La ausencia del creador
Subastan los tesoros de Lynch
Un guijarro en mi bota (Sucesos, eventos, hechos, casos, cosas)
Por Iris Bringas
E n una de esas charlas que tuve con David Lynch, de cuando pasábamos a la distancia filosofando y hablando de música y existencialismo, me preguntó.
–What is your perception of God? (¿Cuál es tu percepción de Dios?)
Entonces le contesté como pensaba en ese momento de la vida,
“Veo una silla enorme volteada de espaldas, cada que quiero alcanzarla está más lejana y cuando imagino lo que encontraré al voltearla, sé que estará vacía. Por eso pienso que el hombre creó a Dios a imagen y semejanza…”.
Lynch contestó,
“La ausencia del creador”.
Y me preguntó si no sentía en cada momento cotidiano la presencia de la divinidad en mis venas, en la respiración, en un amanecer hermoso o en una atrocidad. Le contesté que sí, que en cada una de mis creaciones artísticas habitaba mi propio creador. Que cada paso o momento creativo no era de este mundo y, por ende, era divino.
Entonces David Lynch respondió:
“La divinidad no es como la percibimos, sino que es lo que es y está en toda naturaleza. Creamos momentos de lo que somos, momentos de aquello que tememos, momentos de lo que genera algo en nosotros, por eso creamos. Todo aquello creado tiene fuerza creadora, pero no se lo digas a nadie, y aunque lo digas, tan franco como esto, nadie lo comprenderá de la misma forma, pues cada quien tiene una percepción distinta de los sonidos, de la imagen, de la realidad, de la irrealidad y de Dios. Lo importante no está en lo que parece más atractivo, sino en aquello que parece no tener importancia. Ahí encontrarás lo trascendental, incluso una nueva percepción de Dios”.
Revisar mentalmente nuestras conversaciones, el amor que mata por los cigarrillos, la música y mi completa ignorancia o mentecatez de no creer que estaba hablando con el mismísimo director de cine que tanto admiraba, a veces me genera mucha melancolía.
Recuerdo también que en una de esas charlas hablábamos del rock, del verdadero espíritu del rock y de aquellos que no lo tenían… Le traduje y expliqué el dicho popular: “El que no conoce a Dios, a cualquier barbón se le hinca”. Lynch esbozó, a través del frío teclado en Skype, una cálida carcajada: “Jejeje jojo… O puede ser que a ningún barbón se le hinca”, expresó, haciendo referencia burlona al refrán.
David Lynch amaba sus ceniceros, todos tenían una historia distinta. Al menos el Lynch que yo conocí, tenía un ritual especial para cada uno de ellos, “El kit de fumador”, le llamaba. Varias veces pausamos las charlas para ir a comprar cigarros en las tiendas cercanas para cada uno, él en ese momento en NY y yo en la tiendita de Doña Martha que cerraba de madrugada.
“Charlas de tontos”, le llamaba yo, recordando una canción de mi querido amigo Ernesto Guerrero llamada “Aún en tu piel”. La frase a la que me refiero dice:
“Ya no hay más charlas de tontos, ni tardes qué perder…”
Y ahora que David no está, sé que, aunque esas conversaciones pasaron hace muchos años, no tengo oportunidad alguna de volver a tener un privilegio como el que tuve durante al menos tres años, cuando tonteábamos por las noches “jugando a los músicos independientes profundos”, con ideas y bombardeo de canciones de ese compositor que decía ser un homónimo del director de cine.
El 18 de junio, en coincidencia con el cumpleaños 83 de sir Paul McCartney, se inició la subasta de los tesoros de uno de los más grandes cineastas del siglo XX. “The David Lynch Collection” (La colección de David Lynch) incluía más de 400 objetos personales. Habían pertenecido a su departamento y estudio, y comenzaron a ser subastados en punto de las 10:00 am hora del Pacífico L.A. Julien’s Auctions, reconocida casa de subastas especializada en objetos de colección relacionados con la cultura pop, se encargó de anunciarla.
¿Quién decidió vender los tesoros de David Lynch?
Sus cuatro hijos, Jennifer Chambers Lynch (1968), Austin Jack Lynch (1982), Riley Lynch (1992) y Lula Boginia Lynch (2012), acordaron realizar esta subasta para los más fetichistas. Incluyeron objetos cotidianos y cercanos de su padre, así como cosas que él atesoraba celosamente. Desde encendedores, ceniceros, tazas de café, máquinas para exprés, carteles de sus películas favoritas, libros y juegos de mesa, hasta micrófonos, instrumentos musicales, cámaras, objetos cinematográficos, corbatas, joyas y relojes.
También estaba su colección de discos, entre los que figuraban los suyos y los de Angelo Badalamenti, entre otros. Además, un libreto escrito a máquina de “Twin Peaks” con el nombre original tachado con pluma y con el nombre final colocado a mano; cajas de cerillos del onírico bar “Luna Lounge”; el libreto de “Lost Highway” (Carretera perdida); una copia autografiada del libro Honey, Baby, Mine: A Mother and Daughter Talk Life, Death, Love (Cariño, cariño, mío: Una madre y su hija hablan de la vida, la muerte y el amor), escrito por Laura Dern y su madre Diane Ladd.
