La temporada de lírica en la capital colombiana arranca con las obras ‘El barberillo de Lavapies’ de Francisco Asenjo Barbieri y ‘Domitila’ del compositor brasileño João Gilherme Ripper, informó el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo
La temporada arranca este 7 y 8 de febrero en el Teatro Estudio Julio Mario Santo Domingo con ‘Domitila’, una producción de la Fundación Juan March, el Teatro de la Zarzuela de Madrid, INAEM – Ministerio de Cultura de España y el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
En el año 2000, el compositor brasileño João Gilherme Ripper estrenó en su país ‘Domitila’: una ópera de cámara donde una soprano y un violonchelista contaban la historia del rey Pedro I de Brasil, artífice de la independencia de ese país en 1822, y una de sus amantes: la marquesa Domitila de Castro.
Comienza temporada lírica en Bogotá con las obras ‘El barberillo de Lavapies’ y ‘Domitila’
Esta ópera, que se basa en las correspondencias entre estos dos personajes, se convirtió en un ícono de la creación latinoamericana del siglo XXI y ha llegado a presentarse en repetidas ocasiones en Portugal y en Estados Unidos.
Luego sigue con ‘El barberillo de Lavapiés’, una producción del Teatro de la Zarzuela de Madrid con la participación de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el Coro Nacional de Colombia.
La zarzuela ‘El barberillo de Lavapiés’ de Francisco Asenjo Barbieri con libreto de Luis Mariano de Larra es una de las más populares y divertidas de su género.
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Estrenada en 1874, cuenta la historia de amor entre Paloma y Lamparilla, dos personajes que habitan en Madrid durante el siglo XVIII. En ese contexto, diferentes conspiraciones políticas desatan una revolución que estos héroes populares deben resolver.
Esta zarzuela tendrá tres funciones, el viernes 14 a las 8 p.m., el sábado 15 y el domingo 16 de febrero.
Las óperas pueden narrar historias de romance, comedias o historias épicas de caballeros; a veces presentan protagonistas femeninas fuertes e independientes, que se ven envueltas en finales trágicos; otras buscan alimentar perspectivas de una historia nacional o universal.
Este arte, que mezcla la música, el canto y el teatro, surgió en el renacimiento, rápidamente se popularizó gracias a su capacidad para transmitir las emociones —ira, tristeza, amor, rabia, risa, miedo, llanto—, actualmente sigue siendo un vehículo para contar historias que permanecen por generaciones.