¿Quién dijo que los buenos libros han muerto?
La muerte, esa sutil visitadora de “todes” tan temida, ha sido objeto de concienzudos volúmenes; pero hacía falta alguno exclusivamente sobre el Día de Muertos y por fin, Déborah Holtz y Juan Carlos Mena publican el enciclopédico y lujoso 02. 11. Día de Muertos. Una celebración de la vida y la muerte (Trilce Ediciones, 331 páginas) con multitud de fotos, grabados, textos y dibujos sorprendentes para quien ame las lecturas imprescindibles.
Más de seis años tardó Trilce en compilar los contenidos de expertos y escoger de entre 25 mil imágenes para diseñar una obra muy visual cuyo capítulo primero es “La muerte en México. La religiosidad de una cultura”.
La imponente foto tomada por Juan Vázquez del Colectivo Última Hora en la ofrenda del Día de Muertos del Zócalo, Ciudad de México en 2010, capta a un descarnado Ometeotl, padre y madre de los dioses mexica.
¿Sabía usted que junto con el señor del inframundo Mictlantecuhtli e Ixpuztequi, quien se aparece a los viajeros cuando anochece, danzan la diosa Nexoxoche (“la que regurgita sangre”), la terrorífica Miccapetlacalli (esposa de Nextepehua) y la señora Chalmecacíhuatl, patrona de la gente de Chalma y mujer de Tzontemoc, quien con el can Xóloitzcuintle nos lleva muertos al más allá?
“La huesuda pasea por Europa. La veneración a los muertos y sus recuerdos fue una práctica ancestral en el viejo continente”, dice el segundo de los diez capítulos. A quien haya ido al Museo de Arte de Basilea, Suiza, le resultará familiar el cuadro de un hombre cadavérico que casi devora la cara en éxtasis de una mujer desnuda, pues en países anglosajones la muerte se personifica masculina. Se trata de “El Muerte y la Dama”, pintura del siglo XVI por el alemán Hans Baldung. Leemos en 02.11. Día de Muertos:
“Al irse independizando los artistas del control de la Iglesia, un nuevo tema cortesano acerca de ‘la muerte y la dama’ se fue desarrollando, siendo introducido un componente erótico en torno al motivo clásico de Eros y Tánatos, amor y muerte. Como se observa en los cuadros de Niklaus Manuel (1517) y Hans Baldung (1520), la muerte es una figura de un hombre esquelético que [por detrás] acosa, abraza y besa a una joven.”
Grabados de Posadas, murales de Cueva
Encarte especial mereció el capítulo que reza “Los santos llegan en barco. El catolicismo entró con los conquistadores y se integró a las religiones indígenas, brotando un nuevo culto”.
Hay grabados de Manuel Manilla, José Guadalupe Posada y Leopoldo Méndez; de seguro usted ya sabe que La Catrina de Diego Rivera se inspiró en La garbancera de Posada…
En el quinto capítulo “Los difuntos llegan a casa” impacta la foto del mural en el Museo Regional de Chilpancingo de Roberto Cueva del Río, La revolución en Guerrero y Guerrero al triunfo de la revolución (1955): una calaca pistolera, sombreruda y tañedora de guitarra, con su colega Catrina cantan a dúo el “Corrido de la muerte del general Emiliano Zapata”.
Aquí 02.11. Día de los Muertos agarra sabrosura, cual brindis por los que se fueron del influencer Charro González, con su chela Victoria y un jarrito de Mezcal Oro de Oaxaca, más un suculento plato de Mole Doña María al compás del Sonido Apocalitzin (aliados en este convivio de Trilce Ediciones).
Cempasúchitl endulzadas con calaveritas
Surgen así los “Elementos de la ofrenda”, proporcionando más huesitos degustables para nuestra columna, a través de los apartados “Pétalos que guían el camino”, “El azúcar se sube a la cabeza”, “Papeles al viento”, “Cartones que dan vida”, “Difuntos de hojalata”, “La luz al final del túnel”, “Nutrir los espíritus”, “Humo que nubla la vista”, “Las penas con pan son buenas”, como:
- Al sur de la Ciudad de México yace el cementerio de Ameyalco “El Jardín para un Amigo”, donde mascotas como perros, gatos, conejos e incluso algún león, duermen el sueño de los justos.
- El botánico sueco Carolus Linnaeus describió la flor de cempasúchil en su Species Planctarum(1753) bajo el nombre científico de Tagetes erecta. En el continente americano existen 55 especies de la misma, 30 de ellas de origen mexicano. No obstante, China importa 70 % al mercado global e India el 20 %, pues allá el cempasúchil luce en celebraciones y se utiliza para colorantes e insecticidas.
- La leyenda de amor que dio fragancia al cempasúchil.- Los amantes Huitzilin y Xóchitl relatan esta historia mítica a través de la foto “Camino de cempasúchil” que capturó Francisco Palma Lagunas por los montes de San Isidro Buen Suceso, Tlaxcala (págs. 108 y 109).
- ¿Conoce el proceso para elaborar y ornamentar las calaveritas de azúcar? Sigamos, pues, los pasos de don Arturo Mondragón con fotografías de Jesús López (págs. 116 y 117).
- El papel amate se desplegaba por los pueblos nahuas en ceremonias, siendo sustituido en el siglo XVI por el “papel picado” o Papel de China –que vino de la Nao de… China (!)– y se arraigó en altares y Escaleras al Cielode Puebla y Tlaxcala. El blanco representa la pureza de los niños fallecidos, el amarillo a los adultos, el rojo a las madres que dieron luz durante el parto, el verde a quienes murieron adolescentes, el color azulado a los ahogados.
