Como si fuera una estrella de Hollywood, una escultura de Mafalda, creación del dibujante Quino, posó en algunos de los lugares más icónicos de la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) , entre ellos el cuarto de los intérpretes en español, para llevar su mensaje de paz, justicia, educación, libertad y sensatez a “un mundo bastante insensato”.
Mafalda, la eterna niña de 6 años, cuya ingenuidad de doble filo desarmaba toda injusticia y norma social establecida, cumplió el sueño que una vez expresó en una de sus viñetas: “aprender idiomas para ser intérprete de la ONU” y “contribuir a que los pueblos se entiendan”, en su aniversario número 60.
De la mano del gobierno de Buenos Aires, su ciudad natal, una estatuilla de Mafalda, esculpida por el artista Pablo Irrgang, llegó la víspera a la sede de la ONU en Nueva York, y se introdujo en el cuarto de los intérpretes de la mismísima sala donde sesiona el Consejo Económico y Social.
Mafalda siempre ha velado por la paz
“No es casual que quisiera ser intérprete en la ONU, porque los valores que Mafalda promulgó siempre fueron los valores de la paz sobre la guerra, la justicia, la educación y sobre todo la libertad”, declaró la ministra de Cultura de Buenos Aires, Gabriela Ricardes, a Noticias ONU.
Mafalda hizo su primer posado en la icónica escultura de la “No violencia”, la pistola con el cañón anudado obra del artista sueco Carl Fredrik Reuterswärd, donde fue reconocida de inmediato por un grupo de jóvenes japonesas de visita en la ONU.
“Mafalda es una niña con una mirada única, perspicaz, crítica e interesada en los problemas mundiales. Una niña de San Telmo, un barrio de Buenos Aires, pero preocupada por la paz mundial y por lo que le pasaba al planeta”, añade Ricardes.
Símbolo de conciencia social.
Mafalda representa una crítica social y política ingeniosa y perspicaz a través de la mirada de una niña curiosa e idealista. Con su aguda inteligencia, cuestiona las injusticias, la desigualdad, y la hipocresía en el mundo, mientras expresa preocupaciones sobre la paz, los derechos humanos y el futuro de la humanidad.
Es, sin duda, un símbolo de conciencia social y del deseo de transformar el mundo, mezclando humor con reflexiones profundas.
Popular en toda América Latina y España, Mafalda traspasó las fronteras del idioma español y se llegó a hacer popular en lugares tan lejanos como China y Japón.
Su ingenuidad como una poderosa arma dialéctica.
Una de sus características es el uso de la ingenuidad como una poderosa arma dialéctica. Su carácter de niña le permitió formular preguntas aparentemente simples pero cargadas de profundidad y crítica, desarmando a los adultos que la rodeaban y exponiendo sus contradicciones o su falta de respuestas ante problemas complejos.
“Era un sueño de ella contribuir a la paz mundial, quizá un poco inocentemente pensado que siendo traductora de la ONU podía ordenar un poco las ideas de los distintos líderes y armonizarlas para que hubiera menos conflictos y menos guerras”, consideró Guillermo Lavado, sobrino de Quino.
Tanto Ricardes, como Lavado y el escultor Pablo Irrgang, quien también acompañó a la escultura en todo su recorrido por los pasillos de la ONU, destacaron que Mafalda sigue siendo actual y no ha perdido vigencia a pesar de haberse cumplido 60 años de la primera tira cómica en la que apareció.
Sus valores siempre serán transcendentes
“Mafalda encarna un montón de valores que en este momento en este mundo son supernecesarios: los valores de la paz, el feminismo, la equidad, la igualdad, la ecología, el cuidado del mundo. Son valores tan transcendentes e importantes que, en este momento, son más importantes que nunca”, dijo por ejemplo Irrgang.
Lamentablemente, comentó Lavado, sigue siendo vigente porque los conflictos han cambiado un poco geográficamente, aunque digamos que “el Medio Oriente sigue igual desde hace tantos años y desde que (Mafalda) nació, pero siempre tenemos los mismos intereses que producen las mismas guerras”.