Por el Dr. Francisco J. Maldonado-Diaz-Conviva Senior Primary Care
En el marco del Mes de la Concientización sobre el Alzheimer y la Salud Cerebral, el doctor Francisco J. Maldonado-Díaz, médico de atención primaria en Conviva Senior Primary Care en Pembroke Pines, Florida, destaca la importancia de detectar de forma temprana el deterioro cognitivo en los adultos mayores.
“La demencia, incluyendo el Alzheimer, es más que una condición neurológica: afecta todas las áreas de la vida de una persona y representa desafíos complejos también para sus familias”, advierte el doctor Maldonado-Díaz.
En su enfoque clínico, aplica los cinco principios del cuidado geriátrico: mente, movilidad, medicamentos, condiciones médicas y prioridades del paciente, con énfasis en las dos primeras para preservar la independencia funcional por más tiempo.
Convertir la conciencia en acción: el cuidado del Alzheimer comienza con una conversación
Cada paciente mayor de 65 años que acude a la clínica recibe evaluaciones como el Mini-Cog y, si es necesario, pruebas más profundas como la del Estado Mental de la Universidad de St. Louis (SLUMS).
Sin embargo, el especialista subraya que una evaluación efectiva va más allá de los resultados: incluye escuchar a la familia, observar la conducta y revisar el historial médico. “Una prueba no cuenta toda la historia”, aclara, recordando el caso reciente de un paciente inicialmente evaluado por pérdida de memoria, pero finalmente diagnosticado con Parkinson gracias a la atención personalizada.
Aunque el Alzheimer representa entre el 60% y el 75% de los casos de demencia, existen otras variantes, como la demencia vascular, con cuerpos de Lewy o la asociada al Parkinson, cada una con síntomas y progresiones distintas.
Por ello, el enfoque en Conviva es minucioso e individualizado, incluyendo tratamientos farmacológicos y no farmacológicos como musicoterapia, ejercicio físico e interacción social, promovidos en sus centros de bienestar para adultos mayores.
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El doctor Maldonado-Díaz también hace hincapié en los factores de riesgo modificables, como la hipertensión, la inactividad física o el aislamiento social. Fomentar un estilo de vida saludable, con alimentación tipo mediterránea, rutinas activas y entornos socialmente estimulantes, puede contribuir significativamente a preservar la función cerebral y mejorar la calidad de vida en la vejez.
“No esperes”, aconseja finalmente. “Si algo no se siente bien —olvidos, confusión, cambios en la rutina— no lo atribuyas solo a la edad. Habla con tu médico o anima a tus seres queridos a evaluarse. Cuanto antes lo sepamos, más podemos hacer. Cuando se trata de la salud del cerebro, el conocimiento realmente es poder”.