Este Día del Padre, más que una celebración, es una oportunidad para reflexionar sobre la diversidad, desafíos e impacto de la paternidad en la sociedad, porque no existe un solo modelo de padre ni una única forma de ser familia, considera la Iglesia Católica del país.
Los rostros de la paternidad
En la editorial del semanario Desde la Fe, subraya que hay padres presentes, amorosos y trabajadores, cuya entrega silenciosa deja una marca imborrable en la vida de sus hijos.
“También están aquellos que partieron demasiado pronto, dejando recuerdos que sobreviven más allá del tiempo. Otros, con valentía y fe, asumieron una paternidad inesperada, enfrentando con dignidad el reto de criar y educar”, destaca.
De acuerdo con el Inegi, 0.5% de los 21.2 millones de hombres que son padres en México lo hacen en solitario, desafiando las expectativas y construyendo una familia contra todo pronóstico.
Sin embargo, la Iglesia Católica dice que la paternidad no siempre es sinónimo de presencia.
Muchas familias llevan la herida del abandono, marcada por un padre ausente, un progenitor distante o una ausencia emocional que deja cicatrices difíciles de sanar. Para muchos, este día no trae alegría, sino preguntas sin respuesta, añoranza o dolor, abunda.
Un mensaje de esperanza
Para quienes enfrentan esta realidad, recuerda que, en la tradición cristiana, Dios se revela como un Padre amoroso que nunca abandona,
“Un buen padre no sólo provee, también guía, consuela y educa con firmeza y ternura. San José representa ese modelo de paternidad justa, protectora y presente, en un momento en el que muchos niños y jóvenes crecen sin rumbo, sin una figura que les ayude a distinguir el bien del mal”, remite.

Un llamado a la oración
La Iglesia Católica recuerda que este día es también una invitación a la oración y que se debe orar por todos los padres: por los que aman, educan y luchan por el bienestar de sus hijos, pero también por los que se han equivocado o alejado, para que encuentren el camino de regreso.
“Pidamos por los hombres que temen asumir la paternidad, para que comprendan que es una vocación noble, una bendición y no una carga.
Oremos por los hijos que llevan heridas en el corazón, para que encuentren consuelo y recuerden que siempre tienen un Padre que no abandona”, apunta.
Este Día del Padre, más allá de los regalos y celebraciones, es un recordatorio de que el mayor legado de un padre no está en los bienes materiales ni en el éxito, sino en la huella que deja en la vida y en el corazón de sus hijos, concluye.
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