Tuxtla Gutiérrez, Chis., 20 oct. (AMEXI).- Los restos del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, párroco durante más de dos años y medio en el templo del barrio de Guadalupe, de San Cristóbal de Las Casas, fue despedidos desde el andador Guadalupano por más de 200 feligreses.
Durante la caminata hasta la Iglesia de Guadalupe, los dolientes pidieron justicia para el padre, quien fue recibido por el obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Rodrigo Aguilar Martínez.
Al llegar al altar, los feligreses, con lágrimas y portando banderas blancas, gritaban: «justicia, justicia, justicia».
Lee: El asesinato del padre Marcelo Pérez es un acto de «brutal»: Episcopado Mexicano
Los padres indígenas del sacerdote victimado y quienes no hablan español, estuvieron junto al féretro. Uno de ellos se inclinó en silencio, llorando al recordar al sacerdote.
Destacó por su labor a favor de los más necesitados
Tras exclamar que el padre Marcelo «seguramente ya está en la presencia del Todopoderoso», el obispo Rodrigo Aguilar ofició la misa y recordó la labor del prelado a favor de los más necesitados, de los más pobres y de los indígenas.
Casi 500 feligreses asistieron a la misa en la Iglesia de Guadalupe, donde exigieron justicia por el asesinato del sacerdote, cuyo cuerpo se vela en la iglesia.
Su sepultura sería en San Cristóbal, en San Andrés Larrainzar o en el municipio de San Pedro Chenalhó, donde ofició misa como sacerdote indígena de lengua tzotzil.
Entre los asistentes estuvieron maestros de educación indígena, organizaciones sociales, defensores de derechos humanos y personal del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.
Aguilar Martínez declaró que la Diócesis está dispuesta a perdonar a los agresores y a quienes mandaron a asesinar al párroco de la iglesia de Guadalupe, Marcelo Pérez.
Obispo llama a la paz
Sin embargo, exhortó a que recapaciten porque la verdadera paz tiene que ir en unidad a la verdad y a la justicia.
Llamó a las personas que tengan algún ejercicio de autoridad busquen la paz con los criterios de justicia de verdad, «de auténtica verdad y que nos respetemos los unos a otros, el párroco en varias ocasiones le comentó que tenía amenazas de muerte”.
Agregó que el párroco falleció en una fecha importante para la Iglesia Católica, «es el domingo mundial de las misiones, entonces vemos que Dios permitió que allá sucedido este día como ofrenda de su vida para que crezca la Paz en Cristo Jesús».
