Ciudad de México, 17 jul. (AMEXI).- México ocupa el lugar número cinco entre los países que presentan mayores tasas de obesidad, advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
A su vez, el Consejo Mexicano de Medicina Interna y la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología indican que aproximadamente 36.8% de la población presentará obesidad en 2030.
Por su parte, la Secretaría de Salud señala que la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública mundial más graves del siglo y ha ido en aumento en los últimos años de forma alarmante.
La Federación Mundial de la Obesidad apunta que México ha presentado un aumento preocupante en los niveles de sobrepeso y obesidad en las últimas décadas, con una prevalencia de 72.4% en la población de 20 años en adelante.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2022 muestran que más de 50 millones de personas en el país padecen obesidad, lo que equivale a uno de cada tres adultos.
Trastornos
De acuerdo con Fernando Barba, internista en la clínica de obesidad, nutrición y metabolismo del Centro Médico ABC, en muchos individuos existe una estrecha conexión entre el hambre emocional y la obesidad.
Aproximadamente 60% de los pacientes con esta condición también sufren de trastornos depresivos y de ansiedad, lo que subraya la complejidad del problema y por ello debe abordarse desde una perspectiva multidisciplinaria.
“El hambre emocional se ha identificado como un factor psicológico crítico que contribuye significativamente al sobrepeso y a la obesidad”, indica el especialista.
«Hay personas que al sentir tristeza, angustia, ansiedad o incluso felicidad, recurren a la comida, no por necesidad fisiológica, sino para mitigar o reforzar esos sentimientos.
«Ese patrón puede derivar en problemas graves de conducta alimentaria y agravar las consecuencias físicas y emocionales, señala el especialista.
Mal crónico
“La obesidad es una enfermedad crónica que predispone a las personas a diversas patologías, como diabetes e hipertensión arterial, aumentando también el riesgo de mortalidad», añade Barba.
Por eso, insiste, es fundamental tratar la parte emocional de cada paciente, dice, y recuerda que el estado completo de salud y bienestar incluye la parte emocional.
«Además, debemos atender las expectativas de los pacientes y adaptarlas para mantener su motivación”, recomienda Barba.
Advierte que las alteraciones hormonales, psicológicas y mecánicas derivadas del hambre emocional requieren la intervención de especialistas para ser tratadas eficazmente.
“Simplificar la obesidad como un problema meramente relacionado con el exceso de peso, limita las opciones de tratamiento.”
Si la evaluación de esta condición se centra únicamente en el tamaño y peso corporal, la comprensión de la enfermedad queda enormemente restringida, reitera.
Por ello, explica, abordar la obesidad y el hambre emocional de manera efectiva requiere de una estrategia integral que considere tanto los aspectos físicos como emocionales involucrados.
Factor de riesgo
El manual de obesidad de Merck señala que puede causar otros síntomas, además del sobrepeso, como dificultad respiratoria, ronquidos o problemas cutáneos, como estrías, dolor de espalda y articular.
Los especialistas coinciden en que la obesidad es uno de los principales factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, como diabetes y enfermedades cardiovasculares. (https://www.merckmanuals.com/es-us/hogar)
También favorece la hipertensión, el colesterol alto y enfermedades hepáticas y cerebrovasculares.
Asimismo puede propiciar , varios tipos de cáncer y apnea del sueño, señala por su parte la Secretaría de Salud.
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La dependencia federal explica que muchos casos de obesidad se deben a que las personas con ese problema ingieren más calorías de las que su cuerpo necesita.
Sin embargo, además de la dieta, hay otros factores que propician la obesidad, como los genes, el estilo de vida o el consumo de ciertos fármacos y sustancias.