Desde 2017, México registra un incremento de desórdenes alimentarios en hombres, es decir, trastornos de la conducta alimentaria (TCA), señaló la UNAM. Según datos del INEGI, las tasas de anorexia y bulimia entre varones por cada 100 mil habitantes aumentaron de 1.40 en 2017 a 1.70 en 2019, último año con cifras oficiales.
El académico de Nutriología de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM, José Eduardo Otáñez Ludick, destacó que algunos estados, como Chihuahua y Guanajuato, reportaron tasas significativamente superiores a la media nacional en 2019, con 5.73 y 4.45 casos por cada 100 mil habitantes, respectivamente. En contraste, Querétaro y Durango registraron las cifras más bajas: 0.18 y 0.44 por cada 100 mil habitantes.
El estigma detrás de los desórdenes alimentarios
Con motivo del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, celebrado el 30 de noviembre, Otáñez Ludick subrayó que uno de los mayores desafíos para abordar los TCA es el estigma asociado a ellos, particularmente cuando se relacionan con la salud mental.
«Tememos que nos digan que estamos sufriendo una enfermedad como esta, y más aún si es algo relacionado con la salud mental», comentó.
Aunque los TCA pueden presentarse a cualquier edad, son más comunes en adolescentes debido a factores psicológicos, sociales y culturales que influyen en esta etapa de la vida. Se estima que una cuarta parte de los adolescentes podría estar en riesgo de padecer algún TCA.
Conductas alimentarias de riesgo (CAR)
El especialista también destacó las conductas alimentarias de riesgo (CAR), las cuales, aunque no siempre derivan en un TCA, pueden ser señales de alerta. Estas incluyen:
- Restricciones alimentarias extremas: evitar ciertos alimentos por completo.
- Consumo excesivo de alimentos ultraprocesados.
- Ayuno prolongado: por ejemplo, para compensar una posible ingesta calórica elevada en un evento.
- Conteo obsesivo de calorías: asociado en ocasiones con ejercicio físico excesivo.
Estas conductas pueden llevar a complicaciones físicas y emocionales, afectando la calidad de vida de quienes las practican.
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Desafíos culturales y el ideal de la delgadez
El experto enfatizó que es crucial romper con los estigmas y los estándares culturales que asocian la delgadez con la salud.
«Los extremos nunca serán saludables. La mejor forma de ayudar es conocer y hablar abiertamente sobre estos padecimientos, dejando de lado los prejuicios».
Otáñez Ludick concluyó que fomentar el diálogo y la comprensión puede contribuir a prevenir y detectar oportunamente los TCA, ofreciendo apoyo integral a las personas afectadas.