Acapulco, Gro., 29 sep. (AMEXI).- Los habitantes de este puerto turístico y en especial, los de la zona Diamante, despertaron este domingo de la pesadilla de haber sobrevivido dos huracanes en menos de un año (Otis y John); pero a pesar de su fe inquebrantable en volver a levantarse, el panorama es desalentador.
La ayuda de los gobiernos federal y local, llegó ayer a cuenta gotas, ya que el Ejército Mexicano sólo repartió 500 despensas entre los miles de vecinos del Fraccionamiento Rinconada del Mar en la colonia Colosio, uno de los más devastados por el meteoro, quienes tenían la esperanza de que ahora sí, los auxiliarían rápidamente.
Sin embargo, eso no fue así ya que los residentes de ese fraccionamiento, al igual que de las otras 15 colonias afectadas por John, se quejaron que los grandes tráileres de la Secretaría de la Defensa Nacional levantaron el ánimo de muchas personas que no han probado bocado en más de dos días.
Tras dos huracanes en menos de un año, el pueblo acapulqueño sigue esperando la ayuda que nunca llega. 500 despensas no son suficientes para quienes lo han perdido todo.
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Ver esos enormes camiones verdes, comentó a AMEXI la familia González, nos lleno de alegría y de inmediato se formaron las enormes filas para recibir las despensas; sin embargo después de unos cuantos minutos se acabaron, ante las caras de incredulidad de los vecinos, cuyos reclamos no se hicieron esperar.
«¿Porqué tan pocas despensas?, era la pregunta generalizada de la gente, la cual quisieron apagar los soldados diciendo que más tarde traerían más, y hasta el momento no han regresado. No pedimos ayuda de enseres domésticos a pesar que muchos perdimos todo otra vez, sino agua y comida», comentó el señor Gerardo, cuya caso fue tragada por el agua.
«Los militares se fueron y nadie del gobierno federal, estatal y municipal no se ha presentado en esa zona; incluso en el boulevard de Las Naciones no te encuentras nada de gobierno, habían montado un comedor comunitario y ya lo desmontaron, quién sabe porqué».
🌪️ Dos huracanes en menos de un año, y la ayuda llega a cuentagotas. Mientras los militares se van, el pueblo sigue con hambre y desolación. La solidaridad de los paisanos es lo único que mantiene en pie. 💔#Acapulco #HuracánJohn #AyudaYa #Solidaridad pic.twitter.com/ygnjjOtmkm
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«No pedimos caridad, sino que cumplan con su responsabilidad de ayudar al pueblo en desgracia y no que sólo vengan un rato, pasen lista, se saquen la foto y se vayan… como sucedió la noche del pasado viernes, cuando la presidenta municipal Abelina (López) llegó a la colonia de al lado, La Poza, con mucha gente, camionetas, lanchas, camiones anfibios y no sé qué tanta madre y no hizo nada», fustigó la señora Romo.
«Pero eso sí, regaló también 500 despensas, se tomó fotos, grabó un video en el cual casi llora y sin decir más, se fue. Eso es una burla que anden con su teatrito montado por aquí y por allá, y que no hagan nada por nosotros, que somos el pueblo, ese del cual se llenan tanto la boca los políticos y, ¿por qué no decirlo?, también el presidente».
La desolación y el abandono de los tres niveles de gobierno otra vez se hizo patente, luego de que John golpeó las costas de Guerrero y los acapulqueños, como pueden, iniciaron la remoción de sus casas y calles, bendecidos por la solidaridad de sus paisanos que les proporcionan comida, agua, alguna ropa y sobre todo, su apoyo moral.
El fantasma del desabasto y de la desolación ronda ya en Acapulco
Lo anterior, en virtud de que la comida y demás víveres ya son escasos, como consecuencia de la rapiña en las tiendas de conveniencia; en los pocos supermercados que ya abrieron, sólo se deja pasar a una persona por familia para que compre entre 10 y 15 productos de primera necesidad en efectivo, pues las terminales bancarias para pagar con tarjeta no funcionan.
Rezan los dichos populares que «la Esperanza muere al último» y que «Después de la tempestad viene la calma», pero como ven las cosas, la gente damnificada tendrá otra lucha titánica que librar para salir de nuevo adelante, con poca ayuda gubernamental.