
Iris Bringas: cantante, compositora, productora, cronista y escritora mexicana. Fundó con su compañero Jehová Villa “La prodigiosa maquinita de soñar un poco”. Artista multimedia, cumple 25 años de trabajo musical.
“Emilia Pérez” una obra que encontró en la problemática actual del crimen organizado en México “lo que se tenía que decir” y se dijo; una ficción entre la serie Breaking Bad y el Musical Chicago, Emilia Pérez resulta una película que, buena o mala, nos hace pasar un buen domingo.
Había contemplado cortos de la película Emilia Pérez, leí reseñas malas y otras tantas indiferentes. En mi caso, la tenía eliminada de toda posibilidad de ir a ver algo considerado un “bodrio cinematográfico” y no me preocupaba en lo más mínimo no opinar sobre esta cinta.
La verdad es que la decisión la tomé hoy más por el tema de sentarme a ver un musical, aunque esto posee una historia particular:
Mi papá es amante de los musicales y de niña me ponía a ver los que le gustaban; yo disfrutaba muchos, pero se veían con tanta frecuencia que, de pronto, cuando fui adolescente, comencé a repeler todo encanto del cine musical. Aunque en secreto cantaba “Memory” de Cats, que me encantaba la versión de Barbra Streisand o “Evergreen”, de Nace una estrella (1976), dos piezas que a mis 13 años eran un reto monumental a interpretar y yo lo hacía.
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He disfrutado y odiado la comedia musical desde mi más tierna infancia
Recuerdo las mañanas de domingo viendo La novicia rebelde, Canción del sur, Mary Poppins, Mi bella dama o Annie, la cual desde niña me aprendí completa.
Y amé West Side Story de 1961 (traducida como Amor sin barreras), sin fijarme de pequeña si trastocaban las tradiciones latinas o no, pues me encantaba el tema de amor “Tonight” y el maravilloso dueto de María y Tony, magistralmente compuesto por Leonard Bernstein.
No me gustó Jesucristo Súper Estrella (1973), pero la canción de Magdalena la canto con frecuencia. De El Mago de Oz vi las dos versiones y fui feliz. Trataba de escapar los domingos que pasaban “Juan Salvador Gaviota”, porque de plano mi cabeza no podía con tanta melosidad, pero amé la música de Neil Diamond.
Canté Evita en un casting para la puesta de México a mediados de los 90, pero la obra finalmente no se montó… En fin, he disfrutado y odiado la comedia musical desde mi más tierna infancia.
Me he negado a ver películas musicales
Y pese a que en mi adultez varias veces me he negado a ver películas musicales, puedo decirles que aprecié mucho Sweeney Todd y sólo la vi por Johny Deep.
A principios del nuevo siglo me encantó Chicago con Catherine Zeta-Jones y Richard Gere; mas al intentar ver los “Miserables” (el fenomenal libro de Víctor Hugo dedicado a su amigo Vidocq, quien es considerado el primer criminalista de la historia), lamentablemente a los 15 minutos de la película musical aborté tal misión y pedí a grito pelado ¡devuélvanme a la versión para TV sin canciones!, con una Cosette interpretada por Edith González en 1974, la cual fue bastante digna.
Decidí ignorar Nace una estrella con Lady Gaga (bueno, lo intenté pero a los 15 minutos y tras tanto aullido paré de sufrir). Lamentablemente vi Joker: Foile a Deux y recordé de vuelta por qué no me laten los musicales…
¿Por qué Emilia Pérez me ha gustado?
Vaya mi preámbulo para poder entender por qué Emilia Pérez me ha gustado: Si bien la música es pasable, no resulta nada memorable; es decir, nada que salga tarareando.
Me parece un ejercicio de musical que, si hubiera visto escenificado en un teatro, aplaudiría pensando en que la tradición de los musicales de Broadway quizá tuvieron una historia de fantasía de nuestro México mágico (con denuncia social muy bien estructurada desde su muy extranjero punto de vista y, sobre todo, bien armado por franceses en una estética kitsch). No obstante, la tarea de realizarlo como película, me parece una buena odisea bien lograda a secas.
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Una ficción como tomada de escenas de Breaking Bad y la Reina del Sur, la Emilia Pérez hace referencia a las problemáticas de género y al crimen organizado. Abre con actuaciones frías y ciertamente choqueantes, que de pronto se tornan en verdaderas actuaciones de drama por personajes memorables con los que pronto olvidamos el prejuicio de las maneras de hablar, debido a que la dirección va llevando de la mano el desarrollo escénico y actoral, y también conduce al espectador a presenciar ese cambio que hemos visto ad nauseaum en películas musicales hollywoodenses: actores que se sienten incómodos por bailar y cantar, y actores que no cantan (parte de la tradición).
Intermedio
Valga el recuerdo en este momento de que un amigo melómano de mi papá tenía una colección de discos con todas las versiones de los musicales de Broadway y una de estas rarezas que llevó a casa, fue un compilado de las canciones más emblemáticas de las películas musicales grabadas por cantantes profesionales.
