ENTREVISTA EXCLUSIVA
(Parte 1)
Ciudad de México, 8 mar. (AMEXI).- Queremos que nos den todo el poder con todas sus facultades, que nos den espacios sin escatimar las facultades, es un reclamo de las mujeres mexicanas y que habremos de lograr en breve, fueron las palabras de la presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, Ana Lilia Rivera Rivera.
En entrevista para la Agencia Mexicana de Información (AMEXI), la senadora tlaxcalteca recordó la lucha que han hecho las mujeres desde el Congreso de la Unión, los logros y los pendientes.
En plática telefónica, a Ana Lilia Rivera Rivera se le preguntó sobre lo que significa otro año más de la lucha de las mujeres por sus derechos, a lo que señaló que “no bastaba con hacer leyes, sino que éstas deben aplicarse”.
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─¿Qué contexto le da a este comentario?
─Nosotras las mujeres hemos, durante muchas generaciones, aspirado a vivir en un mundo igualitario; la igualdad significa tener las mismas oportunidades y ser tratada igual que los hombres. Esta desigualdad fue tan natural que incluso lo concebimos como derechos de manera natural, la legislación que hemos construido durante varios años ha encaminado a buscar este reconocimiento de la igualdad que establece nuestra Constitución.
Sin embargo, ha sido muy difícil que sea plena porque dice una frase que los abogados repetimos constantemente, en un Estado de derecho no todo cambia porque cambia el Derecho, el Derecho es el marco legal; pero las políticas y las autoridades que gobiernan con enfoque de género, agentes del Ministerio Público, jueces, ministros, magistrados, maestros, directores, toda la cultura patriarcal, rodeando durante tantos años el esquema de vida de las mujeres, pues es muy difícil cambiarlo con leyes.
El proceso más difícil que vamos a enfrentar las mujeres es el cambio cultural, y este sólo va a ser posible si en las leyes se empatan con programas, presupuestos y autoridades dispuestos a ejecutar las leyes y los presupuestos.
─En el tema de la educación de la igualdad desde la niñez, ¿qué tanto se ha avanzado en este tema y hasta dónde llega la semilla para que las mujeres desde niñas sean respetadas?
─La educación es fundamental para romper este esquema de dominación cultural que ha habido sobre las mujeres, pero no solamente es tener libros de texto gratuitos o libros de texto para las escuelas, que se hable mucho de los derechos de todas y todos como iguales.
No se trata solamente de tener campañas publicitarias en las que se nos hable de que las mujeres y los hombres somos iguales y que tenemos iguales oportunidades, si no se vive el ejemplo.
La transformación cultural tiene que ver con todo esto, que tengamos un modelo educativo de equidad y de respeto a las mujeres desde niños, pero también tiene que ver con el ejemplo que las mujeres damos en casa; entonces, el cambio cultural al que yo me refiero es que los niños aprenden lo que ven, no lo que escuchan, y lo que ven tiene que ser una mujer respetada y tiene que ver a un hombre que respeta a las mujeres.
Entonces, empecemos desde los programas educativos, nuestro modelo de gobernanza en escuelas, pero, sobre todo, con el ejemplo que damos todos los días. Ese es el que más educa y el que forma para siempre la educación.
─Desde el Legislativo, ¿cuál ha sido su experiencia en la lucha por los derechos de las mujeres? ¿Qué rubros son los que en este momento hace falta que la mujer tiene que superar en cuestión de lucha en igualdad, los elementos que se requiere para tener la libertad que necesitan?
─Hemos aprobado leyes como nunca en materia de violencia contra las mujeres en materia civil, en materia penal; hemos creado nuevas figuras penales, como la penalización como un máximo castigo; hemos avanzado en leyes electorales donde la paridad es obligatoria.
Hemos avanzado en reformas constitucionales para garantizar que hombres que han violentado a una mujer no puedan aspirar a cargos públicos, y hemos avanzado al concretar que tengamos hoy la posibilidad de un padrón de deudores alimentarios para que nunca un niño, una niña, padezca el mínimo vital para su vida.
Sin embargo, todavía falta que todo esto que nosotros hemos construido a nivel federal baje a las leyes de los estados, permee en las políticas públicas de los municipios, y entonces pueda decirse que tenemos una legislación que garantiza los derechos de las mujeres en todos los espacios, y en los lugares más apartados, como las comunidades campesinas, las comunidades indígenas, las zonas conurbadas.