Por Luis Carlos Rodríguez
El actual sexenio está por concluir en medio de una constante crisis migratoria que inició con la masacre de Camargo, continuó con decenas de caravas de centroamericanos, la militarización del Instituto Nacional de Migración (INM), el uso de la Guardia Nacional como “Border Patrol” mexicana, la tragedia de la estación migratoria de Juárez y cifras récord de detenciones y deportaciones.
Todo ello, en medio del discurso de una política migratoria ordenada y humanista, donde los lineamientos se dictaron desde la Casa Blanca, en el gobierno de Donald Trump y después por parte de la administración de Joe Biden.
Constantes visitas de funcionarios del Departamento de Estado a Palacio Nacional para abordar la crisis migratoria, acuerdos para intentar frenar las oleadas de extranjeros que pasan por México, pero que hasta la fecha se desconoce su alcance, los argumentos, el financiamiento para los mismos y las letras pequeñas.
En este tema, María Dolores París Pombo, investigadora del departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte, expuso ante senadores que es difícil entender los acuerdos entre México y Estados Unidos, pues no cuentan con instrumentos por escrito que puedan estudiar los académicos.
Dijo que este ostracismo entre la Casa Blanca y Palacio Nacional contrasta con los convenios pactados en esta materia de Europa con países del norte de África.
Al respecto, en la Legislatura que concluye el Senado, en los seis años, nunca les fue remitido por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador ningún acuerdo o convenio en materia migratoria entre México y Estados Unidos para su análisis, debate y ratificación, como debe corresponder para la instancia legislativa encargada de evaluar la política exterior.
Es más, ni siquiera los acuerdos o programas dictados por el Presidente para dar dinero del erario público para exportar Sembrando Vida a Centroamérica, bajo el argumento de frenar la migración o regalar cientos de miles de dólares a venezolanos deportados, pasaron por el Senado.
La investigadora María Dolores París Pombo, en la misma exposición, aseguró que la política migratoria en México ha sido históricamente muy reactiva a la política migratoria de Estados Unidos.
Aclaró que no quiere decir que no exista una soberanía en la toma de decisiones del Estado mexicano al respecto, pero significa que realmente no ha habido la decisión de diseñar a largo plazo una política migratoria.
En pocas palabras, no en voz de la destacada académica, la política migratoria mexicana se dicta en Washington quien considera la frontera sur mexicana como “su tercera frontera” y en México los gobiernos de todo signo, del PRI, del PAN y ahora de Morena, cumplen los mandatos y los disfrazan de acuerdos o convenios que se mantienen ocultos. Tal Cual.