La Iglesia católica se prepara para vivir uno de los eventos litúrgicos más significativos: la misa de inicio del pontificado del nuevo Papa, León XIV.
Aunque el Papa comienza a ejercer su autoridad desde el momento de su elección, esta celebración solemne representa el acto público y oficial que marca el comienzo de su ministerio como Obispo de Roma y sucesor de San Pedro.
A continuación, se detallan los momentos clave que estructuran esta ceremonia cargada de simbolismo:
Procesión de entrada y saludo inicial
La misa comienza con una procesión solemne desde la Basílica de San Pedro. El Papa León XIV entra en la Plaza portando vestiduras litúrgicas blancas, en señal de pureza y resurrección. A su llegada al altar, se realiza el saludo litúrgico inicial y la invocación al Espíritu Santo.
La entrega del Palio
Uno de los gestos centrales es la imposición del Palio, una banda de lana blanca con cruces negras que simboliza el cuidado del pastor por su rebaño. Lo impone el cardenal protodiácono en nombre del pueblo cristiano, recordando que el Papa no solo gobierna, sino que pastorea.
La entrega del Anillo del Pescador
El Anillo del Pescador, símbolo del poder pontificio y de la continuidad apostólica, es colocado en la mano del nuevo Papa por el decano del Colegio de Cardenales. Lleva grabada una imagen de San Pedro con una red, evocando la misión evangelizadora de la Iglesia.
La Profesión de obediencia
En este momento, seis cardenales (dos diáconos, dos presbíteros y dos obispos) se acercan al Papa para expresar su obediencia y fidelidad en nombre de todo el Colegio Cardenalicio. Es un acto que refleja la comunión jerárquica y la unidad eclesial.
La liturgia de la Palabra y la homilía del Papa
Se proclaman las lecturas del día, y el Papa pronuncia su primera homilía pública como Sumo Pontífice, que suele marcar el tono doctrinal y pastoral de su pontificado. Se espera que León XIV aborde temas como la sinodalidad, el cuidado de la creación y la justicia social.
La liturgia eucarística
El momento culminante de la misa es la celebración de la Eucaristía, presidida por León XIV. Este gesto manifiesta su rol como guía espiritual y pastor universal. El pan y el vino consagrados son distribuidos a miles de fieles presentes.
Bendición final y saludo a los pueblos
La ceremonia concluye con la bendición apostólica, en la que el Papa imparte su bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo). Luego, se dirige brevemente a los fieles con un saludo de cercanía y esperanza, que suele resonar más allá de las fronteras del catolicismo.
La misa de inicio de pontificado no es solo un acto ceremonial, sino una expresión viva de la fe y del servicio que el Papa asume ante la Iglesia y el mundo. En el caso de León XIV, cada gesto será observado con atención por quienes buscan comprender la dirección que tomará este nuevo liderazgo espiritual.