Entre sus muebles viejos, objetos personalísimos y otros tantos productos de su creación, encontramos también unos zapatos negros y un sombrero raído. Además, un procesador de efectos “Dumbland” detrás del que se escondía para dar concepto a su voz en sus grabaciones. También dos balas de la guerra civil con una nota manuscrita en la que se lee: “disparo a la cabeza”, etcétera.
Sin lugar a dudas para Lynch “Este mundo es tan extraño…”. Sus tesoros invaluables tienen hoy, indiscriminadamente, un precio que comenzó muy bajo en casi todos los artículos, considerando las primeras ofertas en una media de 50 a mil 500 dólares, que conforme pasaron las horas se elevó por la demanda y las pujas.
Una venta de garaje de aproximadamente cuatro MDD
Comparto una lista de los cuatro artículos que me gustaría tener, los cuatro que se vendieron más caros y los cuatro con menor precio en esta subasta, en la que vendieron lo que atesoraba Lynch en pedacitos. Mi amigo el torbellino ya no está, la silla del creador está vacía.
Los objetos que se vendieron más caros en esta subasta fueron los siguientes:
La oferta inicial de “Ronnie Rocket” (guiones inconclusos y uno con anotaciones del autor), comenzó en 50 USD y terminó vendido por 195 mil USD. Los guiones de “Mulholland Drive” se ofrecieron en 100 USD y al final se vendieron en 104 mil USD. La Silla del director inició en mil 500 USD, finalizando en 91 mil USD. Y el guion de “Lost Highway”, arrancó en 50 USD y terminó en 195 mil USD. Los objetos fueron vendidos antes de las 14:00 hrs., de México.
Ahora presento las fotos y precios de los objetos de la colección que me encantaría tener, entre ellos la Silla del creador, pero no repetiré la foto. Por cierto, el sábado 21 de junio cumplí añitos, por si algún lector amable quisiera obsequiarme uno de estos artículos, será más que bienvenido. Sin embargo, como podrán observar, se encuentran vendidos, así que creo que deberán esperar para encontrarlos más caros, en el caso de que alguien quiera desprenderse de alguno.
Y los que se vendieron a menor costo, son los siguientes:
Todos estos artículos comenzaron con una oferta inicial de 50 dólares y cerraron con el precio que ven en la imagen.
La subasta tuvo lugar en juliensauctions.com. Sin embargo, también tuvo participación presencial “The Peninsula Beverly Hills”. Cerró a las 18:00 hrs., de la Ciudad de México.
Y sobre este suceso, una canción del disco Crazy Clown Time la canción “Movin’ On”:
Por este camino, poco más que un recuerdo. Un recuerdo de oro. El amanecer … Una mirada dorada y una sonrisa… más allá del futuro, gritando: ¡Necesito! ¡No puedo ver la verdad! Solo un eco hueco… asustado, sincero. (David Lynch)
A modo de comparación de los costos de los objetos de Lynch y otros objetos de famosos subastados, dejo una pequeña lista histórica.
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Camiseta de Babe Ruth (1932): Vendida por más de 24 millones de dólares, es el objeto deportivo más valioso vendido en subasta.
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Zapatillas de rubí de Dorothy (El mago de Oz): Vendidas por más de 32 millones de dólares, son uno de los objetos más icónicos del cine.
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Escultura Michael Jackson and Bubbles: La estatua dorada de Michael Jackson con su chimpancé Bubbles, creada por Jeff Koons, se vendió por 5.16 millones de dólares).
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Casco de Darth Vader (El imperio contraataca): El casco de Darth Vader, usado por David Prowse en la película, se vendió por casi 900 mil dólares.
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Mechón de pelo de Elvis Presley: Se vendió en 115 mil dólares en 2002.
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Camiseta de Maradona (Mundial 1986): Vendida por más de 9 millones de dólares, siendo la camiseta más cara de un futbolista.
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Pañuelo con lágrimas de Leo Messi: Subastado por un millón de dólares.
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Espada de Aragorn (El señor de los anillos): Vendida por 437 mil dólares.
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Obra Shot Sage Blue Marilyn de Andy Warhol: Esta icónica pintura se vendió en 195 millones de dólares, estableciendo un récord para una obra de arte del siglo XX.
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Salvator Mundi, de Leonardo da Vinci. Aunque es una obra de arte, no de un famoso en sí, se vendió por 450.3 millones de dólares, siendo la pintura más cara jamás subastada.
Apéndice no relacionado pero relevante del día de hoy
El 18 de junio de 2025 falleció José Xavier Návar, mejor conocido como Pepe Návar. Apasionado crítico de cine y periodista de rock. Lamentable pérdida para el gremio del periodismo musical de la vieja y correcta guardia. Entre sus pendientes quedó en el tintero publicar por fin el caset póstumo de maquetas de nuevas canciones que le dejó Rockdrigo antes del primer 19S y que guardó celosamente hasta su último día. Hubo planes de publicarlo con la voluntad de Ediciones Pentagrama y Genoveva González (hermana de Rockdrigo), sin embargo, se desconocen los motivos por los cuales no se logró con Návar en vida.
Y hasta aquí por hoy con este guijarro. Nos leemos dentro de 15 días, cuando ya seré un año más vieja.
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