La Organización Internacional del Trabajo (OIT) destacó que, aunque las mujeres todavía tienen tasas de empleo más bajas que los hombres y tienden a estar más presentes en empleos mal remunerados, su situación en el mercado laboral está mejorando rápidamente.
Un nuevo estudio que abarca 17 economías desarrolladas y en desarrollo dentro y fuera da la Unión Europea (UE), que en conjunto representan más de un tercio de la fuerza laboral mundial, revela avances significativos y generalizados para las mujeres en el empleo, tanto en términos de número de puestos de trabajo como de calidad de los puestos. durante las últimas décadas.
Los resultados también revelan que la mejora del empleo (el crecimiento del empleo es más intenso en ocupaciones bien remuneradas) es el patrón de cambio ocupacional más comúnmente observado a escala global, más que la polarización del empleo (aumento de los empleos peores y mejor pagados, y disminución de los empleos de mediana edad). -trabajos remunerados).
Además, apuntó que, si bien los servicios privados tienden a fomentar la polarización del empleo, la creación de empleo en los servicios públicos generalmente contribuye a la mejora del empleo.
Según la Encuesta de población activa de la Unión Europea y la Encuesta de estructura de ingresos, de 1997 a 2019, la fuerza laboral en los ocho países de la UE de la muestra se expandió en más de 21 millones de personas.
Entre ellos, más de 14 millones eran trabajadoras, lo que representa 68% del total de nuevos empleos creados.
Señaló que, durante el mismo periodo, casi 22% de los nuevos puestos de trabajo para hombres fueron empleos bien remunerados (1.5 millones de los 6.8 millones de trabajadores masculinos adicionales).
En cambio, esta cifra aumentó 31% para las mujeres (4.5 millones de los 14.7 millones de trabajadoras adicionales).
La OIT destacó que, a escala global, ha habido un proceso de feminización del empleo en las dos primeras décadas del siglo XXI.
Una proporción importante de mujeres siguió pasando de la informalidad y la inactividad (por ejemplo, el trabajo no remunerado en el hogar) al empleo formal y remunerado.
Paralelamente, hay niveles crecientes de mujeres que participan en la educación formal, lo que muestra tasas de participación en la educación terciaria más altas que las de los hombres en algunos países.
Resaltó que en muchos países las mujeres se han beneficiado doblemente de la dinámica del empleo en las últimas décadas: en términos cuantitativos, la mayor parte del empleo generado fue para mujeres, mientras que, en términos cualitativos, el crecimiento del empleo femenino se ha inclinado más hacia empleos bien remunerados.
Sin embargo, precisó, esto sólo ha sido posible porque las mujeres partían de una situación peor al inicio del período analizado, con tasas de empleo mucho más bajas y una sobrerrepresentación en empleos mal remunerados.
A pesar de todos los avances logrados, estas brechas se han reducido, pero aún persisten, subrayó el organismo.