Ciudad de México, 18 abr. (AMEXI).- La contaminación electromagnética representa un desafío urgente para la salud pública, por lo que es fundamental contar con medidas concretas para comprender y mitigar los riesgos que implican para la población, expuso Francisco España, director de Asesoría Integral en Salud y Seguridad en el Trabajo (Assist).
El directivo de la consultora explicó que los campos electromagnéticos son generados por una variedad de fuentes como teléfonos celulares, antenas de telecomunicaciones, líneas eléctricas y dispositivos electrónicos, que tienen impacto potencial en el sistema nervioso y el cerebro humano.
Mediante un comunicado, refirió que estudios científicos han demostrado que la exposición prolongada a niveles elevados de radiación electromagnética puede tener efectos adversos en el cuerpo humano, desde trastornos del sueño y dolores de cabeza, hasta un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y cáncer.
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Mencionó que el estudio “Radiaciones no ionizantes parte 2: Campos electromagnéticos de radiofrecuencia”, publicado por Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, expone la relación entre los campos electromagnéticos y un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, incluyendo el cerebral y el de mama.
Se requiere una conectividad fluiza y eficaz, pero también responsable y planificada
Asimismo, abundó, un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Baja California indica que se pueden tener alteraciones a la salud si los efectos térmicos de las radiofrecuencias son altamente intensos para elevar la temperatura de manera general o local.
Con el crecimiento de las ciudades, la necesidad de conectividad fluida y eficaz para los habitantes es innegable, y se ha expandido la infraestructura para asegurar estos servicios, “sin embargo, este proceso debe ser conducido con orden, planificación, responsabilidad y meticulosidad, con información clara y accesible a la sociedad”, recalcó.
Ante ello, Francisco España urgió a las autoridades gubernamentales, organizaciones de salud pública y a la industria tecnológica trabajen juntas para abordar el problema de la contaminación electromagnética, pues “se necesitan políticas y regulaciones más estrictas para limitar la exposición a campos electromagnéticos y proteger la salud”.
También se debe fomentar la investigación científica para comprender mejor los efectos de la radiación electromagnética en la salud humana y ambiental, y se deben promover prácticas seguras en el uso de dispositivos electrónicos y tecnologías inalámbricas, anotó.
A su vez, Gabriela Mercado, vocera de TES América, empresa de investigación y gestión del espectro radioeléctrico, subrayó que la contaminación electromagnética es un problema complejo que requiere respuesta coordinada y puntual para contar con políticas públicas.
Es momento, enfatizó, de que tomemos medidas concretas para proteger nuestra salud y el medio ambiente de los riesgos asociados con la exposición a estos artefactos.
En un mundo cada vez más digitalizado, es fundamental priorizar la salud y el bienestar de la población. Abordar la contaminación electromagnética es un paso crucial en esta dirección, y requiere un compromiso, por lo que es urgente abordar estos desafíos de manera integral y sostenible, agregó.
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