- La cartonería igual se inventó en China, pero se hizo popular en Francia como papel maché. El Museo Nacional e Internacional de la Cartonería se fundó en San Miguel Xico IV, Valle de Chalco, arte que pronto llegó a Iztapalapa y Tláhuac vía Cartonería Jaén. La portada de la edición en español de 02.11. Día de los Muertos es una icónica imagen de las calles resquebrajadas de Chalco, desde donde emerge una calavera de cartón (foto de Déborah Holtz, pág. 136).
- En 1936, Pedro Linares creó los “alebrijes” tras una recaída donde sufrió alucinaciones y creyó ver a su espíritu protector o nagual transformándose en un animal híbrido…
- Los altares de Día de Muertos son producto del sincretismo religioso y comparten elementos con el Tlamanalli (del náhuatl tlamana, “ofrendar”), típico de ciertas comunidades indígenas de México.
- Las urnas funerarias de forma humana y de animales se forjaron con manos alfareras de las culturas Maya y Zapoteca.
- Delicias y recetas para celebrar el Día de Muertos: mole de cempasúchil, zacahuil de la Huasteca, el yucateco pib, atole, aguas frescas, chocolate caliente, café de olla, pozole, arroz rojo con zanahorias, charamuscas, frutas de la estación, capirotadas…
Nacidos para morir
Justo al concluir el capítulo antecesor a “¡Vámonos de fiesta!”, nos regocija el mapa “Nacidos para morir” de la República Mexicana y Guatemala, dibujando además regiones como California, Illinois, Texas y Nueva York, donde conmemoran el Día de Muertos.
Una geografía amable y colorida trazada por una joven artista de la familia de Juan Carlos Mena. Asombran los panes de muerto, confituras y tamales con certificados de origen, así como instalaciones de Betsabé Romero. O el grabado “La Noche Infinita” de Artemio Rodríguez, comilona pantagruélica de puras calaveras.
Sensacional el capítulo séptimo dedicado a 15 Estados de México y harto elogioso por su vasta riqueza artística, pletórica de la increíble variedad de rituales que se llevan a cabo en las celebraciones del 1 y 2 de noviembre (a veces desde octubre y hasta diciembre) en Chihuahua, Sonora, Durango, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Ciudad de México, San Luis Potosí, Estado de México y Campeche. Leamos dos huesitos:
- Valle de Allende, Chihuahua.- LOS SEREMOS se celebra en la noche del 1 de noviembre, el Día de los Angelitos. En esta tradición de origen católico, un grupo de chamacos y adolescentes salen a la calle en grupo y de entre todos eligen a alguien que habrá de acostarse en los umbrales de las casas cubierto por una sábana blanca y con una vela en las manos.
- Pomuch, Campeche.- LIMPIA DE HUESOS. Siguiendo una tradición ancestral Maya, las familias en Pomuch exhuman a sus muertos tres años después de fallecidos. Con profundo amor y respeto extraen los huesos de la caja y los limpian con paños, cepillos y pinceles… se comienza por el cráneo y termina con los pies, mientras los dolientes les cuentan a sus difuntos qué ha pasado desde que murieron, al tiempo que les “cambian de ropaje”: un nuevo mantel bordado con el nombre del familiar y flores, a la vez que la calavera del muerto asoma por encima. Algunos difuntos tan viejos sólo quedan en huesos; otros mantienen su carne, cabellos y uñas momificadas. La nueva caja se guarda en el cementerio municipal, entre nichos de colores…
Ora sí que las fotos de Juan Carlos Sosa, Sylvia Alonso Espinosa y de Francisco Palma que acompañan sendas descripciones son elocuentes. Los últimos dibujos en tinta son del querido Felipe Ehrenberg, (Tlacopac, D.F., junio de 1943-Ahuatepec, Morelos, mayo de 2017), primer artista vivo a quien este Enano Feroz vio sus dedos tatuados como huesos en la Tijuana de 1990.
Tradiciones, más tradiciones y fiesta
Para las nuevas generaciones van dedicadas las cien páginas finales del libro, que abordan las formas recientes de conmemorar el Día de los Muertos: desfiles con disfraces de calacas y catrinas en ciudades mexicanas o las películas Spectre y Coco, así como las marchas fúnebres de Australia, en fin.
El capítulo octavo es “La tradición se transforma”; el noveno, “Una fiesta sin fronteras”, y el del estribo “Tradiciones que mueren”, por la periodista Elisabeth Malkin de The New York Times.
Estos incluyen más grafitis y cartonerías del Museo Diego Rivera, la semblanza del montón de colaboradores de este volumen, créditos bien ordenados, extensa bibliografía y entrevistas, por ejemplo: a Xoco, director del Faro Azcapotzalco y al grupo Tambuco, et al…
Para lectores de habla inglesa, Trilce Ediciones se alió con Editorial Planeta para distribuir en pasta dura y otra portada el volumen intitulado The Day of the Dead. A Celebration of Death and Life (Rizzoli New York, rizzoliusa.com). Déborah Holtz presentará 02.11. Día de los Muertos el 27 de octubre en Tláhuac, a las 4:30 P.M; la cita es en Francisco Santiago Borraz esquina con Enrique Lombardo, col. Santa Cecilia. Y el 2 de noviembre, en el Panteón de San Fernando, a las 5 de la tarde (www.trilce.com.mx).