Ciudad de México, 6 abr. (AMEXI).- En tres décadas de la historia de los debates en México se han dado episodios que marcaron este tipo de ejercicios democráticos en el país, que van desde el evidente triunfo verbal de Diego Fernández de Cevallos, que no ganó la elección, la ausencia de López Obrador en 2006, la edecán que robo la mirada de Gabriel Quadri y de millones de espectadores en 2012.
Los debates son la palestra para que los mexicanos conozcan a sus candidatos bajo presión, pero no son definitivos en los resultados de las elecciones, porque de eso se encargan las maquinarias de los gobiernos y partidos, dijo el politólogo y exconsejero del IFE (hoy INE), Mauricio Merino.
Recuerda que el triunfo en el debate del llamado “Jefe” Diego Fernández en 1994 frente al que después sería presidente, Ernesto Zedillo y Cuauhtémoc Cárdenas, “quien, dicho sea de paso, nunca fue bueno debatiendo”.
Asimismo, el debate del año 2000, donde participó Gilberto Rincón Gallardo, “y evidentemente le ganó a Vicente Fox y a Francisco Labastida”, o la muy digna participación en estos ejercicios de Patricia Mercado en 2006, frente a Felipe Calderón y Roberto Madrazo.
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Después vinieron escenas que todos aún recuerdan, no por el nivel del debate, cuando Gabriel Quadri, candidato de Nueva Alianza, miró la parte trasera de la modelo durante el debate presidencial de 2012. “Nadie se acordó a la hora de votar de las propuestas de Quadri, sino de la edecán”, recuerda Merino.
En 2018 se dio un encuentro ríspido entre los candidatos presidenciales Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, Jaime Rodríguez “El Bronco” y José Antonio Meade.
El apodo del tabasqueño al panista: “Ricky Riquín Canallín” es lo que más se recuerda de ese debate en Tijuana, frase que se volvió viral y al final de cuentas se volvió en un lastre para Ricardo Anaya.