Los escuchamos con asombro, pero ninguno lograba la belleza e inocencia interpretativa de aquellos que teníamos en el corazón, pues los inmortalizados por la pantalla grande contenían un toque de humildad y de ingenuidad entrañable. Recuerdo que las canciones que amaba cantadas por Julie Andrews, las pude odiar en esta recopilación de cantantes profesionales, que nos sirvió para reír por años, como un chiste local familiar.
Ahora, en Emilia Pérez, aquella ingenuidad y sencillez la consiguen los actores al cantar sin pretensión vocal, sino interpretativa; sin sentirse cantantes y logrando momentos emotivos, dramáticos, lúdicos.
Una puesta musical sencilla con una propuesta nada pretenciosa, las partes musicales que llaman la atención incluyen la interpretación de Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón en la cena de recaudación de fondos. También la escena musical centrada en Selena Gómez encanta.
Criticas
Yendo a la crítica de que no representan las tradiciones mexicanas y el acento extranjero, empiezo por Selena Gómez: nada a lo que no estuviéramos acostumbrados con la carioca-mexicana Irasema Dilián en las películas nacionales, fuese junto a un Pedro Armendáriz o con Madaleno.
El rostro inexpresivo y una muy mala dicción del dialecto nacional, no impedían que el desarrollo de un drama como Cumbres borrascosas o la comedia Muchachas de uniforme fueran disfrutables; incluso mucha gente la amó en Pablo y Carolina. En fin, que pudiera parecer muy insidioso pensar que su acento hace una mala película o actuación.
Sobre Zoe Saldaña, su personaje es muy bien abordado. Se deja llevar y logra momentos musicales y vocales muy buenos, así como su compromiso con el drama. Su forma de hablar el español no me parece para nada molesto debido a su gran actuación. Obviamente que con la elección de esta actriz, el director garantiza también su llegada a cierto tipo de público: los amantes del cómic.
En el caso de Karla Sofía Gascón, la actuación es brillante, conduce su historia a una grata experiencia; está completamente negada para cantar, pero eso no importa para esta película.
Aplaudo de pie por su trabajo actoral y por dejarse fluir por un drama donde dejar triunfar el bien es también dejar pasar por alto el merecido castigo a la maldad.
Adenda de curiosidades
No hay concesiones en lo que se dijo que se tenía que decir y muy cierto, no lo diré aquí para dejarles disfrutar “La cena de recaudación” y, ya en general, la crítica social de la película desarrolla diferentes denuncias y planteamientos sociales que atañen al mundo entero y a México.
Una persona que lo quiere todo y abandona todo, para negarse a perderlo. Que vive desde la perspectiva del hombre y ejerce el machismo convertida en mujer, que quiere limpiar sus culpas y que no tiene tiempo para un verdadero cambio… porque la sociedad es así.
Y porque ser mujer incluso desde la perspectiva de las situaciones que se viven como alguien de poder, llevan al extremo la saña y la violencia de género, precisamente por el hecho en que en Latinoamérica se considera imprescindible lograr la equidad y la igualdad de géneros, cuando en otros países donde la política de “ultra derecha” prevalece, parece demasiado otorgar derechos de igualdad por encima de los derechos hegemónicos de los hombres (con frases lapidarias como Hacen parecer que vale más la vida de una mujer que la de un hombre, tomado de un discurso de Milei) y la verdad es que en el mundo la impunidad hace parecer que vale menos la vida de una mujer que la de un hombre.
Algo muy claro contiene esta historia al jugar ambos roles con el mismo personaje, pues permite la reflexión de ¿hasta cuándo podremos tratarnos como seres humanos, más allá de nuestro género biológico o nuestra identidad de género? Emilia Pérez, permite cuestionar profundamente por qué en lugar de avanzar a propiciar la equidad, se establecen supremacías que generan abuso e injusticia, en lugar de un verdadero cambio; porque lo socialmente importante se convierte en una moneda de cambio política y así la humanidad se deja llevar por tendencias como ovejas sin dueño.
Superficiales minucias con que la gente critica
Creo que las minucias en las que la gente se mete para una crítica sin sentido a la película, son superficiales; criticar que si el título profesional de la abogada no es como sale en México o la forma de hablar de las actrices o el extremo de decir que en la categoría de mejor actriz no puede estar Karla Sofía es poco trascendente, aunque como dicen por ahí “Publicidad es publicidad”. Buena o mala, Emilia Pérez nos hace pasar un buen domingo.
… y Epílogo
Como trascendió el desfile de catrinas hecho tradición que “nos enseñaron” en James Bond 007: Spectre, la comunidad mexicana agregará a su léxico guarro la frase recitada impávidamente por Selena Gómez “¡Me arde la pinche vulva por…!”, agregando motivos que le vengan en gana a las personas que lo usemos; pues si existe el “dolor de huevos”, ¿por qué no el de vulva, carajo? Ya lo decía Chavela Vargas: “Un mexicano nace donde le dé su chingada gana” y… eso sucede en Emilia Pérez.