Durante la inauguración del último periodo de sesiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) antes de su renovación por medio de la elección judicial que habrá en junio, el ministro José Luis González Alcántara lamentó que la estructura de la Constitución fuera dinamitada.
Durante esta sesión encabezada por la ministra presidenta Norma Piña, González Alcántara dio el Informe de la Comisión de Receso sobre sus labores durante el periodo 2024, en el cual mencionó la avalancha de reformas constitucionales aprobadas en el Congreso de la Unión, específicamente por las bancadas de Morena y sus partidos aliados, en el periodo ordinario de sesiones en 2024 que se llevó a cabo de septiembre a diciembre.
González Alcántara Carrancá, quien estuvo con la ministra Ana Margarita Ríos Farjat en la Comisión de Receso, refirió que la Constitución de 1917 “fue capaz de soportar golpes, pesos y presiones imposibles de imaginar o de predecir”.
Constitución, a prueba de homicidios, guerra o disimulo
“Toleró el establecimiento de una estructura de poder paralelo, en los años 20 y 30; el asesinato de un presidente electo en 1928 y del candidato puntero en 1994. Nuestra Constitución fue capaz de preservar nuestra vida Institucional y soberanía durante la Segunda Guerra Mundial y las décadas de conflicto internacional que le siguieron”, externó.
La Carta Magna también sobrevivió décadas de gobierno autoritario, en donde los pesos y contrapesos establecidos en el papel se desvanecían en la vida real. “Aguantó insurrecciones, aguantó conspiraciones y hasta una guerra civil (la Guerra Cristera) en los años 20”, expresó.
Durante la Sesión, el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá dio cuenta del Informe de la Comisión de Receso, correspondiente al Segundo Periodo de Sesiones de 2024👉https://t.co/Y2ATKhACTa pic.twitter.com/GRANJf9AZ5
— Suprema Corte (@SCJN) January 6, 2025
La Constitución sobrevivió, además, por la voluntad de encararla de frente, de respetar las peculiaridades que su propia estructura dictaba… pero esa voluntad parece haber flaqueado.
«Destruir el legado de más de un siglo es fácil, resulta sorprendente que no hubiera ocurrido antes. Ante la incapacidad de abordarla de frente, de jugarla con las reglas establecidas, solo resulta necesario ejercer un poco de presión en la parte más frágil para dinamitar toda la estructura, y en este punto no hay marcha atrás”, declaró.
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El ministro recordó que cuando se integró a la Suprema Corte, el 2 de enero de 2019, planteó que eran tiempos de cambio y transformación en lo que era un mandato ciudadano que reclamaba y exigía justicia cercana, integral y transparente, en la que prevaleciera el respeto irrestricto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas.

Era un momento político que exigía mesura, diálogo y prudencia para lograr cambios deseados; era un momento que obligaba a hacer un análisis introspectivo, con la mayor profundidad posible, para entender lo bien hecho y mejorarlo, así como para modificar lo mal hecho.
“Mantengo esas palabras y puedo decir, con la mayor sinceridad, que asumí durante estos seis años esa posición de constante autocrítica y de profunda responsabilidad, por la labor que me fue encomendada”, afirmó González Alcántara.