La microbiota o flora intestinal es fundamental para la salud, sin embargo, los hábitos de consumo de alimentos y diversos productos, así como de medicamentos, ha originado que gran parte de la población de México dañe su equilibrio y ello sea causa de la generación o agravamiento de diversas enfermedades crónicas. Desde 2019 hay más conciencia de ello.

Entre las enfermedades que produce su desequilibrio destacan la obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad inflamatoria del intestino, síndrome metabólico, depresión y ansiedad, señalan especialistas.
Agregan que entre los factores que dañan y destruyen la flora intestinal se encuentran la carga microbiana del ambiente, hábitos y tipos de alimentos, estrés, consumo de agua clorada.
El consumo de medicamentos y la flora intestinal
Asimismo, el consumo regular de medicamentos como antiinflamatorios, laxantes, antiácidos, la administración de antibiótico impacta en forma considerable el equilibrio de la flora intestinal o microbiota reduciendo drásticamente las poblaciones dominantes y favoreciendo la emergencia de patógenos oportunistas; también afectan la radio y quimioterapia.
El desordenado consumo de grasa puede alterar la composición de la microbiota y producir el desarrollo de un estado proinflamatorio que facilita la aparición de resistencia insulínica. La disbiosis es la alteración de la microbiota, que puede producir numerosas enfermedades.
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¿Qué es la microbiota y como ayuda a la salud?
La microbiota es el conjunto de bacterias que colonizan la piel, el aparato digestivo, incluida la boca y el aparato genital. Colonizan el organismo desde el vientre materno y desde el nacimiento, especialmente si este por vía vaginal. La microbiota del intestino humano es una de las comunidades más densamente pobladas.
Esta incluye especies nativas que colonizan permanentemente el tracto gastrointestinal y una serie variable de microorganismos vivos que se encuentran transitoriamente en el tubo digestivo. Los microorganismos en el cuerpo exceden al número de células corporales del ser humano. En el tracto gastrointestinal habitan más de 400 especies.
Descubrimientos recientes permiten la comprensión de ciertas enfermedades inflamatorias y metabólicas y los científicos estudian la posibilidad de producir cambios definitivos en la microbiota, de tal manera que se logren combatir ciertas enfermedades.
Funciones de la microbiota intestinal
La interacción humano-microbiota intestinal se cataloga en la actualidad como un supra o superorganismo, el cual cumple con funciones biológicas que están revolucionando el enfoque de muchas enfermedades crónicas.
La microbiota desarrolla el sistema inmunitario adaptativo; renueva mecanismos locales y sistémicos de la inmunidad. Defiende como barrera cuando impide la multiplicación de patógenos y enfermedades gastrointestinales. Transforma la fibra dietética en azúcares simples, ácidos grasos de cadena corta y otros nutrientes que pueden ser absorbidos.
Interviene en la producción de vitaminas K, B12, B6, tiamina, ácido fólico, acido nicotínico y regula el metabolismo y recirculación de ácidos biliares. Aumenta la biodisponibilidad de minerales como calcio, hierro, cobre, zinc y modula el crecimiento y diferenciación de células epiteliales, como factor protector contra el cáncer y regula el metabolismo energético del organismo.
Indispensable, equilibrar la flora intestinal
Para ayudar al organismo a tener una mejor salud es indispensable equilibrar la flora intestinal, mediante un estilo de vida saludable: una mejor alimentación, hacer ejercicio y tener hábitos saludables.
Por ello es recomendable beber suficiente agua y consumir fibra, que se puede encontrar en frutas, verduras, frutos secos y granos enteros; también aguacate, pescado y té verde.
Incluir probióticos, que pueden encontrarse en el yogur, en el kéfir, en la cebolla, el ajo, o como suplementos alimenticios, también Omega-3.
También es necesario cambiar el estilo de vida: hacer ejercicio regularmente, pues mejora la circulación y la función intestinal; reducir el estrés, dormir suficiente.
Lo que se debe evitar es: consumir azúcares refinados, alimentos procesados, alcohol y tabaco, en cualquiera de sus presentaciones.