Durante siglos, el papel de las mujeres en el Vaticano está marcado por una clara división de género dentro de la estructura de la Iglesia católica.
Aunque su participación históricamente está centrada en labores de servicio, el papel de las mujeres —ya sean monjas o laicas— va ganando mayor reconocimiento y responsabilidad en años recientes, incluso en esferas antes reservadas exclusivamente a los hombres.
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Un rol tradicionalmente limitado
Las mujeres en el Vaticano está tradicionalmente ligadas al ámbito del cuidado, la educación y el servicio administrativo o litúrgico.
Las religiosas, es decir, monjas de distintas órdenes, tienen un papel crucial en tareas como la atención a enfermos.
Así como en la administración de archivos, la confección de ornamentos litúrgicos y el apoyo en residencias clericales.
Por otra parte, las mujeres laicas —es decir, aquellas que no pertenecen a una orden religiosa— durante mucho tiempo no tuvieron una presencia visible o relevante dentro de la estructura de gobierno del Vaticano.
Su participación se restringía a trabajos administrativos menores o al apoyo indirecto de las funciones eclesiásticas.
Primeras aperturas: desde cuándo participan las mujeres en el Vaticano
El verdadero cambio comienza a observarse a partir del Concilio Vaticano II (1962–1965), cuando la Iglesia empieza a replantear el papel del laicado y la colaboración de mujeres en diversas funciones pastorales y administrativas.
Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XX y, con más fuerza, en el siglo XXI, que se permitió el acceso de mujeres laicas y religiosas a cargos con mayor influencia en la Curia Romana.
En 2020, por ejemplo, el Papa Francisco nombró por primera vez a una mujer como subsecretaria del Sínodo de los Obispos, la hermana Nathalie Becquart, con derecho a voto, un hecho sin precedentes.
En 2021, también se nombró a mujeres en altos cargos del Consejo de Economía del Vaticano, rompiendo una tradición de siglos donde solo los varones —habitualmente cardenales— ocupaban estos puestos.
Actualmente, hay más de mil mujeres que trabajan en diversos organismos del Vaticano, incluyendo dicasterios (ministerios), comisiones pontificias, museos y medios de comunicación oficiales como Vatican News.
¿Qué papel tienen las mujeres en un Cónclave?
Durante un cónclave, el proceso en el cual los cardenales se reúnen en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa, el papel de las mujeres está severamente restringido debido a las normas establecidas por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis (1996), que regula dicho proceso.
Según estas normas, sólo los cardenales menores de 80 años pueden votar y participar activamente en el cónclave.
Tradicionalmente, la Iglesia Católica sólo ordena a hombres como sacerdotes, y que los cardenales deben ser ordenados, no hay mujeres entre los votantes.
Sin embargo, eso no significa que las mujeres estén completamente ausentes.
Algunas religiosas y laicas colaboran en tareas logísticas esenciales, como el cuidado de la Casa Santa Marta (donde se hospedan los cardenales durante el cónclave), la atención médica y alimentaria.
Además de la preparación de espacios, así como en labores de seguridad y asistencia técnica.
También existen mujeres que forman parte del personal de prensa, protocolo o traducción del Vaticano, lo cual resulta clave en estos eventos.
Mirando hacia el futuro
Aunque el acceso de las mujeres al gobierno eclesial del Vaticano es limitado y gradual, las reformas impulsadas por el Papa Francisco en su constitución apostólica Praedicate Evangelium (2022) abrieron la posibilidad de que cualquier bautizado —incluidas mujeres— pueda dirigir un dicasterio, algo que ya está confirmado en ciertos casos.
Este gesto simbólico y estructural representa un avance en la inclusión de las mujeres en funciones de toma de decisiones en el Vaticano.
A pesar de que las mujeres no pueden ser ordenadas sacerdotisas ni participar con derecho a voto en un cónclave, su influencia en la vida cotidiana del Vaticano y en los organismos de gobierno sigue en aumento.
El desafío ahora está en traducir estas aperturas en una participación más equitativa y en el reconocimiento pleno de su rol dentro de la Iglesia católica.
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El inicio de un cambio real: mujeres con cargos en el Vaticano
Algunas mujeres que realizan algún trabajo en El Vaticano son:
- Raffaella Petrini: Es religiosa franciscana y actualmente es la presidenta de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el organismo que administra el pequeño Estado. Su nombramiento en 2025 marcó un antes y un después: es la mujer con más poder administrativo en la historia vaticana.
- Simona Brambilla: Desde 2025, es la prefecta del Dicasterio para la Vida Consagrada, lo que la convierte en la primera mujer en dirigir uno de los organismos más importantes de la Iglesia, que supervisa a miles de congregaciones religiosas en el mundo.
- Barbara Jatta: Directora de los Museos Vaticanos desde 2016, es la primera mujer en ocupar este puesto. Lidera una de las instituciones culturales más visitadas del mundo y con mayor peso económico para el Vaticano.
- Nathalie Becquart: Religiosa francesa nombrada en 2021 como subsecretaria del Sínodo de los Obispos. Fue la primera mujer con derecho a voto en este organismo consultivo, clave en la toma de decisiones eclesiales.
- Francesca Di Giovanni: Ocupó un puesto en la Secretaría de Estado del Vaticano, responsable de las relaciones internacionales, siendo la primera mujer en alcanzar esa responsabilidad diplomática.
- Emilce Cuda: Teóloga argentina, actualmente es secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, otra novedad en la historia de la Iglesia.
Estas designaciones son interpretadas como señales de que el Vaticano, aunque poco a poco, se reconoce el liderazgo femenino más allá de los cuidados o la asistencia.