Ciudad de México, 29 abr. (AMEXI).- Este año, el 1º de mayo, es particularmente significativo. El Día del Trabajo se conmemorará a sólo un mes de la jornada electoral de nuestro país, en el que por primera vez, si todo sale acorde al plan presidencial, saldrá ganadora una mujer.
Muchos son los factores que deberían incentivar la participación de los trabajadores en esta marcha histórica que cubre las calles de México y el mundo, y que es la última de este sexenio: primero, es el momento justo para que la clase trabajadora se haga escuchar, que se reinvindiquen las demandas de las y los trabajadores, pero sobre todo se puntualice la fuerza y el poder de quienes mueven a este país.
Este momento es crucial. ¿Por qué? Simplemente porque durante todo el gobierno del presidente Andrés Manuel Lopez Obrador una de las grandes deudas fue escuchar y tomar en cuenta a las y los trabajadores, tanto para solucionar los diferentes conflictos y demandas que surgieron, como para hacer cambios en su beneficio, como sucedió con la recién aprobada reforma al sistema de pensiones, para la que nunca se consultó a las representaciones laborales.
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Segundo, hasta ahora ninguno de los aspirantes a la presidencia de la República incluyó en sus planteamientos alguna propuesta concreta para el sector laboral, lo que nos permite anticipar que podríamos tener otro sexenio en donde las y los trabajadores sean nuevamente ignorados en la gran transformación del país.
Si bien es cierto que en este gobierno hubo cambios relevantes en materia laboral, esos mismos han sido al margen de la clase trabajadora y pocos son los que ven reflejados esos avances.
Avances que siguen sin reflejarse
Un ejemplo concreto es el incremento del salario mínimo, que en lo que va del sexenio tuvo un alza de 110 por ciento y, en teoría, ningún trabajador puede ganar menos de 7,468.00 pesos.
Sin embargo, ese incremento no se da la misma manera para los salarios contractuales que siguen topados, sobre todo para los trabajadores del gobierno, en donde el incremento en el mejor de los casos fue de 4.5 por ciento en un año, pero en otros, fue nulo. Ello afecta a maestros, investigadores, médicos, entre otros. Lo más lamentable es que en muchas instituciones ya no se dan plazas permanentes y los trabajadores laboran por horas a la semana o son subcontratados.
Tercero, tiene que ver con los derechos laborales de la mujer. La lucha por la equidad de género es lo que permite que hoy por primera vez en la historia del país podamos tener dos candidatas a la presidencia de la República y que, si no pasa nada extraordinario, este año tengamos a la primera Presidenta de México.
Eso debería generar un mayor compromiso de las aspirantes para los derechos laborales de las mujeres que aún muestran diferencias significativas respecto a los hombres, por ejemplo en materia de salario o que siguen enfrentando temas de acoso laboral, entre muchos más.
Marcha de trabajadores con sentido social
Por último, y no menos importante es que ese desdén que el gobierno actual mostró en los últimos años para los trabajadores del campo y la ciudad también se reflejó en el incumplimiento de compromisos hacia temas de injusticia social que duelen a los mexicanos como el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotizinapa, que el sector obrero abrazó desde hace casi 10 años, y que ahora este 1º de Mayo toma de bandera ante la falta de respuestas concretas y de castigo a los responsables.
Por eso es importante que este Día del Trabajo no sólo recordemos a todos aquellos que pelearon y cayeron en la lucha por los derechos de las y los trabajadores en el mundo, como los Mártires de Chicago, sino que también que alcemos la voz por nuestras demandas presentes y de las generaciones futuras.
Y que no se olvide que el 1º de mayo “no es un día de fiesta, es de lucha y de protesta”.