ángel de la Independencia y el Hemiciclo a Juárez.
Alrededor de las 18:00 horas, estudiantes de la UNAM bloquearon vialidades por una hora en protesta por Ayotzinapa.
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En el Zócalo capitalino, se realizó el mitin con discursos sobre la persistencia de la violencia estatal. Sin embargo, un grupo de encapuchados del «bloque negro» no perteneciente a los colectivos principales, desató vandalismo, lanzando lanzaron cohetes, piedras y palos contra las vallas de policías.
Unos saquearon comercios, como Bodega Aurrera en Nonoalco-Tlatelolco, y robaron cámaras a reporteros que trabajaban en la cobertura de la megamarcha del 2 de octubre.
Ante estos hechos, la SSC respondió con el despliegue de mil 500 elementos, conteniendo los enfrentamientos sin reportes de heridos graves. Organizaciones como Marabunta intentaron mediar para pacificar.
En general, la jornada reforzó la memoria colectiva del movimiento de 1968, que demandaba democracia y fin a la represión, adaptándola a luchas contemporáneas, pese a los contrastes entre su esencia pacífica y los brotes de violencia.
«A romper, a romper, relación con Israel»
La consigna desde el templete del mitin en el zócalo abrió la descripción de la lucha por la defensa del pueblo palestino; «Claudia, carajo; rompe con Netanyahu» arengaba una dirigente.
«La Coordinación General en solidaridad con Palestina resume la marcha del 2 de octubre contra la impunidad, la memoria y por la justicia, alzando la voz frente al genocidio prolongado del pueblo palestino. Los gobiernos de Estados Unidos e Israel utilizan a palestina como laboratorio de muerte, lo que pueden hacer en cualquier parte del mundo», se escuchó.
Exportando sus tecnologías opresivas, añadió, no podemos tolerar que con todo lo vivido en la historia hoy siga existiendo un sistema de apartheid como este. “En todo el mundo se han llevado a cabo movilizaciones masivas sin precedentes y parece no detenerse. Es la acción de la clase trabajadora movilizada la que ha que varios gobiernos de diferentes países cambien su posición frente al genocidio de Palestina».
Resaltó que en Italia se realizó una huelga general en más de 70 ciudades y reclamaron al gobierno el fin de la cooperación militar con Israel. En México debe haber un paro nacional contra el genocidio en Palestina.
«Gaza es escenario de una guerra algorítmica donde Israel utiliza Inteligencia Artificial y tecnologías de vigilancia masiva para deshumanizar y atacar al pueblo palestino», señaló.
El Estado es responsable de las masacres: SME
Por su parte, el representante del dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza Flores, dijo que el Estado es responsable de las masacres, que hay una campaña de desprestigio en contra del pueblo palestino y que el mundo no debe perdonar los crímenes de guerra cometidos por Israel.
Destacó que dos millones de personas están aguantando ataques y bombardeos día a día en la Franja de Gaza, por lo que demandó al gobierno de Sheinbaum romper relaciones comerciales, militares, culturales y todas aquellas relacionadas con las que tenga que ver con Israel.
Demando presentación con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, justicia para los trabajadores del SME, libertad para los presos de la Flotilla Sumud Global, que ha sido detenida de manera reciente por Israel en su intento por llevar ayuda humanitaria al pueblo palestino.

Finalmente, la representante otomí de pueblos originarios señaló que «los gobiernos van y vienen y lo unico que están haciendo es criminalizaros, es matarnos, nos están desapareciendo y nos están quitando nuestro territorio”.
A las zapatistas, añadió, les están quitando su territorio, unas tierras que ya estaban recuperadas. «Estamos para decirle a la presidenta que saque a los militares de Chiapas. Los pueblos originarios no necesitamos policías, no necesitamos militares. Queremos ser libres».
Los pueblos originarios «hemos vivido por más de 533 años con nuestras autonomías y hoy con las leyes que han hecho nos quieren despojar de nuestra autonomía». Defender el agua y el territorio es defender la vida; por eso hoy nuestros compañeros están siendo reprimidos».
“Los militares no deberían estarnos reprimiendo y desapareciendo, deberían estar buscando a los delincuentes, no cercando el zócalo»; Fuera militares de Chiapas», apuntó.
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