Con emoción, esperanza y sentido de responsabilidad recibió la Orden de San Agustín la elección de Robert Francis Prevost Martínez, ahora Papa León XIV, como nuevo líder de la Iglesia Católica.
En entrevista con la agencia de noticias AMEXI, Marco Antonio Luna Medrano, Prior Provincial de los Agustinos en México, compartió su lectura sobre esta histórica decisión que, según afirma, “puede darle un nuevo brillo a la fe” en una etapa de claros desafíos para el mundo y para la Iglesia.
Una elección inesperada pero profundamente simbólica
“No nos lo esperábamos», admitió el padre Luna, al ser cuestionado sobre si León XIV estaba entre los candidatos más probables.
“No lo esperábamos, pero nos dio muchísima emoción, muchísima alegría, y ahora también muchísima responsabilidad», agregó.
Aunque no figuraba como favorito, Luna interpreta su elección como fruto del discernimiento profundo que los cardenales hacen previo al cónclave.
“Antes de la elección, los cardenales reflexionan sobre los retos y necesidades de la Iglesia en comisiones. Con base en eso, definen el perfil de quien debe guiarla. León XIV es fruto de esa reflexión,” explicó.
En su visión, el nuevo pontífice responde a un momento clave para la Iglesia, marcado por división interna, conflictos globales y una creciente necesidad de renovación.
Un Papa joven para un tiempo de desafíos
Con 63 años, León XIV es considerado un Papa joven dentro del contexto eclesiástico. “Puede imprimir dinamismo, frescura. Eso es vital en una época tan convulsa. En él vemos la posibilidad de renovar la esperanza, de revitalizar la fe en muchas partes del mundo,” sostiene el Prior.
Además, destacó su insistencia en el mensaje de paz, tanto a nivel mundial como espiritual. “No sólo habló de la paz dentro de la Iglesia, sino de la paz de las naciones. Sin paz mundial, difícilmente puede haber paz espiritual. Todo va de la mano,” argumentó.
Raíces latinoamericanas, mirada global
León XIV es estadounidense de nacimiento, pero de madre peruana y gran parte de su ministerio lo desarrolló en América Latina, especialmente en Perú. Para el padre Luna, esto representa una oportunidad única para tender puentes.
“No es sólo estadounidense, también es latinoamericano. Conoce ambas realidades, y eso le permite tener una visión más amplia de la Iglesia universal,” dijo.
Al ser cuestionado sobre si su elección puede leerse como un mensaje ante la figura de Donald Trump y las tensiones políticas, el religioso fue claro:
“La Iglesia no elige Papas por razones geopolíticas. El Espíritu Santo habla según las necesidades de la Iglesia, no de una nación. No hay cálculos políticos. Es una elección espiritual», declaró.
Continuidad con Francisco, apertura y claridad
Uno de los temas clave tras la elección de un nuevo Papa es si continuará la línea del pontificado anterior.
En ese sentido, el padre Luna cree que León XIV dará continuidad a muchas de las puertas que Francisco abrió, particularmente en cuanto a diálogo con temas complejos:
“Francisco nos enseñó a no tener miedo a hablar de ciertos temas. León XIV, estoy seguro, seguirá promoviendo esa apertura, pero con claridad. No se trata de confundir, sino de caminar con misericordia y firmeza·, recalcó.
Destacó la importancia de abordar temas como la homosexualidad, el papel de la mujer y el aborto con responsabilidad pastoral.
“Todos somos hijos de Dios, todos merecen amor. Pero también se necesitan posturas claras. Amor con verdad, verdad con caridad,” subrayó.
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Un reto y una inspiración para los Agustinos
La elección de un Papa formado en la espiritualidad agustiniana también tiene implicaciones importantes para la orden. “Es un llamado fuerte para nosotros. Un reto y una alegría. Nos impulsa a trabajar más por el Reino de Dios», comentó.
El padre Luna consideró que León XIV encarna muchos valores agustinos, especialmente en su enfoque sobre la sinodalidad.
“San Agustín soñó con una Iglesia que caminara unida, donde se tomaran decisiones en comunidad. El Papa tiene esa misma visión: caminar juntos, escucharnos, construir en común,” afirmó.
La vida en comunidad, uno de los pilares del carisma agustino, podría verse reforzada bajo este pontificado. “Una Iglesia donde nos preocupamos unos por otros, donde se discute, se dialoga y se decide en conjunto. Esa es también la Iglesia que León XIV quiere construir,” dijo Luna.
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Un gesto que dice mucho: el idioma del corazón
Finalmente, el Prior Agustino destacó un gesto que pasó desapercibido para algunos, pero que para él tiene un profundo significado: el mensaje inicial del nuevo Papa incluyó algunas palabras en español.
“Aunque fue elegido en Roma, quiso hablarle a su pueblo, a la gente con la que caminó tantos años. Habló en español porque gran parte de su ministerio lo desarrolló en Perú. Eso es cercanía, eso es pastoreo auténtico,” expresó con emoción.
“El Espíritu Santo ha hablado”, concluyó el padre Luna. Y con esa certeza, la comunidad agustina —y gran parte del mundo católico— recibe al nuevo Papa con alegría, esperanza y la convicción de que, bajo León XIV, la Iglesia podrá renovarse sin perder su esencia: la fe, la misericordia y la unidad.