Autoridades médicas aseguran que más de 80% del daño a la piel por radiación solar ocurre en la niñez, por lo que el cuidado debe comenzar desde el nacimiento de las personas.
Expusieron que la mayoría de los rayos ultravioleta (UV) se reciben cuando los menores salen a jugar entre las 10 de la mañana y las cuatro de la tarde.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señaló que la protección de la radiación ultravioleta es cuidarse de la luz del sol aún en días nublados y de objetos que emiten luz, como tabletas, computadoras y celulares.
Ante ello, especialistas en dermatología de hospitales públicos y privados consideraron fundamental proteger del sol a niñas y niños prácticamente desde recién nacidos.
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¿Cuáles son los cánceres por UV?
Según los especialistas, las enfermedades de la piel causadas o agravadas por los rayos UV incluyen el cáncer de piel (melanoma y no melanoma), el envejecimiento prematuro (arrugas, manchas, pérdida de elasticidad), quemaduras solares, y reacciones fotoalérgicas o fototóxicas (fotodermatosis).
También pueden aparecer lunares y pecas, la piel puede volverse áspera y amarillenta, y el daño solar puede debilitar el sistema inmunológico y el ADN de las células cutáneas. La reducción de la capa de ozono disminuye la protección natural que ofrece nuestra atmósfera contra la radiación ultravioleta perjudicial del sol.
Enfermedades en la piel por rayos UV
La exposición a la radiación UV sin protección es el factor de riesgo más prevenible del cáncer de piel.
El melanoma, la forma de cáncer de piel más grave, es ahora uno de los cánceres más comunes entre los adolescentes y los adultos jóvenes de entre 15 y 29 años. La exposición a la radiación UV y las quemaduras solares, especialmente durante la niñez, son factores de riesgo para la enfermedad.
Hay cánceres de piel no melanoma y son menos letales que los melanomas. Sin embargo, si no se tratan pueden extenderse, causando desfiguración y problemas de salud más graves.
Existen dos tipos principales de cánceres de piel no melanoma: carcinomas de célula basal y de célula escamosa. Si se detectan y tratan a tiempo, estos dos cánceres raramente son fatales.
Los carcinomas de célula basal aparecen como pequeños bultos o nódulos carnosos en la cabeza y en el cuello, pero pueden darse también en otras áreas de la piel. Puede penetrar al hueso y causar un daño considerable.
El carcinoma de célula escamosa puede aparecer como nódulos o como manchas rojas y escamosas. Este cáncer puede crecer a grandes masas y, a diferencia del carcinoma de célula basal, puede extenderse a otras partes del cuerpo.
Envejecimiento prematuro y cataratas
Otros trastornos incluyen la queratosis actínica y el envejecimiento prematuro de la piel. Son crecimientos de piel que ocurren en las áreas del cuerpo expuestas al sol. El rostro, las manos, los antebrazos y el escote son especialmente susceptibles a este tipo de lesión.
La exposición crónica al sol también causa envejecimiento prematuro, que con el tiempo puede hacer que la piel se vuelva gruesa, arrugada y curtida. Ocurre gradualmente y hasta un 90% de los cambios en la piel comúnmente atribuidos al envejecimiento son causados por el sol.
Las cataratas son una forma de daño a los ojos por el cual una pérdida de transparencia en el cristalino del ojo nubla la visión. Si no se tratan, las cataratas pueden ocasionar ceguera. La investigación ha demostrado que la radiación UV aumenta las probabilidades de ciertas cataratas.
Otros tipos de daños a los ojos incluyen pterigión (un crecimiento de la conjuntiva que puede boquear la visión), cáncer de piel alrededor de los ojos y degeneración de la mácula (la parte de la retina donde la percepción visual es más aguda).
Adicionalmente, los científicos han descubierto que la sobreexposición a la radiación UV puede suprimir el funcionamiento del sistema inmunológico del cuerpo y las defensas naturales de la piel, reduciendo su capacidad para protegerse contra estos invasores.
La exposición a radiación en la niñez puede ocasionar cáncer en la vejez
La doctora Nanette Alcántara Solís, jefa del Departamento de Dermatología Pediátrica del Hospital General del CMN La Raza, expuso que en la edad adolescente o adulta la exposición al sol disminuye, pero tenemos esta acumulación.
“Recibimos radiación ultravioleta que daña nuestras células y empieza a cobrar la factura a los 30 o 40 años de edad con lesiones benignas y después de los 50 años, con lesiones premalignas o un cáncer de piel”.
Recomendaciones
Por ello, la protección solar debe comenzar desde el nacimiento, idealmente a los recién nacidos no se les debe exponer al sol hasta que cumplan seis meses de edad. Luego se recomienda el uso de protectores solares tipo pantalla (bloqueador solar que rechaza la radiación solar como si fuera un espejo) durante toda la infancia.
Asimismo, evitar en lo posible permanecer en exteriores entre las 11 de la mañana y las cuatro de la tarde, horario en el cual la radiación ultravioleta es más fuerte. El protector también debe utilizarse en interiores.
La finalidad del bloqueador es llegar a la vida adulta y evitar o retrasar la aparición de lesiones benignas como manchas, melasma (aparición de manchas color marrón o grisáceo en áreas expuestas al sol) o lesiones premalignas como queratosis actínicas (placa gruesa, áspera y escamosa) o cáncer de piel.