
La Retaguardia
Por Adriana Moreno Cordero
T an acostumbrados que estaban los morenistas, desde los tiempos del desaparecido expresidente Andrés Manuel López Obrador, a hacer todo, es decir, legislar sobre las rodillas, vía fast track y sin cambiarle “ni una coma”, que no deja de extrañar poderosamente que ahora, de cara a la controvertida elección judicial del ya próximo 1 de junio, se hayan visto más que lentos, muy retrasados.
Es, sin duda, una más de las muchas muestras de que hace tiempo al oficialismo se le salió de las manos esa locura llamada elección judicial. Y el problema es que en Morena y sus rémoras consideran este ejercicio como una especie de mega tómbola.
De nueva cuenta cercado, el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Gerardo Fernández Noroña, no tuvo más remedio que aceptar que en estos cuestionados comicios hay candidatos fuertemente ligados a la delincuencia organizada.
Pero desde cuándo se venía manejando esta situación. En muchas ocasiones, la oposición lo denunció y lo único que encontraron en el oficialismo fue la cerrazón; el hacerse como que no oían ni veían nada, emulando a una época dorada en la historia del país, el salinismo, ¡quién lo diría!
Como siempre, Fernández Noroña no acepta culpas y se limita a decir que hubo fallas, que los filtros fallaron. Ya se consignaba en este espacio, en anterior entrega, que la Comisión de Justicia que de manera taaan atinada preside el ahora flamante morenista Javier Corral, hizo de las comparecencias de los aspirantes un ejercicio muy estéril. Jornadas de aburrimiento en las que ni los integrantes de esa comisión estaban dispuestos a escuchar, con lo que burocratizaron ese ejercicio y los comparecientes, en muchas ocasiones, no atinaban a responder nada.
Así, estas “elecciones”, que –según el decir de la presidenta Claudia Sheinbaum– volverían a México el país más democrático el mundo, amenazan con naufragar gracias a la forma como el oficialismo las ha operado.
Y en este descargue de culpas, el senador Fernández Noroña señaló que a los candidatos que pudieran estar relacionados con el narcotráfico, el INE, a cargo de Guadalupe Taddei, debería retirarlos de la elección judicial.
Lo bueno es que la presidenta del INE le contestó a Fernández Noroña y lo puso en su lugar recordándole que previamente se estableció la responsabilidad que cada uno tendría en esos delirantes comicios y, en ese sentido, se supone que el Senado daría el visto bueno a las candidaturas que presentaran los Comités de Evaluación de los otros Poderes. Como se recordará, el del Poder Judicial renunció y esto lo subestimó el oficialismo.
El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta repartió parejo y también tuvo para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF):
“Yo creo que le va a corresponder finalmente al Tribunal Electoral determinar el fondo del asunto, no del acuerdo, sino de los casos que se presenten”.
Lo que sí, es que Fernández Noroña no debería subestimar la situación a la voz de que se trata de un error. “Somos seres humanos, los errores se corrigen”. ¿Será?
Otra cuestión. En realidad ¿todavía hay tiempo de retirar a aquellos candidatos ligados a la delincuencia organizada –alrededor de una veintena–, como lo asegura el líder del Senado? Porque, se reitera, de que se vieron lentos, no queda duda.
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— @INEMexico (@INEMexico) April 22, 2025
MUNICIONES
*** Gran controversia desató el hecho de que la presidenta Claudia Sheinbaum haya enviado en su digna representación a los funerales del Papa Francisco ni más ni menos que a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. Con este flaco favor que le hizo la jefa del Ejecutivo a la titular de la Segob, argumentando que esa Secretaría es la que tiene la responsabilidad de la relación con las diferentes Iglesias, Rosa Icela Rodríguez pasará muchas situaciones incómodas. Ningún jefe de Estado le hará caso, simple y llanamente porque no la conocen.
La presidenta Sheinbaum perdió una oportunidad de oro porque México es el país que más católicos tiene después de Brasil. Y la excusa de que la presidenta mexicana no es católica no tiene validez, porque asistirán a los funerales del Sumo Pontífice, por ejemplo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Rusia, Vladimir Putin. Finalmente, en Palacio Nacional se olvidaron de que Morena, el Movimiento de Regeneración Nacional, tomó su nombre precisamente de la Virgen Morena, la de Guadalupe.