Como parte de la conmemoración del Día de la Candelaria, serán consumidos este 2 de febrero en los hogares mexicanos, centros de trabajo y espacios públicos cerca de 30 millones de tamales en todo el país, 15% más que en 2024, estimó la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
El organismo que abarca al pequeño comercio del país reportó que el gasto promedio de una “tamaliza” para 10 personas el Día de la Candelaria será de mil 99 pesos, un alza de 15% con respecto al año pasado, precio que incluye las bebidas tradicionales como el atole, chocolate y bebidas embotelladas.
El costo está calculado en 20 tamales grandes ($24.00 c/u) o 40 tamales promedio ($180.00 por docena), tres litros de champurrado o atole ($95.00 por litro) y dos refrescos tamaño familiar de tres litros ($47.00 por litro).
Creciente demanda de insumos
La tradición de comer tamales el Día de la Candelaria, arraigada en los hogares mexicanos, implicará un explosivo aumento de las ventas de entre 300 % y 400 % en establecimientos y en los negocios familiares, por lo que se aprecia una creciente demanda de los insumos conforme a las características de los tamales en cada estado de la República.
Con esta festividad se cierra el Maratón Guadalupe-Reyes-Candelaria 2024-2025, temporada de fiestas que inició el 12 de diciembre con la celebración de la Virgen de Guadalupe, las posadas, la Navidad, Año Nuevo y los Reyes Magos, en la cual, según expertos en nutrición, cada consumidor aumentó entre tres y cinco kilos de peso.
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Los reyes de las fiestas familiares
Conforme al tratado de costumbres comunitarias y gastronomía del país, “Tradiciones Mexicanas”, su autor, Sebastián Verti, calificó a esos envoltorios como “los reyes de la antojería y de las fiestas familiares de México”, ya que no hay manjar más recurrente en las mesas que los tamales, tan antiguos como el país mismo.
Desde la época prehispánica, en la cocina imperial azteca y en la mesa de Moctezuma, el tamal ha formado parte importante de la comida mexicana. En su descripción más elemental, se trata de una mezcla de masa batida con grasa, rellena y condimentada a la usanza de cada lugar, envuelta en hojas de maíz o de plátano y cocida al vapor.
Carlos Lumhotz, en su libro “México Desconocido”, menciona que los tamales fueron parte de los rituales en honor a los dioses entre los huicholes de Jalisco, tarascos de Michoacán, tarahumaras de Chihuahua y tepehuanes de Durango
Más de 500 tipos de tamales
Aunque se habla de una variedad de más de 500 tipos de tamales, lo cierto es que es difícil determinar una clasificación precisa en México, ya que además de los tradicionales existentes en cada región, constantemente está en evolución e innovación con nuevos ingredientes y sabores.
El citado Sebastian Verti, quien fue presidente del Patronato Pro Fortalecimiento de las Tradiciones Mexicanas, mencionó en su libro como los estados con mayor variedad y riqueza de tamales a Chiapas, Ciudad de México, Michoacán, Oaxaca, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Yucatán aporta el PIB y “vaporcitos” al extenso menú de tamales
En Yucatán existen al menos 17 variedades de ese alimento, lo que refleja la riqueza y vigencia de la cultura ancestral maya y su herencia patente en las comunidades rurales.

Del esplendor de la cultura maya los yucatecos heredaron el conocido pibipollo, un tamal enorme que se rellena de pollo, puerco, ajo, orégano, clavo de olor, pimienta gorda, comino, chile seco rojo, achiote en polvo, naranja agria o vinagre, sal, manteca, masa de harina, jitomate y epazote, envuelto en hojas de plátano y cocinado en horno.
Además del tamal tradicional, los “vaporcitos”, están los “suaves de boda” o “colados”, chaya, Dzoto Bichay, de merienda o espelón, venado (chacha-huajes), yuyos (hongos), nacapitu (se hornean sin envoltura), canane, pictes (con elotes tiernos) y de yerba santa (con camarones).
También los hay de hoja de milpa acompañados de jocotes (ciruelos tiernos), cuchunuc (florecita silvestre), de elote nuevo y “torteados”, entre muchas otras variedades escondidas en comunidades de la costa, sur y oriente del estado, donde se encuentra la mayor parte de las poblaciones ancestrales.