La elección por voto popular de jueces y ministros del Poder Judicial, promovida como una medida histórica para democratizar y limpiar el sistema judicial, se ha convertido en una señal de alarma para el futuro democrático de México.
Así lo advierte el exconsejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Luis Carlos Ugalde Ramírez, quien califica el proceso como una simulación revestida de legitimidad popular.
Sin embargo, agrega que la elección estuvo marcada por el desinterés ciudadano, irregularidades graves y una peligrosa deriva hacia un modelo de gobierno sin contrapesos.
“Lo que vimos no fue un ejercicio democrático auténtico, sino una elección improvisada, desaseada y profundamente cuestionable en términos de legitimidad”, afirmó Ugalde en entrevista con la agencia de noticias AMEXI.

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¿Se acerca el fin del INE como lo conocemos?
En el horizonte inmediato, Ugalde ve con preocupación la posibilidad de una reforma electoral impulsada por el gobierno federal, con el objetivo explícito de modificar la estructura y operación del INE.
“Lo que buscan es capturar al Instituto, eliminar su autonomía y convertirlo en un órgano subordinado al poder. Si eso ocurre, desaparecerá la última ventanilla real de competencia política en México”, advirtió.
De concretarse esta reforma, dijo, México dejaría de ser una democracia funcional y caería en lo que la ciencia política denomina una autocracia electoral: un régimen donde las elecciones existen, pero no son libres ni competitivas.
¿Regreso al pasado o algo peor?
En la entrevista con AMEXI, Ugalde descartó que el país esté regresando simplemente al modelo del PRI del siglo XX. Para él, se trata de una mutación hacia algo distinto, más opaco, más concentrado, más peligroso.
“No es una regresión al pasado, es otra cosa. Estamos entrando a una etapa nueva, donde el gobierno actúa sin controles institucionales, sin límites democráticos. Eso es autocracia. Y estamos caminando hacia allá”, sentenció.
Participación mínima: una ciudadanía ausente
Uno de los datos más preocupantes que arrojó la jornada electoral fue la bajísima participación ciudadana: solo alrededor del 10% del padrón electoral acudió a votar.
Esto convierte a esta elección en la de menor participación en la historia electoral del país, muy por debajo de los niveles observados incluso en elecciones intermedias o locales.
“Si esta reforma se promovió con el argumento de que era una demanda popular para purificar al Poder Judicial, ¿cómo explicar que nueve de cada diez personas decidieron no votar?”, cuestionó Ugalde.
El desinterés masivo, señala, no solo revela la falta de legitimidad del nuevo Poder Judicial surgido de las urnas, sino que desmantela el discurso oficial de que esta transformación obedecía a un mandato ciudadano.
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Voto nulo histórico: protesta silenciosa
Ugalde agrega que a este desinterés se suma otro dato alarmante: el récord histórico de votos nulos, que superó el 10% del total de sufragios.
Se trata de un porcentaje inusualmente alto que, según el exconsejero, debe leerse como un voto de protesta contra el mecanismo mismo de elección y sus motivaciones políticas.
“No es un error o un acto de ignorancia del votante, es una forma deliberada de mostrar rechazo. Es una forma de decir: ‘esto no es lo que queremos’”, afirmó.
Elección de “acordeones”: una farsa organizada
Uno de los elementos más polémicos del proceso fue la distribución masiva de “acordeones” —listas de candidatos preseleccionados que los votantes llevaban consigo al emitir su sufragio—, un fenómeno que, según Ugalde, define por completo los resultados de la elección.
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Criticó duramente al INE por su reacción tardía:
“Fue una actitud tibia, lenta e ineficaz. Durante días fue evidente que se estaban repartiendo estos instructivos en todo el país, y el Instituto simplemente no actuó. Se hizo de la vista gorda”, señaló.
Para el exconsejero, el INE debió haber propuesto sanciones ejemplares para los beneficiarios de los acordeones, incluso si no era posible identificar con certeza a quienes los distribuyeron.
“Hoy sabemos que la elección fue decidida por listas predefinidas, no por el voto informado y libre. Y eso pone en entredicho la calidad democrática del proceso”, remarcó.
Reforma judicial sin legitimidad
A juicio de Ugalde, la elección del Poder Judicial no solo carece de respaldo popular, sino que su resultado final representa una imposición desde grupos organizados y no propiamente de los ciudadanos.
“Claramente no fue el pueblo quien eligió a los jueces y magistrados. Fueron los gobernadores, fueron operadores políticos con recursos, fue el gobierno federal. La idea de que este nuevo Poder Judicial representa al pueblo es una mentira”, aseguró.
El politólogo advirtió que este episodio marca un punto de inflexión:
Una transición acelerada hacia un modelo de concentración absoluta del poder, donde desaparecen los contrapesos institucionales que han sostenido a la democracia mexicana desde la transición de los años noventa.
Un llamado a la conciencia pública
Luis Carlos Ugalde, quien encabezó al INE durante años decisivos para la consolidación democrática del país, hizo un llamado final.
“Estamos destruyendo, piedra por piedra, el sistema democrático que tomó más de 30 años construir. Si los ciudadanos no reaccionan, si las instituciones no resisten, lo que viene no es una transformación, es el desmantelamiento total de la República democrática”, finalizó.